Sarit Rosenblum
Sarit Rosenblum
Dana Kopel
Shmuel Shapira, ex director del Instituto de Investigaciones Biológicas de Israel.

“Israel perdió la oportunidad de desarrollar y producir la vacuna contra el COVID-19”

En una entrevista exclusiva con Ynet, el profesor Shmuel Shapira, quien estaba al frente del Instituto de Investigación Biológica, dice que los funcionarios del país han frustrado las posibilidades de Israel de fabricar una vacuna nacional, la cual, señala, podría ser la mejor del mercado.

Sarit Rosenblum - Adaptado por Leandro Fleischer |
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A última hora del sábado por la noche del 1 de febrero de 2020, el teléfono del profesor Shmuel Shapira comenzó a sonar y apareció un número desconocido en la pantalla.
Shapira, entonces director del Instituto de Investigación Biológica de Israel en Ness Ziona, una de las instituciones de seguridad más secretas del país, estaba acostumbrado a recibir llamadas inusuales. Respondió rápidamente y se le informó que lo convocarían a una reunión con el entonces primer ministro Benjamín Netanyahu al día siguiente para presentar un esquema para la fabricación nacional de vacunas contra el coronavirus.
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Shmuel Shapira, ex director del Instituto de Investigaciones Biológicas de Israel.
Shmuel Shapira, ex director del Instituto de Investigaciones Biológicas de Israel.
Shmuel Shapira, ex director del Instituto de Investigaciones Biológicas de Israel.
(Ilya Malinkov)
De este modo, nació el programa para desarrollar una vacuna contra el COVID-19 de fabricación israelí.
Un año y medio después de esa llamada, más de cinco millones de israelíes ya han sido completamente vacunados. Pero no con dosis nacionales, sino con las desarrolladas por Pfizer / BioNTech. Al principio, las inyecciones funcionaron bien, pero con el tiempo su eficacia ha comenzado a disminuir.
En esta entrevista exclusiva con Ynet, el padre de la vacuna que nunca salió del laboratorio dice que hasta el día de hoy cree que su instituto puede completar el desarrollo de la vacuna doméstica, que puede ser incluso mejor que cualquier otra actualmente en el mercado.
"Hay necesidades básicas que Israel debe satisfacer, que no se pueden dejar a otros. Especialmente cuando se trata de asuntos de vida o muerte", dice Shapira. "Somos un país lo suficientemente grande e importante como para tener nuestra propia vacuna", agrega.
"Quizás mañana no tengamos una relación tan buena con un determinado país o alguna empresa, y no recibiremos las vacunas tan rápido", afirma, refiriéndose al trato que Netanyahu hizo con el CEO de Pfizer, Albert Bourla, quien acordó enviar a Israel decenas de de millones de dosis de su vacuna contra el SARS-CoV-2 a cambio de datos médicos sobre sus efectos en la población de Israel.
“Quizás el director ejecutivo del próximo desarrollador de vacunas decida realizar sus ensayos médicos en los ciudadanos de Singapur. ¿Qué haremos entonces?", pregunta Shapira.
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Sala de coronavirus en el Centro Médico Ziv, en Safed.
Sala de coronavirus en el Centro Médico Ziv, en Safed.
Sala de coronavirus en el Centro Médico Ziv, en Safed.
(Avihau Shapira)
- Pero la mayoría de los israelíes ya están vacunados. ¿Por qué todavía necesitamos una vacuna israelí?
- Porque la pandemia no ha terminado, y todavía serán necesarias las inyecciones de refuerzo.
- Pero tanto el ex primer ministro Netanyahu como el actual jefe de gobierno Naftali Bennett dijeron que tendremos tantas vacunas como necesitemos.
- Hay una escasez terrible de vacunas en el mundo y todos los países están detrás de las inyecciones. ¿Israel no quiere aplicar dosis de fabricación local? No hay problema. Hay un gran potencial de exportación. Incluso sin variantes de SARS-CoV‑ 2, el mundo no estará completamente vacunado antes de 2023 o 2024, y hasta que eso suceda, aparecerán más variantes que causen más oleadas de contagios.
- ¿Es la vacuna israelí tan buena como las demás?
- Creo que es mejor. Optamos por un enfoque que, por un lado, es innovador y, por otro, menos audaz que el que eligieron los otros fabricantes de vacunas. Nuestro modelo existe desde hace tres o cuatro años y ha mostrado resultados adecuados. ¿Cuántos años ha existido el método utilizado en las otras vacunas? Seis o siete meses.
