El tratamiento de la diabetes atraviesa un verdadero cambio en estos días. La Sociedad Europea de Cardiología y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes acaban de anunciar nuevas pautas, que dieron a conocer en el congreso anual que tuvo lugar en París, y que plantean un cambio en la percepción acerca de cómo tratar a los pacientes con diabetes. Ambas instituciones recomendaron por primera vez un tratamiento de vanguardia con dos nuevos grupos de medicamentos, algunos de los cuales proporcionan beneficios significativos porque reducen tanto los valores de azúcar en la sangre como los riesgos para el corazón y los riñones; mejoran los valores que vienen junto con la diabetes, como el peso corporal, la hipertensión y otros.
La diabetes se considera la plaga del mundo moderno, y el aumento significativo de quienes la padecen se debe sobre todo al estilo de vida “menos activo” y a los malos hábitos de alimentación que caracterizan a los países desarrollados. Pese a que la gente es cada vez más consciente de la necesidad de hacer deporte y de tener una alimentación adecuada, en Israel hay más de medio millón de diabéticos, y todos los años se suman nuevos casos a las estadísticas.
Las nuevas recomendaciones de los mencionados organismos europeos reflejan que en los últimos años ha habido un cambio en la forma de entender la enfermedad y en su tratamiento, que alude a dos aspectos que hay que tratar simultáneamente. El primer aspecto –el de toda la vida– es, por supuesto, equilibrar el nivel del azúcar en la sangre, y cuanto más mejor, siempre que no cause hipoglucemia (descenso excesivo del nivel de azúcar). Y el segundo, y no menos importante, se refiere a evitar las complicaciones y los daños que causa la enfermedad a otros órganos.
Si bien la reducción de la hemoglobina de los diabéticos está estrechamente ligada al tratamiento de las complicaciones microvasculares, así como a las lesiones en las extremidades, a la visuión y otros, la cuestión de impedir que se desarrollen enfermedades del corazón y accidentes cerebro vasculares lleva muchos años sin respuesta. Sólo en los últimos años se ha demostrado que las nuevas y exitosas formas de tratamiento reducen el número de hospitalizaciones. Y también la mortalidad por enfermedades del corazón y de circulación sanguínea.
Factores de riesgo de diabetes
Las causas que llevan a la diabetes son varias. La mayoría de los diabéticos tienen muchos problemas asociados con la enfermedad. Entre ellos el sobrepeso, la hipertensión, un elevado nivel de grasas o lípidos en la sangre. Por ello nosotros, como médicos, tenemos que dedicarnos y tratar todos los factores de riesgo que causan la enfermedad, y no centrarnos únicamente en equilibrar el nivel de azúcar. Cuantos más mecanismos corporales tratemos, mayor y mejor será el impacto en la mayoría de los problemas que padecen los diabéticos. En los últimos años se han añadido dos nuevos tipos de tratamiento de la diabetes, algunos de los cuales han demostrado que son muy efectivos a la hora de prevenir enfermedades cardiacas. Y esto tanto en los pacientes que las tienen como en los que no, así como en reducir las hospitalizaciones y la mortalidad en los pacientes que sí tienen enfermedades cardíacas.
Ahora sabemos que el tratamiento apropiado de la diabetes debe comenzar en el momento mismo del diagnóstico de la enfermedad, e incluso antes en el caso de que haya antecedentes familiares de la enfermedad. No es casual que nosotros les expliquemos a los pacientes las medidas que han de tomar para impedir que aparezca la enfermedad. Se trata de cambiar el estilo de vida incorporando actividades físicas, dejar de fumar, alimentarse correctamente y adelgazar. Pero es importante insistir en que, en cuanto se diagnostica la enfermedad, debe comenzar de inmediato el tratamiento farmacológico, y no esperar.
Sabemos que, en ese sentido, la diferencia en los resultados es muy significativa. Y que cuanto antes abordemos el problema, y no descuidemos la situación esperando que aparezcan las complicaciones, mayor será el beneficio para el paciente. Cabe señalar que es muy importante tener un estilo de vida saludable mientras dure la enfermedad, y que el paciente entienda que si no lo tiene ningún tratamiento lo mantendrá en las mejores condiciones.
En el momento en que se detecta la enfermedad, hay que acudir al médico que se ocupará del tratamiento para comenzar a planificar el cambio del estilo de vida, y para elegir el enfoque más adecuado para ese paciente. Todos los medicamentos pueden, en potencia, tener efectos secundarios. Por ello hay que adaptar el tratamiento a las características personales del paciente. En consecuencia, el médico tiene que derivar enseguida al paciente a una nutricionista especializada en ese campo, que habrá de elaborar un menú apropiado para su estado, teniendo en cuenta limitaciones como alergia, gustos personales y otros.
El objetivo es elegir un menú que ayude al paciente en su enfermedad, y que pueda persistir a lo largo de mucho tiempo, y no el método “aquí te pillo y aquí te mato”. Asimismo hay que recomendarle al paciente que tenga una actividad física, y elaborar junto con él un plan adecuado a su capacidad y a sus deseos.
Es muy importante que el diabético vigile de cerca su estado junto con el médico de familia cada tres o cuatro meses, y que se haga las pruebas correspondientes. Entre ellas, medir la presión arterial, hacerse un análisis de sangre en la medida de las necesidades, controlar el peso corporal, y someterse a un examen ocular (del fondo del ojo) con un oftalmólogo. Y, al mismo tiempo, analizar la eficacia del tratamiento y que se adapte perfectamente a él o ella. En el caso de que suban los valores del azúcar en la sangre, hay que actuar de inmediato. Todo esto va a ayudar a prevenir y evitar complicaciones de la enfermedad y a mantener un buen estado de salud.
*La autora es especialista en Medicina de Familia