Transmitir la memoria era una de las grandes razones para vivir que tenía Sara Rus. De hecho, su frase "Lucho por no olvidar" se convirtió casi en un lema que profesó durante toda su existencia, signada por la lucha.
Schejne María (Sara) Laskier de Rus, sobreviviente de Auschwitz y luego una fiel defensora de los Derechos Humanos en Argentina -siendo una de las líderes de las "Abuelas y Madres de Plaza de Mayo"- falleció este miércoles, a un día de cumplir los 97 años.
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Sara nació en 1927 en Lodz, Polonia, como Schejne María Laskier. Hasta el ingreso de los nazis en Lodz, Sara iba a la escuela judía y estudiaba violín.
(Museo del Holocausto de Buenos Aires)
"Cuando cuento mi historia, atravesada por mis vivencias en Auschwitz, y por la desaparición de Daniel en manos de la dictadura militar argentina, no siento dolor, al contrario, siento una liberación. La vida me dio este motor. Si yo quedé viva después de todo el sufrimiento... Quiero contar y siento que debo contar porque ya quedamos muy pocos sobrevivientes. Lucho por no olvidar. Lucho por la memoria", contó hace dos años en una entrevista con el portal argentino Página/12.
Sara nació en Lodz, Polonia, en enero de 1927. Fue, hasta 1939, la única hija de Jacobo y Carola Laskier. Antes de la llegada de los nazis a Polonia, iba a la escuela y estudiaba violín. A partir de entonces, esa niña comenzaría una lucha por sobrevivir, soportando innumerables miserias.
Ella misma relataba lo que le tocó vivir por aquellos años. Estuvo en el gueto de Lodz, donde le tocó trabajar en una fábrica de sombreros para poder comer y vio morir al hermano que tanto anhelaba tener.
Dos años después, salvó a su mamá de las cámaras de gas de Auschwitz y trabajó esclava en una fábrica de aviones. En el medio, se encontró con Bernardo Rus, un joven que conoció a través de su padre, pero no pudo vivir ese romance hasta que se liberó y llegó a la Argentina, tras cruzar de forma ilegal la frontera con Paraguay.
Allí, Sara, según contó "empezó de nuevo y fue feliz".
"Llegamos en 1948, con mi madre y Bernardo. Tuvimos que atravesar muchos obstáculos antes de poder establecernos en la ciudad", recordó Sara en una de sus charlas.
El 24 de julio de 1950 nació su primer hijo, Daniel. Cinco año más tarde, llegó Natalia. Para Sara sus hijos eran el regalo con el que la vida le recompensó tantos años de sufrimiento. Sin embargo, con la llegada de la dictadura militar, en 1976, su vida volvió a estar marcada por el dolor.
Daniel, su hijo, era físico nuclear. En 1976, ingresó a trabajar a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), pero en 1977 fue secuestrado y luego desaparecido. Otros veinte físicos empleados de ese organismo también fueron detenidos ilegalmente durante la última dictadura, como otros miles.
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En 1944 Sara fue llevada junto a su familia a Auschwitz, donde la separaron de su padre, a quien nunca más volvió a ver.
(Abuelas y Madres de Plaza de Mayo)
Según relató Sara, a Daniel lo subieron a una camioneta y esa fue la última vez que alguien lo vio. No hay testimonios que lo ubiquen en algún centro clandestino de detención, aunque su madre siempre sospechó que estuvo en la Escuela de Mecánica de la Armada -hoy conocido como ESMA-, también en Buenos Aires.
Cuando Daniel no volvió, Sara y Bernardo pensaron que se había accidentado. Recorrieron comisarías y hospitales, hasta que fueron a la CNEA y se enteraron de que estaba desaparecido.
“Ahí empecé a luchar", sostenía Sara, que luego se unió al grupo de mujeres que marchaba alrededor de la plaza principal de Buenos Aires para reclamar por la aparición con vida de sus hijos, conocidas como "Abuelas y Madres de Plaza de Mayo".
"Creo que no hay dolor más fuerte que cuando te sacan a un hijo; eso cambió toda mi vida. Lo empecé a buscar por todos lados; viajamos con mi esposo al extranjero para buscar ayuda, que interviniera con el gobierno. Viajamos por todos lados; hablamos con senadores y diputados en Washington. Todos mandaban cartas preguntando por Daniel, pero nunca hubo respuestas", contó la mujer en una de sus entrevistas.
"En el 77 Bernardo me dijo que estaba esperando el retorno de la democracia. Un día de 1983, me planteó: “si mi hijo en seis meses no vuelve, yo ya no tengo nada que hacer”.
"Volvió la democracia, pasaron seis meses, mi esposo se enfermó de un tumor y falleció el 2 de mayo de 1984", sostuvo.
Sin embargo, eso no detuvo a Sara. Su mayor anhelo era poder darle a su hijo una sepultura digna.
"Nosotros nunca quisimos venganza; sí justicia", aseguraba.
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Foto de una de las famosas rondas que hacen desde hace cuatro décadas las 'Abuelas y Madres de Plaza de Mayo' en el reconocido parque de Buenos Aires, Argentina.
(Abuelas y Madres de Plaza de Mayo)
Pese a su tenacidad, no pudo cumplir con lo que se había prometido aquel 15 de julio de 1977. Pero acompañó y celebró cada restitución de algún nieto o hijo que fueron recuperados en las últimas cuatro décadas en Argentina.
En 2008, recibió el premio Azucena Villaflor, otorgado por el gobierno nacional y fue declarada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, en 2010.
