Ryan Cooper era un californiano de unos 20 años que no estaba seguro de su lugar en el mundo, cuando comenzó a enviarse correspondencia con Otto Frank, el padre de la famosa víctima del Holocausto, Ana Frank, cuyos diarios aún se leen alrededor de todo el mundo.
A través de docenas de cartas y varias reuniones cara a cara, los dos forjaron una amistad que duró hasta que Frank murió en 1980 a la edad de 91 años.
Ahora, con 73 años de edad, Cooper, un vendedor de antigüedades y artista en Massachusetts, ha donado su tesoro que incluye cartas y recuerdos que recibió de Frank al Museo Memorial del Holocausto de los Estados Unidos en Washington. Esto ocurrió con razón del 90º aniversario del nacimiento de Ana Frank acontecido el 12 de junio de 1929.
Él quiere compartir las cartas para que la gente pueda tener una comprensión más profunda del hombre que le presentó al mundo a Ana Frank, cuyo famoso diario de la Segunda Guerra Mundial se considera una de las obras más importantes del siglo XX.
"Se parecía mucho a Ana en que era optimista", dijo Cooper recientemente sobre Otto Frank en su casa de Cape Cod. "Siempre creyó que el mundo estaría bien al final, y depositó esa esperanza en los jóvenes".
Mientras el ejército alemán ocupaba los Países Bajos, la familia se escondió en el ático de la oficina de Otto Frank en Ámsterdam. Finalmente fueron descubiertos y enviados a campos de concentración, donde murió Ana, de 15 años, su hermana mayor y su madre, entre un estimado de 6 millones de judíos asesinados por los nazis.
Otto Frank fue el único miembro de la familia que sobrevivió, y vivió para ver cómo el ejército soviético liberaba el famoso campo de Auschwitz en la Polonia ocupada por los nazis en 1945. Dos años después publicó el diario de su hija y dedicó sus días a hablar sobre las atrocidades del Holocausto.
Pero en sus cartas y conversaciones en persona, Frank se centró menos en la dura experiencia de su familia y optó por aconsejar a Cooper a través de sus propias luchas cotidianas. Para Cooper, los temas a tratar iban desde perder a su madre, hasta cuestionar su educación sobre los testigos de Jehová, o preocuparse por su carrera y sus relaciones románticas.
"Algunas de las cartas realmente no tienen nada que ver con Ana", dijo Cooper. "En muchos sentidos, siento que fui adoptado por Otto. Me hizo sentir como si tuviera una familia durante un período de verdadero aislamiento".
En una carta, Frank instó a Cooper a inspirarse en el optimismo de Ana en circunstancias mucho más terribles.
"Quiero recordarle su ardiente deseo de 'trabajar para la humanidad' en caso de que ella sobreviviera", escribió Frank el 9 de enero de 1972. "Puedo ver en su carta que usted es una persona inteligente y que tiene su propia personalidad crítica, por lo que sólo puedo esperar que Ana te inspire para encontrar una perspectiva positiva de la vida".
Las cartas también muestran el costo que tuvo la vida de Otto Frank en su salud física y mental, dijo Edna Friedberg, historiadora del Museo en Memoria del Holocausto de Estados Unidos.
En una de las cartas posteriores a Cooper, la segunda esposa de Frank, Elfriede "Fritzi" Frank, escribió acerca de cómo su marido se esforzó para mantener su salud durante una serie de apariciones públicas y entrevistas antes de los 50 años del nacimiento de Ana Frank.
"Seguramente puedes imaginar que todo esto es muy emotivo para él y le quita mucha fuerza", escribió ella el 21 de marzo de 1979. "Pero no puedes impedirle que haga lo que él cree que es su deber".
Otto Frank murió el verano siguiente.
Mientras se acerca el cumpleaños número 90 de Ana Frank, Friedberg dijo que es importante recordar los sacrificios que Otto y otros hicieron para mantener vivo su legado. Sus escritos fueron conservados por Miep Gies, el secretario de Otto Frank, quien ayudó a la familia mientras estaban escondidos. Ella le devolvió los documentos después de la guerra.
"Otto Frank nunca tuvo que publicar ese diario. Como padre en luto, pudo haberse guardado esto para sí mismo", dijo. "Pero se lo dio como un regalo a la humanidad porque vio que hablaba de algo más grande. El tomó esa carga y la arrastró por el resto de su vida".
El museo las digitalizará y eventualmente hará que la colección de Cooper esté disponible en línea. Totaliza más de 80 cartas, incluyendo su correspondencia con Gies y otros que ayudaron a la familia Frank durante la guerra, y varios recuerdos familiares modestos. Esos incluyen el monedero de Otto Frank y una foto de Ana.