- ¿Qué opinas de la decisión de proporcionar una tercera dosis?
- La decisión es problemática. Las dos primeras inyecciones dieron parcialmente en el blanco. No creo que fuera una vacuna excelente. Fue eficaz durante cuatro o cinco meses y falló muy rápidamente cuando las mutaciones comenzaron a aparecer y aún no está claro si previene enfermedades graves. Parece que no previene el contagio. Creo que el refuerzo debería haber sido una vacuna completamente diferente. Eso tiene más sentido desde el punto de vista médico y científico.
- ¿Un refuerzo diferente? ¿Te refieres a Moderna?
- Ni siquiera creo que la vacuna de Moderna sea lo suficientemente diferente a la de Pfizer. Las vacunas son como la quimioterapia. Cuando hay un problema médico grave, intentas atacarlo desde diversos frentes. Aquí optaron por atacar desde el mismo frente, con la misma inyección que simplemente no es adecuada para la variante actual. No estoy seguro de que sea la mejor decisión científica.
- Pero ahora no hay alternativas.
- No hacer nada también es una alternativa. Somos pioneros. Israel se convirtió en un laboratorio médico experimental para el mundo con la primera y la segunda dosis de la vacuna. Ahora lo estamos haciendo de nuevo con la tercera.
Un laboratorio experimental para vacunas: un término escalofriante que aparece una y otra vez en la entrevista y en el libro de Shapira que está a punto de ser publicado por Yedioth Books.
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Un hombre recibe la tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus en Holon.
Un hombre recibe la tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus en Holon.
Un hombre recibe la tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus en Holon.
(AFP)
- Escribiste en tu libro que Pfizer nos usó como conejillos de indias ¿De verdad lo crees?
- Apoyo las vacunas. Son la piedra angular de la medicina preventiva. Creo que fue la decisión correcta vacunar a la población con la inyección disponible, siempre que se haya probado, que fuera segura y que las decisiones se hayan tomado después de las consideraciones adecuadas.
- Entonces, ¿cuándo comenzó el experimento en tu opinión?
- Israel es un laboratorio excelente, y lo digo en el buen sentido. Ahora tenemos datos sobre algo así como seis millones de israelíes vacunados. Pero creo que en algunos aspectos no se brindó suficiente información. Creo que no se llevaron a cabo suficientes esfuerzos para buscar efectos secundarios por razones obvias. Sin embargo, pienso que un sistema médico que contiene la información sobre el sexo, la edad, las condiciones subyacentes, los efectos secundarios y los plazos de vacunación de las personas es un tesoro.
- ¿Crees que alguien restó importancia a los efectos secundarios de las vacunas a propósito?
- Sé por mi círculo cercano y por las conversaciones que he tenido con los médicos, que existen efectos secundarios importantes que podrían estar asociados con la vacuna. No creo que hayan sido encubiertos a propósito, pero pienso que profundizar en la posibilidad de efectos secundarios era menos conveniente.
- ¿Qué efectos secundarios cree que no se informaron correctamente?
Arritmia y dolor muscular inusual. Nadie cogió el teléfono para llamarme a mí ni a mi familia ni a mis amigos para preguntarnos si teníamos alguna reacción irregular tras ser vacunados. Creo que fue intencional. Fue más fácil ignorar el tema.
- Pero dices que fue correcto recibir la vacuna. Entonces, ¿cuándo empezó el experimento? ¿Cuándo, en tu opinión, pasamos de ser inoculados con una buena inyección a algo éticamente problemático?
- Estoy hablando de transparencia. Nos deberían haber dicho que todos los datos de nuestros archivos médicos se estaban entregando a una empresa comercial y preguntarnos si estábamos de acuerdo.
- ¿Incluso si los datos son anónimos?
- Sí. No hay duda de que se deben realizar experimentos. La medicina y la ciencia deben avanzar, pero debe hacerse con honestidad y con total transparencia.
- Después de todo eso, ¿recibiste la tercera dosis?
- Yo mismo no tengo prisa en recibir la vacuna de refuerzo. El primer día que se administró, escuché a alguien decir que 700 personas ya estaban vacunadas sin efectos secundarios. Eso es cierto. Supongo que nadie que recibió la dosis murió de inmediato. Pero eso es engañoso. Esperaré un poco para saber qué sucede. Espero que mientras tanto se publique un artículo serio [sobre la eficacia de la tercera dosis]. Tal vez alguna autoridad mundial respetable pueda expresar su opinión sobre las vacunas.
