Cuando se trata de racismo en Estados Unidos, son muchos los judíos que se identifican con los negros; su lucha les recuerda las amargas experiencias que vivieron en tanto que minoría oprimida. Desde la esclavitud en Egipto hasta el Holocausto en Europa. Por eso no sorprendió que hubiera judíos en las protestas por el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis hace una semana. Y casi todas las organizaciones judías de Estados Unidos, incluso las de derechas, enviaron mensajes de apoyo a las protestas.
“Si queremos apoyar los derechos civiles, debemos responder a los ataques y agresiones a personas que no son blancas, como estaríamos del lado de un estudiante blanco que fuera víctima de antisemitismo en el campus de una universidad. O del lado de un judío ultrarreligioso al que agreden en las calles de Brooklyn”, escribieron tres líderes del nuevo grupo judío liberal “New York Jewish Agenda”, en un artículo publicado en el diario judío Forward.
Y dos rabinas liberales –Rachel Timuner y Sharon Kelly Yanbaum–, junto con Matt Nusenchuk (que fue el enlace de la comunidad judía con el gobierno de Obama), aparecen como firmantes del artículo titulado “Tenemos que ver su dolor, y comprometernos a actuar contra las fuerzas que lo causan”.
Por su parte, la doctora Vivian Fisher, una médica judía de 58 años de Minneapolis, no tardó en ir a la zona de las protestas equipada con una bolsa de todo el material médico que tenía en su casa. Participó en la protesta, junto con los manifestantes, durante cinco horas, y ofreció ayuda médica a quien la necesitara. “Me desperté el sábado por la mañana con una sensación de desesperanza. Me costó salir de la cama. Hasta ese momento, ninguna organización había ofrecido ayuda porque era demasiado inseguro”, cuenta.
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La doctora Vivian Fisher con el equipo médico en una manifestación en Minneapolis.
(JTA)
“Yo siempre actúo de acuerdo con la ética judía, y voy adonde me necesitan. Quien me había inspirado fue quien se desempeñaba como rabino cuando yo era una niña. Se llamaba Andre Unguer, y había participado –junto con los líderes de defensa de los derechos humanos– en la famosa marcha en Selma [de 1965]. En la manifestación del sábado hice lo que cualquier madre judía habría hecho: higienicé y vendé heridas y cortes, sobre todo los causados por vidrios hechos añicos. No había médicos. Fue terrible ver arder a mi ciudad”, dijo Fisher.
Identificarse, pese a los daños causados a instituciones judías
El policía colocó su rodilla en el cuello de Floyd con todas las fuerzas y con su peso durante casi nueve minutos, y su muerte encendió una ola de protestas que traspasaron las fronteras de Estados Unidos. Y la comunidad judía no se quedó atrás: todas las corrientes condenaron los hechos, y lo hizo incluso el Consejo Rabínico de Estados Unidos (ARC, según la sigla en inglés), la organización que agrupa a los rabinos ortodoxos, que solamente en ocasiones excepcionales hace declaraciones sobre temas como éste. “Nos unimos a todos los que luchan contra el racismo, la intolerancia y el odio”, decían en un comunicado en el que condenaban el asesinato.
Pero en algunos localidades las protestas dieron lugar a actos antisemitas, y se atacaron instituciones judías. Y cuando atacan sus instituciones, los judíos de Estados Unidos se encuentran en una situación delicada. Por un lado apoyan las manifestaciones, pero al mismo tiempo se convierten en víctimas de la violencia que aquéllas traen aparejada.
“Anoche hicieron trizas las ventanas e incendiaron nuestro restaurante 'Shock' de la calle Key Street de Washington”, escribió su propietario en el sitio web del lugar, en el que se sirve comida kosher israelí. “Aunque nos apena que haya sucedido eso, seguimos apoyando a los manifestantes para que puedan hacerse oír. La reparación de nuestro restaurante será relativamente fácil, en comparación con el arduo trabajo que todos tenemos que hacer para lidiar con la injusticia del sistema, que también afecta a nuestras instituciones. La vida de los negros importa”, afirmó el dueño del restaurante, que concluyó su declaración con esta última frase, que es el eslogan y nombre del movimiento afroamericano que surgió en el año 2013.
El sábado, en el que también se celebraba la festividad judía de Shavuot, algunos manifestantes llegaron al barrio de Fairfax de Los Ángeles, en el que los judíos son mayoría, y causaron daños tanto a sinagogas como a comercios judíos. En Richmond, la capital del Estado de Virginia, hicieron pedazos las ventanas de la entrada de The House of Love, una sinagoga reformista de 200 años de antigüedad cuya comunidad se fundó en el año 1789.
Alegan que gente de fuera había tomado el control de las protestas
No está claro quién o quiénes son los responsable de los ataques a las sinagogas. En muchos casos, a las manifestaciones pacíficas se sumaron pequeños grupos de incendiarios que rompieron ventanas, saquearon tiendas y quemaron casas.
