Mientras Israel se prepara para celebrar la fiesta de Purim, las autoridades informaron este miércoles un aumento en el registro de reproducción del COVID-19, por el cual se estima la velocidad con que una enfermedad puede propagarse. Las estadísticas marcaron un retorno al 0,9 del número R, lo que generó preocupación en funcionarios del Ministerio de Salud.
A pesar del aumento en la reproducción del virus, de las 74.000 pruebas realizadas el martes, unas 4.395 resultaron positivas, mostrando una tasa de infección del 6,1%, frente al 7% del día anterior. Según fuentes oficiales, el 77,1% de los nuevos casos se produjeron en personas menores de 39 años y solo el 5% tenían más de 60 años.
En Israel, el 84% de los mayores de 60 años han recibido al menos una dosis de la vacuna de Pfizer a principios de febrero. No obstante, las autoridades continúan fomentando la vacunación para que cada vez más jóvenes se apliquen las dosis necesarias para inmunizarse. La campaña incluye a todos los ciudadanos mayores de 16 años.
Como reflejo de esta tendencia, el Centro Médico Barzilai, en Ashkelon, informó el miércoles que había admitido a seis nuevos pacientes durante la noche: dos niños, un hombre de 25 años y tres mujeres embarazadas.
El ministro de Salud, Yuli Edelstein, afirmó que el día anterior se habían administrado 150.000 vacunas contra el coronavirus. Y añadió que a 4,5 millones de israelíes, la mitad de toda la población, ya se les ha administrado una dosis de la vacuna. Ese número incluye a 3,1 millones de personas que han recibido ambas dosis.
Edelstein advirtió a los israelíes contra la idea errónea de que suficientes personas ya eran inmunes al virus e instó a los ciudadanos a evitar las tradicionalmente concurridas celebraciones de Purim. "Celebre la fiesta en casa", declaró el ministro a través de una publicación en su cuenta personal de Twitter.
El martes, las autoridades de Jerusalem votaron a favor de imponer un toque de queda nocturno durante el tiempo que dure la festividad judía de Purim. Los ministros también acordaron suspender el transporte público interurbano y restablecer la prohibición de viajar a más de un kilómetro de casa, en un aparente esfuerzo por disuadir a la gente de asistir a fiestas multitudinarias.
