Mijael Horin asistirá esta noche (miércoles) a un servicio conmemorativo por el difunto Roy Avraham, cuyo corazón late en su cuerpo desde hace dos años. Horin asiste desde entocnes a cada servicio que se hace en nombre de Roy, un joven de 25 años, de Ramat Gan, que falleció en un accidente con su scooter eléctrico. Pero para el homenaje de hoy, Mijael se presentará con su nuevo apellido: Horin-Avraham.
Hace unas semanas, se puso en contacto con el Ministerio del Interior y solicitó agregar el apellido del donante a su documento de identidad. El empleado de la oficina respondió con emoción a la solicitud y ahora el nuevo apellido ya es oficial.
"Sentí como si escuchara una voz en mi interior"
Roy Avraham se accidentó mientras conducía un scooter eléctrico por las calles de Tel Aviv. Fue trasladado al hospital Ichilov en estado crítico y falleció cinco días más tarde. Sus padres, Dorit y David, inmediatamente decidieron donar sus órganos. "Imaginamos que esto es lo que él hubiese querido”, afirma la madre.
El hígado y uno de los riñones fueron trasplantados a un hombre de 42 años; el otro riñón salvó la vida de un hombre de 48 años; y el corazón fue donado al ex empresario Mijael Horin, de 64 años, divorciado, padre de dos hijos y flamante abuelo.
Horin, un inmigrante de Ucrania que llegó a Israel hace 22 años, había sufrido tres ataques del corazón y una insuficiencia cardíaca extrema. "Estuve postrado durante cinco años. No podía moverme, no podía respirar. En un momento, me conectaron a un corazón artificial, como paso previo al trasplante”, relata.
Un año después de la operación, Mijael conoció a Dorit y David Avraham y les contó su extraña experiencia desde la cirugía: “Sentí que mi cabello cambiaba, mi carácter se relajó y hasta mi voz cambió. No entendía qué estaba pasando”, afirma. Su voz se volvió muy similar a la de Roy.
“Ya es parte de nosotros, de la familia”, sostiene Dorit. "Pasamos juntos todas las festividades e incluso viene para celebrar Shabat.
En Rosh Hashaná Mijael les contó de una idea que había tenido. "Sentí como si escuchara una voz en mi interior que me decía que tenía que hacer algo, que necesitaba cambiar algo en mi vida", explica, y agrega: “Llegué a la conclusión de que tenía que agregar a mi apellido el apellido de Roy, y les pregunté a sus padres si estaban de acuerdo".
"Nos sorprendió", recuerda Dorit, "pero no dudamos ni un momento. Le dijimos que sí. Estábamos felices y emocionados. Hay una especie de consuelo en esto de ver que Mijael haya recibido el corazón de Roy y ahora también su nombre”, evalúa.