Parte de la opinión pública estadounidense acusa a Antifa (antifascistas), un movimiento anarquista de extrema izquierda, de querer una escalada de la violencia en un ambiente general de disturbios. El presidente Donald Trump incluso los calificó de "organización terrorista".
Otros culpan a los movimientos de supremacía blanca de haber tomado en secreto el control de las protestas, con objeto de echar leña al fuego y de incentivar el conflicto racial. “Grupos de extremistas y agitadores de fuera aprovechan la situación en beneficio de su política violenta y extremista”, dijo William Barr, fiscal general de Estados Unidos.
A diferencia de lo que sucedió en los comercios e instituciones que se destruyeron o incendiaron, en los ataques a las sinagogas hubo mensajes antisemitas y antiisraelíes. Poco después de que estallaran los disturbios en Minneapolis la semana pasada, aparecieron esvásticas pintadas en un banco que había fuera de la sinagoga local Song of Hope. En Los Ángeles se profanaron, entre otras, las sinagogas Kehilat Iaacob y Tiféret Zvi.
El delicado equilibrio de los judíos de Estados Unidos
Las relaciones entre los afroamericanos y los judíos de Estados Unidos han sido muy complejas a lo largo de la historia. En la época de la lucha por los derechos civiles de los años ’60, los judíos fueron los aliados blancos más destacados de los afroamericanos. El rabino Abraham Yehoshúa Heschel, uno de los más importantes de la corriente conservadora de Estados Unidos, caminó junto a Martin Luther King junior en la famosa marcha de 1965 de Alabama, de Selma a Birmingham. Dos jóvenes activistas por los derechos civiles asesinados en Mississippi en 1964 junto con un colega negro –tras ayudar a los negros a registrarse para las elecciones– eran judíos (que inspiró el conocido filme de Alan Parker, Mississippi en llamas, de 1988).
El movimiento afroamericano al que se ha dado el nombre de “La vida de los negros importa” surgió después de que un jurado de Florida absolviera en el 2013 al asesino blanco de Trayvon Martin, un hombre negro inocente que no llevaba armas. Muchos judíos apoyaron entonces que se resaltara la violencia contra los negros y el racismo, que forma parte del sistema en Estados Unidos. Una encuesta que llevó a cabo, en el año 2017, el Instituto Institute for Social Policy and Understanding (Instituto de Política Social y Entendimiento, en español) mostró que el 57 por ciento de los judíos apoya ese movimiento, y que constituye el segundo grupo religioso más numeroso inmediatamente después de los musulmanes (la quinta parte de los cuales son negros).
Pero, aunque los judíos se consideran a sí mismos una minoría discriminada, muchos afroamericanos tienden a verlos como parte de una élite poderosa demasiado presente en los negocios, en los medios de comunicación y en el gobierno. Muchas personas asocian a los judíos con la población blanca privilegiada, con el establishment blanco al que acusan de racista.
“La comunidad judía se ha convertido en uno de los grupos religiosos más exitosos de nuestro país desde el punto de vista económico”, escribió esta semana en un artículo de opinión del JTA el pastor negro de Alabama, Anthony A. Johnson. “Y le pido a la comunidad judía que utilice su poder político y económico para ayudarnos a desmantelar el racismo institucionalizado y poner fin a la supremacía blanca, en especial a la hora de aplicar la ley, en los tribunales y en la sociedad en general”.
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![Tras los actos de vandalismo en la sinagoga Kehilat Iaacob [‘Congregación de Jacob’], algunos voluntarios limpian las paredes. (JTA) Daños en comercios judíos de Los Ángeles.](https://pic1.yitweb.co.il/cdn-cgi/image/f=auto,w=740,q=75/picserver/ynetespanol/crop_images/2020/06/05/HyGsAoWOnI/HyGsAoWOnI_0_0_980_1272_large.jpg)
![Tras los actos de vandalismo en la sinagoga Kehilat Iaacob [‘Congregación de Jacob’], algunos voluntarios limpian las paredes. (JTA) Daños en comercios judíos de Los Ángeles.](https://pic1.yitweb.co.il/cdn-cgi/image/f=auto,w=740,q=75/picserver/ynetespanol/crop_images/2020/06/05/HyGsAoWOnI/HyGsAoWOnI_0_0_980_1272_large.jpg)
Tras los actos de vandalismo en la sinagoga Kehilat Iaacob [‘Congregación de Jacob’], algunos voluntarios limpian las paredes.
(JTA)
De una encuesta que llevó a cabo la Liga Anti-Difamación se desprende que sólo una cuarta parte de los afroamericanos tienen ideas antisemitas. Pero el porcentaje de antisemitas en la población negra casi el doble que el porcentaje de antisemitismo en la población estadounidense en general.
