La vacuna contra el COVID-19 de Pfizer / BioNTech, la más aplicada en Israel, aumenta levemente el riesgo de inflamación cardíaca, pero el riesgo es mayor entre las personas infectadas con coronavirus, mostró un estudio israelí publicado el miércoles en el New England Journal of Medicine.
De cada 100.000 personas vacunadas, entre 1 y 5 probablemente desarrollarán miocarditis, informaron los investigadores que analizaron los datos de Clalit, el mayor proveedor de servicios de salud de Israel.
"Después de la vacunación, no encontramos evidencia de una prevalencia excesiva de infartos agudos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, arritmias, trastornos graves de la coagulación de la sangre o embolias pulmonares, que sí encontramos entre quienes contrajeron coronavirus sin haber sido vacunados"
Ran Balicer, fundador del Instituto de Investigación Clalit.
Entre las personas infectadas con coronavirus, esa tasa es significativamente más alta y se sitúa en 11 por cada 100.000 pacientes.
Los datos se publican días después de que la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer / BioNTech se convirtiera en la primera totalmente aprobada en Estados Unidos para personas mayores de 16 años, una medida que podría impulsar a los escépticos a vacunarse.
Los investigadores compararon las tasas de efectos colaterales en 884,828 personas vacunadas y un número idéntico de personas no vacunadas. Según el estudio, 21 personas presentaron miocarditis en el grupo inoculado, en su mayoría hombres jóvenes, en comparación con seis en el no inoculado.
Según los investigadores, la mayoría de los efectos colaterales en las personas vacunadas fueron leves, pero algunos, como la miocarditis, son potencialmente graves.
El fármaco existente mejora rápidamente la condición de los pacientes con coronavirus, reveló el estudio israelí.
Los investigadores también analizaron las tasas de efectos colaterales en más de 240.000 pacientes infectados. Los resultados indican que la infección por COVID-19 es en sí misma un factor de riesgo muy fuerte de miocarditis y también aumenta sustancialmente el riesgo de otros eventos adversos graves, señalaron.
"Para mí, se trata de un estudio realmente fantástico, en parte porque en realidad toma datos del mismo sistema y trata de proporcionar más información, no solo sobre los riesgos potenciales de la vacunación, sino también sobre sus posibles beneficios", dijo la doctora Grace Lee de la Universidad de Stanford.
El estudio, dirigido por el fundador del Instituto de Investigación Clalit, el profesor Ran Balicer, muestra la seguridad y la eficacia de la vacuna y que la inoculación es preferible a la infección.
"Después de la vacunación, no encontramos evidencia de una prevalencia excesiva de infartos agudos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, arritmias, trastornos graves de la coagulación de la sangre o embolias pulmonares, que sí encontramos entre quienes contrajeron coronavirus sin haber sido vacunados", sostuvo Balicer.
"La única excepción es la miocarditis, que de hecho resultó ser excesivamente común entre los vacunados, pero su prevalencia después de una infección por coronavirus sin vacunación es significativamente mayor. También es importante señalar que los hallazgos de Israel ya han demostrado que en la gran mayoría de casos, esta no es una condición peligrosa después de la inoculación y no deja daños duraderos, más allá de algunos casos marginales", agregó.
El profesor Balicer señaló que estos hallazgos subrayan la importancia de la vacunación a medida que Israel se enfrenta a la creciente morbilidad del coronavirus.
La vacuna de Pfizer, junto con la de Moderna, fue objeto de escrutinio regulatorio en varios países después de algunos informes de casos de inflamación cardíaca.
El Ministerio de Salud manifestó en junio que existía un posible vínculo entre tales casos y la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer.