Las oficinas de Moderna en Cambridge, Massachusetts.
Las oficinas de Moderna en Cambridge, Massachusetts.
Reuters
¿Quién alcanzará primero la vacuna?

¿Quién alcanzará primero la vacuna contra el COVID-19?

Puede que Moderna esté creando todo el alboroto, pero es el competidor más joven y menos experimentado entre todas las compañías que se encuentran investigando.

Sophie Shulman - Calcalist |
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El mercado mundial de vacunas nunca ha estado tan caliente. Es un sector que las compañías farmacéuticas han intentado evitar históricamente a favor del mercado de medicamentos, tanto porque su desarrollo lleva mucho tiempo y los efectos secundarios pueden ser severos como porque las vacunas que se convierten en un producto público, dado a todos, no garantizan altas ganancias como lo hacen las drogas. El COVID-19, sin embargo, ha cambiado todo eso y actualmente hay no menos de 160 compañías trabajando duro para alcanzar el "Santo Grial". Hasta ahora, sólo cinco han alcanzado ensayos clínicos avanzados y buscan introducir una vacuna tan pronto como a fin de año o a principios de 2021.
Moderna, con sede en Cambridge, fue una de las que picó en punta y ha hecho bastante alboroto –al menos en Israel–, pero es el más joven e inexperto entre sus competidores jugando un juego de todo o nada. Aunque Moderna fue la primera en ingresar a las etapas finales de las pruebas, no hay certeza de que sea la que finalmente corone con éxito su trabajo. Se enfrenta a Pfizer, AstraZeneca y Johnson & Johnson, tres jugadores veteranos y poderosos con años de experiencia en el desarrollo y la producción en masa de medicamentos y vacunas. El quinto concursante, también con un producto en el horizonte, es Sinovac, de China, que al igual que Moderna en el caso de los Estados Unidos, recibe importantes fondos del gobierno.
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¿Quién alcanzará primero la vacuna?
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Además de Johnson & Johnson, todas las empresas están recibiendo asistencia de una fuente externa adicional. En el caso de AstraZeneca y Sinovac, NIH, con sede en la Universidad de Oxford, Bethesda, Maryland, está ayudando a Moderna, y la compañía alemana de biomedios BioNTech está proporcionando a Pfizer un impulso de innovación.
Más allá de los obvios beneficios médicos de desarrollar una vacuna, ¿cuál es la mejor apuesta para alguien que quiere disfrutar de las recompensas financieras del desarrollo?
A juzgar por el mercado de valores, Moderna es la apuesta inteligente, sus acciones ya se han cuadruplicado desde principios de año. Su impresionante desempeño hizo que todos olvidaran que, al final del día, es una empresa Biomed joven e inexperta en comparación con las demás, y aunque desarrolla vacunas interesantes y prometedoras, en sus diez años de operación, ninguna ha sido aprobada todavía.
La entrega de Moderna de un producto aprobado puede incluso ver una caída en el precio de sus acciones, ya que significaría que ha alcanzado su objetivo. Entre los que se han dado cuenta de esto se encuentran los altos ejecutivos de la compañía, que han estado recibiendo bastantes titulares y muchas críticas en los Estados Unidos en los últimos meses en el contexto de una venta masiva de sus acciones que alcanzó los $ 200 millones acumulativos.
Las acciones de los ejecutivos de Moderna no necesariamente indican su falta de confianza en la capacidad de la compañía para cumplir la promesa de una vacuna, sino más bien muestran una intención de dispersar los riesgos y el deseo humano de aprovechar el salto fenomenal en el valor de las acciones. Esto se basa en el entendimiento de que Moderna no tiene otros productos y, por lo tanto, una falla en el desarrollo de la vacuna puede resultar catastrófica.
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Las oficinas de Moderna en Cambridge, Massachusetts.
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(Reuters)
A diferencia de Moderna, para el resto de los concursantes, no es un caso de todo o nada, sino más bien una buena bonificación y un aumento de credibilidad para acompañar una canasta de productos existente. El stock de Pfizer, AstraZeneca y Johnson & Johnson apenas ha aumentado desde el comienzo del año, lo que los convierte en una ganga en comparación con Moderna. Johnson & Johnson puede estar un poco por detrás del resto en términos de desarrollo, pero también es el productor de la vacuna contra el Ébola, que muchos consideran similar al COVID-19, que fue aprobada recientemente y para la que puede usar el mismo bio-reactor para productir ambas.
El escenario en el que se aprobarán las vacunas de varias compañías está ganando terreno a la luz de los informes recientes de que la enfermedad del coronavirus puede contraerse aun después del desarrollo de anticuerpos, lo que significa que la población mundial tendrá que vacunarse anualmente, de forma similar a la gripe.
El proceso de desarrollo de la vacuna hasta la etapa de obtener la aprobación de la FDA es similar al proceso de aprobación de medicamentos. En los ensayos preclínicos, la vacuna se prueba en animales y, después de que se demuestra que es segura, comienzan los ensayos en humanos. Estos se realizan en tres etapas: la primera, en una pequeña muestra de personas, se efectúa principalmente para demostrar su seguridad; la segunda, que generalmente incluye a cientos de personas, es una prueba de efectividad, y la tercera y más crucial, que incluye miles de sujetos, prueba la capacidad de crear anticuerpos para prevenir el contagio.
Lo que está ocurriendo ahora es una expedición del proceso de desarrollo, y las compañías reciben permisos de emergencia para llevar a cabo varios ensayos clínicos en conjunto. Algunos de ellos incluso han comenzado a fabricar la vacuna, aunque no está claro si es segura y efectiva. Bajo la presión de gobiernos, como los Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, que ya están firmando acuerdos de compra, las compañías prefieren acumular sus existencias sin darse cuenta de que requerirán una inmensa cantidad de dosis para eliminar o al menos minimizar la pandemia.
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Un investigador de laboratorio sosteniendo una posible vacuna para Covid-19.
Un investigador de laboratorio sosteniendo una posible vacuna para Covid-19.
Un investigador de laboratorio sostiene lo que podría ser una vacuna para el COVID-19.
(AFP)
Las vacunas existentes se basan en virus muertos o atenuados, o en casos más innovadores en versiones sintéticas del mismo virus. El desarrollo acelerado también es posible gracias a la tecnología de producción de ARN, que es una molécula que juega un papel importante en la construcción del ADN. Una vez insertado en el cuerpo humano, el ARN se usa para construir células virales. Una vez que el cuerpo produce estas células, su respuesta inmediata es la producción de anticuerpos y, por lo tanto, la persona se inocula.
Hasta la fecha no se ha aprobado el uso de ninguna vacuna basada en tecnología de ARN, ya que ninguna de esas vacunas ha demostrado ser efectiva. Sin embargo, el COVID-19 parece haber preparado el terreno para el éxito: el doctor Anthony Fauci, el "Zar del coronavirus" estadounidense, ya ha dicho que incluso estaría conforme con una tasa de éxito del 50% en comparación con un placebo.
Por ahora, Moderna está ganando la carrera luego de que rompiera récords históricos al desarrollar una vacuna en 63 días. Su éxito inicial llevó a una increíble inversión inicial de mil millones de dólares, la mitad de los cuales fueron administrados por los Estados Unidos para ayudarla a sortear cualquier obstáculo logístico que encuentre. Pfizer también está apostando por la tecnología de ARN y anunció su paso a la etapa tres de ensayos clínicos el mismo día que lo hizo Moderna. Las otras compañías confían en el proceso tradicional de producción de vacunas.
De cualquier manera, es una carrera que toda la humanidad seguirá muy de cerca en los próximos meses.
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