Si bien el tratamiento estético es un placer, no excluye la necesidad de fortalecer la autoestima

¿Los tratamientos estéticos mejoran el estado de ánimo?

Numerosos estudios sugieren que hay una relación entre la imagen que se tiene de uno mismo y el aspecto o apariencia. Pero, ¿cómo influyen los tratamientos estéticos en el estado de ánimo y en qué estados psicológicos conviene evitarlos?

Dr. Ilan Tal - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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La imagen que vemos en el espejo está estrechamente relacionada con la imagen que tenemos de nosotros mismos. Numerosos estudios han demostrado que el mal humor y los niveles elevados de estrés influyen en nuestra apariencia, y que causan arrugas y envejecimiento de la piel. También otras investigaciones que se llevaron a cabo los últimos años han demostrado que los tratamientos estéticos, en diferentes estados psicológicos, mejoran el estado de ánimo. Pero, ¿es correcto combinar el tratamiento estético con la terapia psicológica? Y de ser así, ¿cuál es el límite?
-1. ¿Mejoran los tratamientos estéticos el estado de ánimo y la autoestima?
Los estudios demuestran que, en situaciones de depresión o de ansiedad, un tratamiento estético, que hace que la cara se vea menos huraña o triste, mejora el estado de ánimo. No se aplica en las mejillas ni en los labios, sino que se trata de eliminar las arrugas de la frente. Tanto entre los ojos como a ambos lados de éstos, y de rellenar los dos lados de la boca. Es decir, las zonas que afectan la expresión facial.
Cabe señalar que los tratamientos estéticos no ayudan a las personas que atraviesan una grave crisis, sino a quienes presentan signos más leves. Sin embargo, y aunque el aspecto de la cara puede proporcionar placer, el tratamiento cosmético en sí no afecta esencialmente la autoestima.
Algunas personas dicen que su autoestima depende de lo hermosos que se sienten, o de lo bonitas que son sus caras. Pero en la mayoría de los casos no se trata de un cambio en la autoestima, sino más bien de una situación en la que lo que ven en el espejo “les molesta menos”. Es decir que después de un tratamiento estético las personas se sienten menos molestas, y lo interpretan como autoestima.
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Si bien el tratamiento estético es un placer, no excluye la necesidad de fortalecer la autoestima
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-2. ¿Cómo influye el tratamiento estético en el alma o en la psique?
La expresión de la cara reflejada en el espejo influye en el estado de ánimo. Por lo tanto, una expresión de enojo o tristeza hace que la persona se sienta menos satisfecha con su apariencia. A menudo, personas que se han sometido a algún tipo de tratamiento estético cuentan que se sienten mejor desde el punto de vista emocional. ¿Cómo puede ser? Pues porque una de las cosas más frustrantes que podemos sentir en la vida es la impotencia, en especial en cosas que son importantes para nosotros. Nuestra apariencia, que suele ser muy importante, es un ejemplo de algo sobre lo cual tenemos muy poco control.
Tampoco el proceso natural, simple y humano del envejecimiento está bajo nuestro control ni depende de nuestra decisión. Por lo tanto, la posibilidad de influir en ese proceso, una posibilidad en la que existe la opción de elegir qué aspecto queremos mostrar, puede causar una gran satisfacción. En este sentido, son precisamente los tratamientos estéticos en los que las modificaciones de la cara no son excesivos, y nuestra sensación de control es mayor, los que proporcionan más placer y satisfacción.
-3. ¿Puede el tratamiento estético reemplazar la psicoterapia?
No. Si bien el tratamiento estético es un placer, no excluye la necesidad de fortalecer la autoestima. Hay muchas cosas que influyen en nuestra autoestima. Entre otras, lo que hemos vivido de niños, sobre todo si esas experiencias fueron negativas. También influye la manera en la que las afrontamos.
La manera de afrontarlas tiene que ver con la forma en que canalizamos las emociones y los recuerdos negativos, con la capacidad de dependencia y de independencia, con cambios en los mecanismos de negación y otros parámetros numerosos y más complejos.
-4. ¿Es posible volverse adictos a los tratamientos estéticos?
Sí. Como con cualquier otra conducta, también es posible volverse adictos a los tratamientos estéticos. La señal principal de que se trata de una adicción es que esa conducta nos domina. Por ejemplo, no teníamos intenciones de gastar tanto dinero en tratamientos estéticos, pero nos encontramos haciéndolo, queríamos salir satisfechos pero nunca estamos contentos; con el tiempo sentimos la necesidad de un tratamiento más “voluminoso”, y cuando el tratamiento estético molesta mucho a nuestros cónyuges pero nosotros les hacemos caso omiso.
La adicción es un estado mental muy específico, que hay que abordar de manera muy específica. Cuando aparecen síntomas de adicción, ya sea en nosotros o en alguien cercano, es necesario tratarlos.
-5. ¿Hay estados psicológicos en los que uno no debería someterse a tratamientos estéticos?
Sí. Es deseable evitar tratamientos estéticos cuando estamos obsesionados por algún órgano determinado de nuestro cuerpo. Es decir, cuando ese órgano en particular nos perturba constantemente, y nos damos cuenta que estamos pensando en ello todo el tiempo, y nos examinamos sin cesar ante el espejo.
En esas situaciones, es mejor recurrir primero a una terapia profesional para hablar de esa obsesión, y sólo después hacerse el tratamiento estético.
*El Dr. Ilan Tal es psiquiatra y director del Centro Tal de Apoyo Emocional y Psicológico.
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