Amit Hai: "No podía contarles cuentos a mis hijos antes de ir a dormir".
Amit Hai.
Amit Hai en una maratón en Tel Aviv.

Nada lo detiene: el israelí asmático que correrá una ultramaratón

Amit Hai ha estado lidiando con el asma desde que tiene memoria: lo padeció hasta los diez años, pero a los 29 la enfermedad regresó y lo atormentó en todos los ámbitos de la vida. Cuando le afectó su principal afición, correr, decidió que debía abordar el problema. Con motivo del Día Internacional del Asma, Hai escribió sobre sus duras experiencias a la sombra de la enfermedad y acerca del tratamiento innovador que pronto le permitirá participar en una carrera de 50 km.

Amit Hai - Adaptado por Leandro Fleischer |
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Amit Hai, de 36 años, casado y padre de tres hijos, sufrió de asma durante su infancia. A los diez años, la enfermedad cesó y no volvió a aparecer hasta los 29, cuando regresó con más fuerza que antes. El asma retornó cuando este hombre dedicado a la alta tecnología de la ciudad de Givatayim estaba casado y tenía tres hijos. Pero él soportaba los síntomas y no hacía nada por mejorar la situación, a pesar de que incluso no podía leerles un cuento a sus hijos antes de que se fueran a dormir. Solo cuando no pudo correr fue que decidió buscar una cura para su enfermedad.
Con motivo del Día Internacional del Asma, que tiene lugar hoy (martes), Hai escribió sobre el largo camino que ha recorrido con el asma hasta la etapa actual, donde se atreve a soñar con correr una ultramaratón: una carrera que es más larga que una maratón normal, es decir, más de 42 km.
De pronto no tuve aire
Realmente no recuerdo mi vida cuando era un niño pequeño, pero ciertamente recuerdo la inmensa dificultad que tuvieron mis padres. Cuando era bebé pasé mucho tiempo en el hospital porque tuve complicaciones e internaciones debido al asma. Mi infancia estuvo cargada de terapias de respiración, inhaladores, y mis padres sufrían mucho por eso.
Sin embargo, me alegré mucho cuando todo se detuvo cuando tenía diez años: no había convulsiones, ya no aparecía el asma, y ​​desde entonces tuve una infancia normal, con fútbol, ​​amigos y sin dificultades. El asma supuestamente había quedado en el pasado.
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Amit Hai en una maratón en Tel Aviv.
Amit Hai en una maratón en Tel Aviv.
Amit Hai en una maratón en Tel Aviv.
(Maratón de Tel Aviv)
Me costaba mucho subir las escaleras con mis hijos en brazos cuando regresaba de una cena familiar. Tampoco podía contarles un cuento antes de dormir porque no tenía aire
Mientras tanto, iba creciendo y me convertía en una persona para la que el deporte era muy importante en su vida. Solía correr decenas de kilómetros tres o cuatro veces por semana. También me recibí de ingeniero, trabajé en el rubro de la alta tecnología y me casé, y todo mientras continuaba corriendo, ya que era una de las cosas que más me hacía feliz.
Sin embargo, a los 29 años comencé a sentir una sensación de dificultad ante todo tipo de situaciones. Por ejemplo, al subir escaleras por la noche, o cuando quería descansar y no podía respirar profundamente. Pensé para mí mismo que no era grave, pero estaba ahí. Poco a poco se volvía más y más difícil. Me costaba mucho subir las escaleras con mis hijos en brazos cuando regresaba de una cena familiar. Tampoco podía contarles un cuento antes de dormir porque no tenía aire.
Estaba preparado para soportar esto y traté de sobrevivir. En el trabajo, por ejemplo, me costaba hablar. En las reuniones no podía expresarme correctamente o, a veces, prefería estar en silencio porque sabía que no podría terminar una oración.
También en casa hablaba menos. En un momento incluso comencé a sentir dificultades para correr. Sentí que podía tener que dejar de hacerlo, y eso para mí fue un punto de inflexión. Me dije a mí mismo que tenía que averiguar qué se podía hacer para solucionarlo. No podía soportarlo.