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Vacuna de Pfizer contra el coronavirus.
Vacuna de Pfizer contra el coronavirus.
Vacuna de Pfizer contra el coronavirus.
(AFP)
- ¿Crees que estuvo mal aplicar la tercera dosis?
- Creo que fue apresurado. ¿Fue un error? El tiempo lo dirá.
El Instituto de Investigación Biológica de Israel está rodeado por un aura de misterio y secreto.
Los visitantes atraviesan las puertas del instituto y pueden verse envueltos en dos mundos: uno reservado y otro abierto.
En la parte abierta de la instalación hay mucho orgullo por el desarrollo de una vacuna contra la polio, tecnología de detección de explosivos, desarrollo de anticuerpos y medicamentos, y otras investigaciones innovadoras.
En la sección secreta puede haber orgullo, pero nadie habla.
Según informes de medios extranjeros, el instituto desarrolla antídotos en caso de que Israel sea atacado por una guerra biológica. Otros reportes internacionales señalan que el instituto también desarrolla armas no convencionales.
De acuerdo con reportes, el intento de envenenar al líder de Hamas, Khaled Mashal, en Jordania en 1997, y la exitosa eliminación de Mahmoud al-Mabhouh, jefe de logística y oficial de adquisición de armas de la organización terrorista, en Dubai en 2010, se llevaron a cabo con los productos fabricados en el instituto.
Shapira, de 65 años y coronel retirado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), se convirtió en jefe del instituto hace ocho años después de una larga carrera como médico; fue subdirector del Centro Médico Hadassah en Jerusalem y director de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
Publicó más de 120 artículos científicos y seis libros y es considerado un experto en una gran variedad de temas, incluido el uso de armas no convencionales.
Pero desde su puesto en el instituto, Shapira pudo “ver en primera fila” la forma en que Israel luchaba contra la pandemia. Fue testigo de las disputas, la gestión fallida y la batalla de egos.
En los meses transcurridos desde que abandonó el instituto, escribió un libro llamado “El circo de la pandemia", que consiste en un informe mordaz sobre la lucha contra el coronavirus en el país.
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Instituto Biológico de Israel.
Instituto Biológico de Israel.
Instituto Biológico de Israel.
(Shaul Golan)
"El libro fue aprobado por el sensor en unos días, pero he estado esperando a que un comité ministerial apruebe su publicación durante semanas. Tengo la inquietante sensación de que nadie está interesado en dar a conocer el informe, quizás el más completo realizado en Israel sobre el coronavirus", afirma.
El libro comienza con una declaración firme: el gobierno israelí debe nombrar una comisión de investigación sobre la gestión de la pandemia. "Estuve allí todo el tiempo", señala en el escrito. "Lo escuché y lo vi todo y, a menudo, lo que sucedía me sorprendía o me dejaba aturdido por la incredulidad", agrega.
- ¿Qué te sorprendió?
- Todos los días pienso para mí mismo que el título del libro refleja lo que sucedió. Hubo decisiones que se tomaron y luego se anularon, se dieron pasos hacia adelante y luego hacia atrás, posiciones declaradas y luego revertidas. Hubo muchas relaciones públicas y un deseo de aprobación de los ciudadanos, pero sin un enfoque sustantivo real. No fue una actitud del todo seria o una que pudiera inspirar confianza.
- Empezaste el libro con una llamada a una comisión de investigación. ¿Por qué?
- Israel ha superado los 7.000 muertos [por coronavirus], con un número astronómico de israelíes infectados. ¿No crees que valga la pena investigar el asunto? Este es el mayor evento al que ha tenido que enfrentarse la humanidad desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
- ¿A quién nombraría para encabezar una comisión de este tipo?
Profesionales. Esto debe ser investigado de manera objetiva y adecuada. No para ver rodar cabezas, sino para llegar a conclusiones, aprender lecciones y mejorar el sistema. Hay mucho que mejorar.
- ¿Quién cree que es el responsable? ¿Quién tiene la culpa del circo pandémico?
- Todos tienen la culpa de cómo se manejaron las cosas. A veces, el ego y la búsqueda del honor personal fueron más fuertes que la ciencia y la toma de decisiones objetivas. Quien manejó la pandemia podría haber hecho un mejor trabajo, podría haber recibido mejores consejos. Y yo también podría haber gritado más fuerte. Debería haber golpeado las mesas.
- No mencionas nombres.
- No daré nombres. Todo lo que diré es que la culpa es de los altos funcionarios y los líderes, y también del ciudadano promedio que no entendió que es responsable de su salud y la de los que lo rodean.
