El martes comenzó el juicio a Stephan Balliet, responsable de haber matado a dos personas en la puerta de una sinagoga alemana, y en la primera audiencia judicial el acusado se manifestó arrepentido por haber matado a una persona de raza blanca que no pertenecía a la comunidad judía.
“No quería matar blancos”, se disculpó el extremista de ultraderecha ante el tribunal de Magdeburgo, en referencia al acto que cometió en la puerta de un templo judío de la ciudad de Halle, en la región este de Alemania.
Las dos víctimas fatales murieron a tiros luego de que Balliet no pudiera ingresar a la sinagoga en la que rezaban decenas de judíos, en ocasión de la conmemoración de Yom Kipur (Día del Perdón). El asesino no rechazó los cargos en su contra y afirmó que intentó dañar judíos debido a que “son la causa principal del genocidio de blancos y buscan establecer un nuevo orden mundial”.
El arrepentimiento de Balliet obedece a una de las dos muertes que provocó, ya que al joven de 20 años que mató en segunda instancia tenía rasgos musulmanes que observó como un “objetivo apropiado”.
El tiroteo fue transmitido en vivo por el propio atacante y el juicio no se realiza solamente por los dos asesinatos documentados sino por una sumatoria de 13 causas penales. Entre ellas figuran también el intento de asesinato de los fieles de la sinagoga, los mensajes de odio que emitió en redes sociales antes de concretar sus planes, los heridos que provocó durante su intento de fuga y la portación de ocho armas y varios explosivos.
Igor Matviyets, miembro de la comunidad judía de Halle, participó de un acto frente al tribunal y expresó su temor a que este hecho se considerara un ataque contra los judíos y no contra la sociedad en general. “Todos somos posibles blancos de los crímenes de los terroristas de la extrema derecha”, refirió. A su vez Yosef Schuster, referente del Consejo Judío Central de Alemania, calificó al episodio como “uno de los incidentes antisemitas más horribles de los últimos años en el país”.