El aroma de los cítricos se mezcla con el olor a lluvia
El aroma de los cítricos se mezcla con el olor a lluvia
Ynet
El agricultor Aarón Segal en su huerto de cítricos

Comienza la temporada de naranjas

Cuando el olor de la lluvia se mezcla con el aroma de los cítricos: entramos en la huerta de Aarón Segal, un agricultor del centro de Israel que cultiva naranjas, y descubrimos una forma de vida e ideas que provenían de los árboles.

Ynet - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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Llega el invierno (en el hemisferio norte), y con él el olor a lluvia y el aroma de los cítricos. Este es el aroma que respira Aarón Segal todos los años, todo el año, hace ya varias décadas.
Segal, propietario de un huerto en la zona de Karkur, se crió en una familia que se dedicó a la agricultura desde la época del llamado Mandato Británico en Palestina (desde 1917 o 1922 hasta 1948). En su momento, la familia tenía una granja que contaba con vacas, gallinas, burros, vegetales y también huertos de cítricos. Cuando llegó el momento de que Segal continuara con la tradición familiar, él eligió seguir con los huertos de cítricos, y lo explica de la siguiente manera: “Sentí que había nacido para la agricultura y que estaba destinado a ella”.
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El agricultor Aarón Segal en su huerto de cítricos
El agricultor Aarón Segal en su huerto de cítricos
El agricultor Aarón Segal en su huerto de cítricos
(Ynet)
Segal es “un espectáculo de un solo hombre”. Salvo un trabajador al que emplea, Segal hace todo solo: cosecha, comercializa y se encarga de hacer llegar sus naranjas a todo el país. Él cree en comerciar directamente con el cliente, en lugar de utilizar otros canales.
Cuando se ve a Segal, es imposible pasar por alto su personalidad especial y su pasión ininterrumpida por la agricultura. La naturaleza, el aroma de las frutas, el olor de los árboles… todo eso vive dentro de él. A partir de esa pasión, Segal elaboró a lo largo de su vida una teoría a la que dio el nombre de “pensamiento eterno”: una forma de vida que descubrió mientras trabajaba en el huerto de cítricos y contemplaba los árboles.
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“Pensamiento eterno: ‘Seguir siendo un niño’”
“Pensamiento eterno: ‘Seguir siendo un niño’”
“Pensamiento eterno: ‘Seguir siendo un niño’”
(Ynet)
“Desde que era joven, cuando iba a cosechar junto con mi padre, contemplaba los árboles y me decía a mí mismo ‘diablos, yo podo el árbol, y él sigue creciendo constantemente; tiene el conocimiento para hacerlo’”, recuerda. “Cuando empieza el otoño, el árbol se deshace de elementos innecesarios para volver a crecer en primavera. El árbol no carga con el peso de la vida, sino que se deshace de todo lo que no necesita para tener la fuerza de fertilizar por sí mismo y crecer de nuevo. Pero el hombre es aun más poderoso que el árbol. Porque si yo quisiera, podría cortar el árbol. El hombre tiene más poder y visión que el árbol”. A partir de aquí, Segal elaboró la teoría del “pensamiento eterno”.
El agricultor vive en una casa modesta, situada en uno de uno de sus huertos de cítricos. Pero quien pase junto a la casa de Segal, no dejará de asombrarse. Toda la zona del huerto que rodea su casa está adornada con muñecos, juguetes, toboganes, trampolines y otros objetos sorprendentes. Entre estos hay carteles con frases de Segal relacionadas con la teoría que elaboró.
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El aroma de los cítricos se mezcla con el olor a lluvia
El aroma de los cítricos se mezcla con el olor a lluvia
El aroma de los cítricos se mezcla con el olor a lluvia
(Ynet)
No todos entenderán las teorías de Segal, y tal vez éstas no signifiquen nada para muchos, pero él cree en ellas con toda el alma y trata de convencer a los demás. El agricultor esta convencido de vivir en una “infancia eterna”, lo que explica la cantidad de juguetes que hay en el patio de su casa. “Yo considero que me desarrollo en la vida de manera infinita, como un árbol”, explica. Por eso Segal no revela su edad. En su concepción del mundo, sigue teniendo un año. Él cree que es bueno vivir sin estar casado, sin mujer y sin niños, y no quiere que todo esto lo desgaste. “Tal vez yo no sirva para ser padre”, reconoce.
“Todos me preguntan '¿cómo te ganas la vida con esto?' Lo logro porque soy el mejor. Esta es mi capacidad cósmica. Es lo que yo sé hacer”, afirma. “En el momento en que el hombre descubre su capacidad cósmica, que es la energía nuclear que hay dentro de él, es la abundancia, y es su sustento infinito, no va a pelear por cada shékel (la moneda israelí, que equivale a 3,50 por dólar), sino que el shékel vendrá a él. Yo estoy desde la mañana en la tierra, recibiendo de los árboles la energía mas limpia y pura".
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