La relativa calma desde el último atentado de la actual ola de terrorismo, hace dos semanas en Tel Aviv, fue posible gracias a la intensa actividad de las FDI y el Shin Bet en las profundidades de Cisjordania.
De los miles de combatientes que allanaron casas en ciudades y pueblos palestinos y frustraron ataques terroristas, algunos tuvieron que enfrentarse cara a cara con el peligro. Ahora cuentan cuáles fueron sus tareas y el momento en que se vieron obligados a abrir fuego.
A fines del mes pasado, cuando un soldado resultó herido durante una operación de arresto en el campo de refugiados de Jenin, el Sargento N. y sus compañeros debieron salir a su rescate y quedaron ellos mismos envueltos en la zona de fuego. "Nuestro trabajo era desviar la balacera hacia nosotros y dar tiempo para retirar al soldado herido", explicó N.
N. continuó su relato: "En la mañana capté movimientos sospechosos en un callejón cercano. De repente vi a un terrorista armado con un rifle M-16 que venía hacia nosotros, a una distancia de 20 o 30 metros, y comenzó a disparar. Devolví el fuego y logré neutralizarlo”.
Otro relato llegó de parte del mayor Netanel Bariach, comandante que logró frustrar un ataque en territorio israelí. Junto a su grupo de soldados, atravesaron los tramos de cerco perimetral que habían sido denunciados por roturas y por los cuáles pasaron los terroristas que llevaron a cabo los ataques en Bnei Brak y Tel Aviv.
"Comenzamos a rastrillar en la oscuridad. Identificamos a los cuatro sospechosos, todos habían estado previamente en prisión por delitos de terrorismo. Se sorprendieron pero no objetaron el arresto”. Los cuatro estaban desarmados, y el establecimiento de defensa estima que iban camino a recibir armas para un ataque. “Gracias a esta acción la gente pudo disfrutar de Pésaj, comer y pasear. Eso es una gran satisfacción”.