Solamente el mes pasado el multimillonario judío demócrata Michael Bloomberg donó 16 millones de dólares para pagar multas y que miles de residentes de Florida recuperen su derecho a voto de cara a las elecciones en Estados Unidos, que se celebrarán el próximo 3 de noviembre.
Del otro lado, el magnate de los casinos Sheldon Adelson y su esposa israelí Miriam durante el verano pasado aportaron 25 millones de dólares en busca de que el partido republicano mantenga su mayoría en el Senado, y según el sitio de noticias Politico el presidente Trump pidió un nuevo apoyo a su campaña.
El peso demográfico de los judíos estadounidenses es pequeño e insignificante, pero el hecho de que judíos como Adelson, Bloomberg y muchos otros contribuyen a las campañas políticas con cifras que superan con creces la población judía en el país implica una fuente de poder.
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Las donaciones privadas, la principal fuente de financiamiento de las campañas políticas en EE.UU.
(Ynet)
En Estados Unidos esto no arrastra una connotación negativa: las contribuciones monetarias son legítimas y se las considera una forma digna de expresar posiciones y participar del proceso democrático. De hecho, debido a las fuertes regulaciones al financiamiento político desde las arcas públicas, las campañas electorales dependen en gran medida de las donaciones privadas.
Entre el 1 de enero de 2019 y el 1 de septiembre de 2020 unos 2,5 millones de contribuyentes donaron más de 7 mil millones de dólares a todas las campañas electorales del país. Sin contar a aquellos que hicieron grandes erogaciones para sus propias campañas en las primarias, como es el caso de Bloomberg, el promedio de donación por persona fue de 2300 dólares. Pero se trata de una cifra engañosa: el 18% de los donantes fue responsable del 92% de los fondos donados.
El número aproximado de donantes judíos es de aproximadamente 140 mil, lo que representa un 5,5% del total de los contribuyentes y casi el doble del porcentaje de población judía en EE.UU. Se estima que en total este grupo contribuyó con 1.500 millones de dólares a campañas electorales, poco menos de un quinto del total.
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Michael Bloomberg, el segundo judío que más dinero aportó a las campañas políticas de los últimos dos años.
(AP)
Una buena parte de esa suma fue por obra de Bloomberg, pero aún quitando al demócrata de la cuenta la participación judía en las donaciones es alta: 330 millones de dólares, un 6,6% del total. Y existe un desequilibrio similar al de la ecuación general, ya que el 10% de los donantes judíos abarca el 90% del total de donaciones de judíos.
¿A quiénes van esos montos? En los últimos dos años el 78% sirvió para financiar campañas demócratas, una cifra más o menos coherente con los patrones de votación de la comunidad judía estadounidense: se estima que en las elecciones de 2016 aproximadamente un 71% votó a Hilarry Clinton y un 24% al vencedor Trump.
A la luz de aquel triunfo republicano, se desprende que la influencia judía en los resultados de las elecciones es mínima. Pero también es cierto que los dólares que aportan personalidades judías tal vez sea tan importante, o inclusive más, que los votos emitidos por la comunidad más grande de la diáspora.