Los graffiti que aparecen en las sinagogas en las protestas de estos días tienen sus raíces en la llamada interseccionalidad: el principio según el cual un grupo oprimido asume la representación de todos los grupos oprimidos. Así, en la plataforma política oficial, que dio a conocer el movimiento “La vida de los negros importa” en el año 2016, se apoyaba la lucha palestina, se calificaba a Israel de “país del apartheid” y se alegaba que Israel está cometiendo el “genocidio” del pueblo palestino.
El dilema de los judíos que no son blancos
Para los judíos negros, éste es un momento particularmente delicado y significativo. “Si otro judío que representa a judíos blancos me dice (sumado a todos los que ya lo han hecho) que no gozan de los privilegios de los blancos por ser judíos, por el Holocausto, porque los expulsaban de los colegios, me vuelvo loca”, escribió Julien Rish, judía y afroamericana, en un artículo que publicó en la JTA.
“Yo no tengo por qué tratar con personas que me dicen que mi historia (la parte negra) no existe dado que mi historia (la experiencia ashkenazí) sí existe. Pero sí me importa la cuestión”, dijo Rish, que trabaja en TribeHerald Media, una organización de medios de comunicación al servicio de judíos que no son blancos.
“Estoy segura de que, en parte, el motivo por el que Dios me ha creado con la piel de una judía mixta o birracial, descendiente de supervivientes del transporte de niños durante el Holocausto, de un soldado de la Segunda Guerra Mundial a quien echaron del liceo de Hamburgo por ser judío, y de dos negros sureños de Virginia fue para ayudarnos como pueblo a lidiar con nuestro ‘odio gratuito’, y a asumir la responsabilidad de ‘iluminar a los pueblos’, ayudando al prójimo en lugar de negar el dolor de los demás porque nuestro dolor todavía está fresco”, añadió.
(NdT: ‘Odio gratuito’ -que en hebreo se pronuncia ‘sinat jinam’- es un concepto judío que se refiere al odio sin motivo, cuando una persona odia a otra –o a otro grupo– sin una causa, únicamente por el hecho de que esa persona o grupo tienen ideas diferentes de la suya, o porque pertenece a otro grupo.)
(NdT2: ‘Iluminar a los pueblos’ es una expresión que aparece en el libro del Profeta Isaías del Antiguo Testamento, y se refiere a la misión universal del pueblo judío como guía espiritual y ético del mundo entero.)
“Me dicen que esto no es el Holocausto”
“Encendí las velas en la festividad de Shavuot con una sensación de pesadez y desesperanza”, cuenta por su parte Gina Green, una judía negra muy activa en la comunidad judía de Minneapolis y –entre otras cosas– miembro del Consejo Directivo de grupo Jews of Color Initiative (‘Iniciativa de judíos de color’, en español). “Oír a mi hijo negro de 16 años leyendo el Libro de Rut del Antiguo Testamento y jugando con mi hija de 5 años me causó momentos de satisfacción, pero no fueron suficientes para aliviar mi estado de ánimo”, agregó.
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El rabino Eliahu Allan Levin ayuda a Emilia Boynton Robinson, a quien habían golpeado policías durante una manifestación. Fue foto del año de la revista Time.
(AP)
“Me sentí profundamente agradecida cuando al terminar Shavuot, lo que coincidió con Shabat, mis amigos blancos –judíos y no judíos– me inundaron de mensajes de texto en los que ofrecían apoyo. Los últimos días fueron agotadores, pero a decir verdad también lo fueron los últimos cinco años, y los últimos 400 años… Los negros ya estamos cansados”, dijo.
A su vez Isaac Jordan, más conocido como el artista del grupo de hip-hop Y-Lov y fundador de la editorial TribeHerald (‘Los heraldos de la tribu’, en español) para judíos negros, considera que el problema está sobre todo en la comunidad judía ortodoxa. “Me dicen ‘esto no es el Holocausto; ¿por qué los negros se comportan así?’ Y yo les tengo que explicar una y otra vez a la gente, que muy a menudo no quiere escuchar”, contó.
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Isaac Jordan. “La brutalidad de la Policía y el racismo sistemático sencillamente no son el tema de conversación en la mesa de Shabat de muchos judíos”
(Gentileza)
Jordan comenta que siente que “la comunidad judía experimenta la misma brecha ideológica que divide a Estados Unidos”. Y agrega: “Uno lo ve más entre los judíos que apoyan a Trump… En el mundo ortodoxo de quienes apoyan a Trump oigo más ese tipo de cosas. Veo que eso sucede porque no conocen ni les importa conocer personas que no son blancas. Para muchos, éste es un tema realmente desconocido. Por ejemplo, para los jasidim. La brutalidad de la policía y el racismo sistemático sencillamente no forman parte de las conversaciones de muchos judíos en la mesa de Shabat”.