Tuve una consulta con mi médico de cabecera y le pedí que me derivara a un neumonólogo. Creía que cuando recibiera el tratamiento adecuado, me sentiría aliviado y podría seguir corriendo. Regresé decepcionado. Me dijeron que tenía un problema grave, que tenía que volver a usar un inhalador, como en la infancia.
Medicamentos biológicos en lugar de esteroides
Decidí no rendirme. Comencé a buscar un buen neumonólogo y tuve una consulta con el doctor Amir Bar Shai. En ese momento mi calidad de vida ya estaba muy mal. Quería abordar el problema, rápidamente y de la mejor manera posible. El médico me realizó un chequeo de rutina del funcionamiento pulmonar, y él no entendía cómo yo podía respirar, y mucho menos correr. Me dijo de que el hecho de que yo corriera probablemente había retrasado la aparición de los síntomas hasta el punto en que el asma había alcanzado un estado grave.
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Amit Hai: "No podía contarles cuentos a mis hijos antes de ir a dormir".
Amit Hai: "No podía contarles cuentos a mis hijos antes de ir a dormir".
Amit Hai: "Sueño con correr una ultramaratón".
Inmediatamente me diagnosticaron asma grave y estaba claro que el efecto del inhalador no era suficiente para el importante tratamiento que necesitaba. El doctor Bar Shai comenzó a tratarme con esteroides orales, diseñados para lidiar con la difícil situación en la que me encontraba, y en 48 horas mi vida cambió 180 grados: mi boca se abrió, mis pulmones se abrieron, como así también mi forma de correr. Cambió mi mundo. Me di cuenta de que estaba en buenas manos. El problema fue que después de una semana del tratamiento, la condición volvió a ser inestable, y nuevamente el médico me recetó un tratamiento con esteroides, y luego volví a la normalidad otra vez. Se convirtió en un ritual recurrente.
La situación mejora constantemente. Ya no tomo esteroides y, a medida que pasa el tiempo, siento que tengo aire en los pulmones, especialmente cuando corro
El doctor Bar Shai sugirió que me sometiera a un análisis de sangre para recibir tratamiento con medicamentos innovadores; remedios biológicos que podían reemplazar a los esteroides. Él estaba preocupado por los efectos secundarios de los esteroides y recomendó un tratamiento para sustituirlos. Me envió a un alergólogo, me hicieron chequeos y recibí la aprobación del médico.
Llevo medio año con este tratamiento, que me lo aplico cada dos semanas en casa por inyección subcutánea, y me siento mucho mejor. La situación mejora constantemente. Ya no tomo esteroides y, a medida que pasa el tiempo, siento que tengo aire en los pulmones, especialmente cuando corro. Anteriormente solía ​​tener que detenerme para recuperar el aire, pero eso ya no sucede. Mi actividad deportiva volvió a la normalidad, por lo que obtuve el resultado que deseaba.
Además, volví a contarles cuentos a los niños antes de ir a dormir. Hoy me vuelven a escuchar en casa y en el trabajo, y aprovecho el aire a cada momento. Por fin me devolvieron la vida.
Consejo para todos los asmáticos
Mi historia me emociona mucho. Es una prueba de que el asma se puede superar. Asumí la responsabilidad, busqué la medicina adecuada con la persona adecuada, y esa es la receta que me hizo llegar a la buena situación en la que me encuentro ahora. La medicina en general, y este campo en particular, está muy avanzada y todo se renueva constantemente. Mi consejo para los asmáticos es que busquen qué es lo que puede ayudarlos.
Sueño con correr una ultramaratón en el extranjero, mi meta son 50 km y siento que no es demasiado para mí, porque a veces corría 30 km en un día.
Correr ahora me recuerda, más que nunca, el mensaje que quiero transmitir a los asmáticos, especialmente en el Día Internacional del Asma: la enfermedad se puede tratar, incluso cuando es grave. Cada problema tiene su solución.
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