- Dejó su trabajo cuando entró un nuevo gobierno. Quizás las cosas han cambiado
- El gobierno ha cambiado, pero los funcionarios todavía están allí y aquí estamos en nuestra cuarta ola del virus. Dudo que alguien pensara que llegaríamos a esta situación. Incluso yo, que he sido pesimista desde el principio, nunca pensé que sufriríamos una cuarta ola con las mismas discusiones, las mismas reuniones y solo un tono ligeramente diferente.
- Afirmas que el número de 7.000 muertos es alto en relación con la población. ¿Por qué?
- La mayoría de las presentaciones de datos sobre el coronavirus por parte de todo tipo de organizaciones eran demagógicas. Un día, por ejemplo, dijeron que Brasil tenía 2.400 muertos e Israel 120. Eso suena genial, pero hay que recordar que 120 muertos equivalen a seis autobuses que explotan el mismo día. Entonces, multipliqué 700 por 35, que es la diferencia entre nuestra población y la de Estados Unidos, con la que a todos nos gusta compararnos. Si multiplicas 7,000 por 35 obtienes alrededor de 245,000 estadounidenses. Eso es mucho. En comparación con Japón y Corea del Sur, por ejemplo, lo estamos haciendo mal y ni siquiera estoy hablando de Australia.
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Una adolescente israelí, en momentos de recibir la vacuna contra el COVID-19.
Una adolescente israelí, en momentos de recibir la vacuna contra el COVID-19.
Una adolescente israelí recibe la vacuna contra el coronavirus.
(Reuters)
- Si hubieras sido el primer ministro, ¿qué habrías hecho diferente?
- Debería haberse reunido un panel de expertos a principios de febrero de 2020. Expertos reales, no políticos. Los cuatro principales virólogos, algunos inmunólogos, un experto en salud pública y alguien del sistema educativo. Nosotros, en el instituto, tenemos un equipo formado por virólogos e inmunólogos prominentes, pero apenas nos consultaron.
- Escribiste que el instituto estaba siguiendo el virus ya en noviembre de 2019. Pero el entonces primer ministro Netanyahu sólo lo tomó en serio en febrero. ¿Esto te parece correcto?
- Se sabía poco al respecto antes de enero. Se necesitaron algunas semanas para comprender que se trataba de un evento que traspasaría las fronteras de China a gran velocidad. Quizás una respuesta más rápida y un mejor manejo de la crisis por parte de los chinos hubieran ralentizado un poco las cosas.
- ¿Qué estabas haciendo en ese momento?
- Estábamos leyendo la secuencia genómica del virus. Empezamos a pensar en desarrollar una vacuna y comenzamos a trabajar en una.
- ¿Antes de la llamada de Netanyahu?
- Sí. En algún momento, la información de secuenciación no fue suficiente, necesitábamos el virus real. Hoy es fácil de conseguir, pero entonces era difícil de encontrar. Nos acercamos a un instituto en Alemania y al Centro Médico Sheba aquí en Israel para obtenerlo. Lo recibimos de los alemanes en medio día y de Sheba, que está a 40 minutos de nosotros, solo después de ocho días.
- ¿Por qué? ¿No estaban todos en el mismo equipo?
- Había egos en juego. Esto se repitió cuando llegó la variante del Reino Unido. Cuando recibimos la llamada del primer ministro, entramos en modo de batalla. Identifiqué prioridades y asigné todos nuestros recursos al proyecto.
- Te llamaron para hacer una vacuna contra una enfermedad con la que no tenías experiencia, compitiendo con las empresas más grandes del mundo. ¿No fue esto simplemente una autopromoción por parte de Netanyahu?
- Traté de no mirarlo desde una perspectiva política. Esos fueron los primeros días de la pandemia y nadie sabía quién desarrollaría una vacuna primero. Incluso ahora, en retrospectiva, creo que fue la decisión correcta.
Tras meses de intenso trabajo, la vacuna empezó a tomar forma. A diferencia de la versión de Pfizer y Moderna, la vacuna israelí usa el virus VSV que no representa ningún peligro para los humanos, con una sección del ADN codificado para atacar las proteínas “spike” del COVID-19. Hasta la fecha, sólo existe una vacuna de este tipo en el mundo y es la que se desarrolló contra el virus del ébola en 2016.
El comienzo fue prometedor y las primeras etapas experimentales demostraron que era segura, pero más tarde se estancó. Mientras Pfizer y Moderna producían millones de dosis, el instituto se quedó atrás, obstaculizado por la burocracia.
