Encuentro entre Olmert y Bush en la Oficina Oval
Encuentro entre Olmert y Bush en la Oficina Oval
AFP

Guerra de espías por Irán V: "Un obsequio de despedida sorprendente"

La quinta edición de este especial revela nuevos detalles sobre los choques entre Israel y Estados Unidos acerca de como debían actuar ante su enemigo común.

Ronen Bergman |
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Esa aceptación de Bush fue dramática. Estados Unidos mantiene una estrecha cooperación en inteligencia, con otros cuatro países llamados “los cinco ojos” (Five Eyes), que comprenden a Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y ellos mismos. Acceder a esos materiales de inteligencia es como un dique que se abre y a través de él irrumpe un flujo enorme de información que sacia la sed de años.
Unas semanas más tarde, tuvo lugar la primera reunión de la era “Los libros abiertos”. Se llevó a cabo en la “Midrashá”, la academia del Mossad, al norte de Tel Aviv. El encuentro fue descrito por uno de los israelíes como “un striptease recíproco completo”. Amós Yadlin, jefe del ala de Inteligencia y Meir Dagán, jefe del Mossad, informaron luego a Olmert que “nunca habíamos tenido algo así. Ellos volcaron, y nosotros volcamos. Hemos entrado a una era completamente diferente”.
Uno de los allegados a Netanyahu también se contagió del temor por espionaje. Un día se dirigió a un alto funcionario del Mossad: "Nos parece que nuestro gato se comporta diferente", comentó. "¿Puede ser que le hayan implantado un aparato para fotografiar y escuchar?"
Bush se comunicó con Olmert y le informó que sus hombres también estaban muy satisfechos, pero que una cosa le molestaba: que un general de dos estrellas de 50 años de edad esté sentado frente a un joven de 25. Olmert afirmó: “Le dije: 'Oiga, la inteligencia israelí está construida sobre esos jóvenes'. No hay nada que hacer, tenemos también niños de 19 años que dirigen operaciones de Inteligencia”.
Desde aquí estaba allanado el camino a la cooperación en numerosas operaciones con Estados Unidos y otros países. Los estadounidenses, según un alto funcionario israelí, se oponían a un ataque aéreo generalizado, pero no a otras acciones agresivas. “Ellos pensaban que ese es el rumbo correcto a seguir: secuestrar, eliminar, dificultar la vida, dañar las infraestructuras”, relata la fuente.
De acuerdo con las publicaciones extranjeras, hubo algo que los israelíes sí continuaron haciendo solos: atentados contra científicos nucleares. Según la ley norteamericana, los atentados a científicos de un país soberano, son una acción ilegal. EE.UU. no sabía, no quería saber y no preguntaba. Israel no le contó sobre estos hechos, “ni siquiera con una sonrisa y un guiño”, acentúa el jefe de la CIA de aquel momento, Michael Hayden.
En esa etapa, los norteamericanos ya habían entendido el tamaño del error en la publicación de la evaluación de inteligencia que había determinado que Irán no tenía planes nucleares militares. “Y por eso”, reconstruye quien fuera en ese tiempo el jefe del Cuartel General del ministro de Seguridad Barak, Ioni Koren, el ministro de Defensa Gates, en su última reunión con Ehud, justo antes de finalizar sus funciones, "trajo un obsequio de despedida sorprendente: un enorme detector de dirección y distancia para alertar sobre cohetes, asentado en la costa oeste de los EE.UU. Da la orden de desarmarlo y trasladarlo completo, como está, con los soldados, al Neguev”.
El acoplamiento del detector estadounidense al sistema Flecha, permitirá localizar un cohete desde una distancia de 2.000 km. Fue conectado directamente al búnker subterráneo de la Fuerza Aérea israelí, y en Israel estaban agradecidos, pero entendieron que no hay regalos gratis: uno de los objetivos de la generosidad norteamericana era calmar, “que sepamos que tenemos una alarma, que no nos precipitemos en decidir atacar”, explicó Koren. De acuerdo con una alta fuente, el detector tenía otro precio más: “Soldados estadounidenses, que tienen en el monitor cada despegue de un avión en Israel”.
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