El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania informó que el presidente Volodímir Zelenski mantuvo una conversación directa con Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, y también dialogó con diplomáticos estadounidenses sobre el avión de bandera ucraniana que fue derribado en Irán y en el que murieron 176 civiles de diferentes nacionalidades.
Si bien no se difundió la naturaleza de la información recibida, los funcionarios del gobierno ucraniano indicaron que se trata de "información importante que debe ser analizada por expertos" y que Pompeo se ofreció personalmente a colaborar en la investigación.
Esta comunicación directa entre Washington y Kiev ocurre un día después de que fuentes del Pentágono aseguraran que el siniestro aéreo del miércoles fue provocado por el impacto de un misil antiaéreo iraní de fabricación rusa. Además, la hipótesis considera que el sistema defensivo iraní se activó accidentalmente, en medio del temor a represalias tras el ataque a una base iraquí con presencia militar estadounidense.
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Ucrania, Canadá y otros países afectados se involucraron en la investigación del siniestro aéreo en Irán
(MCT)
En calidad de mandatario de una nación que sufrió la muerte de 63 de sus ciudadanos en el incidente, el primer ministro canadiente, Justin Trudeau se expresó públicamente y avaló la teoría estadounidense junto con informes de los servicios de inteligencia propios. Lo mismo dijo Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, país interesado en esclarecer los hechos ya que tres británicos perecieron en el evento.
Irán, sin embargo, niega las acusaciones. Ali Abed Zada, director de la autoridad de aviación civil, aseguró que a su criterio "es evidente que no estuvo involucrado ningún misil" y describió que "el piloto pidió a la torre de control aterrizar poco tiempo después del despegue y no está claro el motivo por el que no tuvo éxito".
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Entre acusaciones occidentales y la desmentida iraní, se realiza la investigación de los motivos que provocaron la caída de un avión civil en Teherán
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A su vez, un vocero gubernamental de Teherán afirmó que la hipótesis del misil se trata de "una guerra psicológica contra Irán" y agregó que "todos los países cuyos ciudadanos estaban en el avión pueden enviar a sus delegados, y la empresa Boeing se puede unir a la investigación de las cajas negras". Además, el Ministerio de Relaciones Exteriores iraní le solicitó a Canadá que compartiera la información que avala la postura de sus servicios de inteligencia.
Sergei Ryabkov, viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, declaró que para Moscú no hay pruebas que permitan culpar a Irán y, según la agencia de noticias rusa TASS, el funcionario instó a los líderes mundiales a abstenerse de expresiones públicas sobre lo sucedido hasta que no hubiera mayores precisiones.
Desde la Unión Europea solicitaron "una investigación independiente y confiable, de acuerdo con las reglas de la Organización de Aviación Civil Internacional". Mientras tanto, Austrian Airlines y la aerolínea alemana Lufhtansa decidieron suspender sus vuelos a Teherán hasta nuevo aviso.