"Estábamos en la cúspide de un enorme logro científico. La gente aún tiene que comprender su enormidad. Estábamos en la línea de meta con siete de las empresas más grandes del mundo. Lo que habían hecho con una plantilla de miles, lo hicimos solo con 80 personas. Y aunque tenían presupuestos por un total de miles de millones, nos dieron 175 millones de shekels. La gente trabajaba las 24 horas del día. Por eso me molesta que el sistema que nos rodea haya reaccionado tan lentamente", manifiesta.
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Benjamin Netanyahu comparece en el Tribunal de Distrito de Jerusalem para una audiencia en uno de sus casos de corrupción.
Benjamin Netanyahu comparece en el Tribunal de Distrito de Jerusalem para una audiencia en uno de sus casos de corrupción.
Benjamín Netanyahu, ex primer ministro de Israel.
(Ynet)
- ¿Cuáles fueron los resultados de los ensayos sobre la eficacia de su vacuna?
- Tiene una tasa de eficacia muy alta. No podemos decir nada más en este momento. La gente quiere una eficacia del 80-90% y ese es el propósito de la tercera fase de los ensayos. En estudios con animales, la vacuna israelí es excelente. En humanos también se encontró que era muy segura en dosis adecuadas y produjo altos niveles de anticuerpos.
- ¿Se puede modificar para las variantes?
- Sí. Incluida la variante Delta.
- ¿Cuáles son los efectos secundarios?
- No se detectaron efectos secundarios importantes más allá de los habituales: dolores musculares o de cabeza.
- Si hubiera sido por ti, ¿ya se habría producido tu vacuna?
- Si hubiera sido por mí, ya la habrías recibido.
- Entonces, ¿por qué se produjo el retraso?
- Tengo documentación que prueba que los funcionarios del gobierno trabajaron para retrasar nuestro progreso durante meses.
"Cuando los altos funcionarios del Ministerio de Salud dicen que la vacuna israelí es innecesaria, es básicamente una llamada para cerrar el proyecto. Cuando los funcionarios del Ministerio de Finanzas escuchan esto, tienden a pensar: "espera un minuto, tal vez este proyecto sea un desperdicio de dinero. Hubo verdadera malicia en algunos casos”, afirma.
Shapira agrega que en julio de 2020, su equipo estaba en la cúspide de un gran avance y estaba cerca de obtener una vacuna muy efectiva.
“Deberíamos haber comenzado y podríamos haber comenzado el proceso regulatorio en ese entonces. Según mis cálculos, el Ministerio de Salud rechazó nuestras peticiones de iniciarlo cuatro veces, por razones que yo y muchos otros pensamos que eran irrelevantes", sostiene.
La tercera fase de ensayos de la vacuna de fabricación israelí comenzará pronto en Ucrania y la República de Georgia, con hasta 30.000 sujetos de prueba, porque la mayoría de los israelíes ya han sido vacunados. Pero Shapira asevera que había otra razón para probar la vacuna fuera de Israel.
"En algún momento nos cansamos de los obstáculos regulatorios", dice. "Tuvimos una vacuna efectiva en julio de 2020 y tuvimos que comenzar el proceso regulatorio. Eso se pospuso una y otra vez, mientras que la tasa de morbilidad diaria era de decenas de miles. Ese no era el momento para la burocracia", añade.
"Tendremos los resultados de la tercera fase de ensayos en Ucrania en unos meses y, salvo más obstáculos burocráticos, podríamos tener una vacuna lista para usar en 18 meses. Inicialmente, queríamos producir 15 millones de dosis para Israel y la Autoridad Palestina, pero es posible que tengamos que trasladar la producción fuera del país", explica.
Shapira dice que una vacuna desarrollada por Israel no sólo mostraría las capacidades médicas y científicas del país y honraría a Israel, sino que también se convertiría en una fuente de ingresos considerables.
- Escribiste que a pesar de tus repetidas advertencias sobre una pandemia mundial no fuiste consultado por el liderazgo.
- Hablé cuando pude. Pero la gente tenía la percepción de que una pandemia no era posible, y se aferraron a ella. Lo único que lamento es no haber hablado con más fuerza. Debería haber escrito directamente al primer ministro. Nunca tuve una reunión cara a cara con él.
- Mientras tanto, el CEO de Pfizer recibió todos los honores
- Lo que hizo no fue por simpatía hacia el sionismo, fue una decisión comercial. Nuestros científicos deberían haber sido honrados.
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