Israel tiene en este momento 229 pacientes hospitalizados en estado crítico por coronavirus. El número de nuevos contagios diarios se encuentra por arriba de 3.000. En el contexto del salto de los últimos días en las cifras de morbilidad, ya es posible reconocer las diferencias que la cuarta ola de la pandemia tiene con respecto a las anteriores.
Mientras que la palabra “cierre" vuelve a aparecer en la agenda pública israelí, tres directores de salas de atención por coronavirus, cuentan sobre la nueva realidad que toca afrontar con una noticia alentadora: una proporción significativa de los pacientes hospitalizados ya vacunados no llegan a requerir asistencia respiratoria y son dados de alta antes.
"Tenemos ahora 30 pacientes en el hospital, en comparación con los 150 que llegamos a tener en la última ola”, cuenta el doctor Ami Neuberger, director del departamento de coronavirus del hospital Rambam. "A su vez, en marzo llegamos a estar sin pacientes. Ahora empezaron a aparecer casos de a poco. Pero sabemos que las hospitalizaciones llegan unas semanas después del aumento de casos y eso debe ser tenido en cuenta”, explica.
Según Neuberger, el perfil de los pacientes de la ola actual tiene características particulares: “Vemos pocos pacientes de menos de 50 años y un gran aumento entre personas mayores, donde el efecto de la vacuna está disminuyendo. A diferencia de olas anteriores, los casos no se concentran en el sector ultraortodoxo ni en el árabe, sino en la sociedad en general. Los casos graves se dan principalmente entre personas mayores que fueron vacunadas hace mucho tiempo o que no se vacunaron”, describe.
El hospital Wolfson, de Holón, atiende a unas 40 personas. "La mayoría de los pacientes críticos padece de comorbilidades”, afirma el doctor Aharon Bolshinsky, director del área de coronavirus del hospital. "Suelen ser personas mayores de 70 años con enfermedades de base, similar a lo que sucedió en olas anteriores. La vacuna entre estos pacientes no funciona lo suficiente. La situación cambió muy rápido y de abrir una sala con ocho pacientes, pasamos ahora a atender a 40 personas, un ritmo similar a las olas anteriores”, resume.
Sin embargo, Bolshinsky señala que el deterioro de los pacientes que llegan al hospital es menor: “Menos personas requieren de un respirador y en general se los ve menos agotados”, advierte. “Espero que en los próximos días veamos el efecto de la tercera dosis”, evalúa.
La doctora Noa Eliakim-Raz, directora de la sala de coronavirus del hospital Beilinson, en Petah Tikvah, cuenta la situación en el establecimiento: "El número de pacientes aumentó gradualmente y esta semana se mantuvo estable. Hasta hace unos días no teníamos pacientes en la unidad de terapia intensiva y hoy fueron trasladados allí tres pacientes en estado crítico, los tres sin vacunar”, relata.
Eliakim-Raz afirma que “en los casos de personas vacunadas, suelen ser pacientes de edad avanzada, la mayoría de ellos mayores de 70 años, con importantes antecedentes patológicos, que se vacunaron al inicio de la campaña de vacunación”. Estos pacientes, afirma la doctora, “aun cuando llegan en una situación crítica, no colapsan y no experimentan deterioros dramáticos que deriven en un colapso respiratorio como en olas anteriores”.
“En el grupo de no vacunados, vemos cuadros graves similares a lo que ya conocimos e incluso con un deterioro de las vías respiratorias más veloz que en olas anteriores”, concluye Elyakim-Raz.