El sector ultraortodoxo registra altas tasas de contagio de coronavirus e incumplimientos de las medidas de aislamiento social, lo que motivó a que la policía apelara a la creatividad para hacer cumplir la ley: dos agentes se unieron en secreto a un rezo colectivo para castigar a los infractores.
Pese a la disposición de cerrar las sinagogas y la autorización de numerosos rabinos a que los fieles recen en sus casas, sin reunir a diez hombres como establece la ley religiosa, la policía de la región de Zevulun detectó actividades en varias sinagogas. Pero cuando los agentes llegaban a los sitios de oración los fieles eran advertidos de la situación y escapaban del lugar.
Por eso el jueves a la noche autoridades policiales decidieron un cambio de estrategia: dos agentes reemplazaron su uniforme por camisas blancas y la indumentaria típica de fieles ultraortodoxos, y se unieron de incógnito a una oración para advertir a los infractores en pleno acto.
Una vez iniciada la reunión los policías exhibieron sus identificaciones, informaron a los asistentes que estaban detenidos y que se les labrarían las correspondientes multas por violar las medidas de salud que rigen en todo el país.
Pocos minutos después la policía recibió una denuncia que indicaba que ese mismo lugar fue reabierto y las oraciones se habían reanudado a pesar de las advertencias. Un rápido operativo procedió nuevamente a la clausura del lugar y a multas más severas.