Homenaje a los 60 judíos ejecutados durante el Holocausto en Wojslawice.
Homenaje a los 60 judíos ejecutados durante el Holocausto en Wojslawice.
AP
Monumento a las víctimas de la masacre de Wojslawice.

Polonia: realizan funerales dignos de judíos asesinados por los nazis

Un ex oficial de policía polaco cuya madre fue testigo de una ejecución masiva de judíos en Wojslawice, dedicó años a garantizar que las víctimas recibieran un funeral digno. Es una de las muchas personas que buscan tumbas judías sin nombre para rendirles homenaje.

Associated Press - Adaptado por Adrián Olstein |
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Los testigos polacos de la masacre de Wojslawice convivieron durante décadas con los recuerdos de sus vecinos judíos ejecutados en 1942. Entre sus recuerdos trágicos está el de un campo que manaba de sangre, un niño que pedía agua debajo de un montón de cadáveres y cuerpos que todavía se movían días después de la ejecución.
En los años siguientes, quienes habían presenciado la masacre compartieron su experiencia con sus hijos, advirtiéndoles que se mantuvieran alejados del lugar detrás de la iglesia ortodoxa donde unos 60 judíos, entre ellos 20 niños, fueron asesinados ese día de octubre.
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Monumento a las víctimas de la masacre de Wojslawice.
Monumento a las víctimas de la masacre de Wojslawice.
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(AP)
"Cuando era niño corría por estos campos, pero la gente más grande decía: 'por favor, no corran allí porque hay personas enterradas'", relata Marian Lackowski, un policía retirado cuya difunta madre presenció la ejecución en la pequeña ciudad del este de Polonia.
"Cuando era niño corría por estos campos, pero la gente más grande decía: 'por favor, no corran allí porque hay personas enterradas'"
Marian Lackowski
Nacido después de la guerra, Lackowski dedicó años a garantizar que las víctimas reciban un funeral digno, una misión que dio un paso decisivo el jueves cuando las autoridades religiosas judías y cristianas, el alcalde, alumnos de escuelas y otros miembros de la ciudad se reunieron para una ceremonia.
El grupo de personas caminó de forma solemne desde el centro del pueblo hasta el lugar de la ejecución. El silencio solo se rompió por gallos y perros que ladraron. Una vez en el lugar, sonaron las campanas de la Iglesia. Se recitaron oraciones judías y cristianas y los dolientes encendieron velas y colocaron piedras siguiendo la tradición judía en un nuevo monumento erigido sobre los restos de la masacre. “Que sus almas tengan un lugar en la vida eterna”, podía leerse sobre el monumento.
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Homenaje a los 60 judíos ejecutados durante el Holocausto en Wojslawice.
Homenaje a los 60 judíos ejecutados durante el Holocausto en Wojslawice.
Homenaje a los 60 judíos ejecutados durante el Holocausto en Wojslawice.
(AP)
La tragedia marca que el sitio de la fosa común de Wojslawice no es el único. Durante la ocupación alemana de Polonia en la Segunda Guerra Mundial, los nazis encerraron a los judíos en guetos y los asesinaron en campos de exterminio como Treblinka, Belzec y Sobibor. Pero también les dispararon en campos y bosques en las afueras de los pueblos, dejando fosas comunes que en los últimos años empezaron a conocerse.
Agnieszka Nieradko, cofundadora de una organización con sede en Varsovia dedicada a encontrar y recuperar tumbas sin nombre, dijo que la gran presencia de fosas comunes comenzó a evidenciarse hace aproximadamente una década. La persona a la que atribuye el primer paso en ese camino es Zbigniew Nizinski, un hombre protestante cuyas convicciones religiosas lo llevaron a rendir homenaje a los judíos polacos que ayudaron a hacer de Polonia una tierra multicultural durante siglos antes del Holocausto.
Nizinski visitaba con su bicicleta los pequeños pueblos y preguntaba a la gente del lugar dónde quedaba el cementerio judío. La respuesta era muchas veces la misma: ¿El antiguo cementerio previo a la guerra o a la tumba sin nombre de la época del Holocausto?
Nizinski transmitió luego sus descubrimientos a la Comisión Rabínica de Cementerios Judíos de Polonia y creó una fundación para ayudar a honrar los diversos espacios. En ese proceso fue que Agnieszka Nieradko junto a Aleksander Schwarz fundaron una organización en 2014 bajo los auspicios de la comisión rabínica para encontrar y preservar tantas fosas comunes como fuese posible, una carrera contra el tiempo a medida que los testigos crecen y mueren.
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Campo de exterminio de Sobibor.
Campo de exterminio de Sobibor.
Campo de exterminio de Sobibor.
(Piotr Bakun)
La fundación se llama Zapomniane, que significa “olvidado”. Pero Nieradko afirma que el concepto de olvido no permite abordar por completo lo que sucedió a lo largo del tiempo con esas tumbas sin nombre.
“Todo el mundo sabe sobre judíos enterrados en el bosque o en el campo. Es una historia oral que se transmite de generación en generación”
Agnieszka Nieradko
“Se encuentran en algún lugar al margen de la historia local, pero nunca han sido olvidadas. Cuando vamos a esos lugares, no descubrimos nada nuevo para estas personas”, sostiene. “Todo el mundo sabe sobre judíos enterrados en el bosque o judíos enterrados en algún lugar del campo. Es una historia oral que se transmite de generación en generación”, evalúa.
Nieradko y el rabino estadounidense Michael Schudrich, actual gran rabino de Polonia, viajan con frecuencia a las comunidades para las ceremonias dedicadas a nuevos monumentos en distintos lugares. Nieradko dice que ya se celebró la recuperación de más de 50 fosas comunes, otras 70 recibieron una primera demarcación con madera y cree que aún quedan más por encontrar.
Schudrich sostiene que ceremonias como la del jueves en Wojslawice dan a las víctimas del Holocausto sus tan merecidas tumbas y ofrecen una sensación de cierre de la historia a los residentes locales que fueron testigos de los asesinatos.
Algunos sobrevivientes y descendientes judíos de las víctimas del Holocausto finalmente tienen una tumba para visitar. Schudrich recuerda cómo una sobreviviente en Israel regresó a Polonia para la ceremonia en torno a un nuevo monumento en el lugar donde su madre y sus hermanos habían sido asesinados. “Simplemente se paró y abrazó la lápida porque nunca volvió a ver a su madre”, recordó.
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La renovada sinagoga de Wojslawice, Polonia.
La renovada sinagoga de Wojslawice, Polonia.
La renovada sinagoga de Wojslawice, Polonia.
(AP)
La fundación utiliza un radar de penetración de tierra, una técnica topográfica llamada detección de luz y rango y fotografías aéreas de la época de la guerra realizadas por aviones espías del ejército alemán para definir con precisión la ubicación y límites de las fosas. Pero nada es más importante que la memoria humana. “Si no tienes a una persona que te lleve hasta el lugar, todas esas herramientas sofisticadas son inútiles”, señala Nieradko.
No se realizan exhumaciones porque el judaísmo enseña que los restos humanos son sagrados y no deben tocarse.
Después de la ceremonia, el grupo se trasladó a la sinagoga renovada de Wojslawice, donde el alcalde rindió homenaje a la naturaleza multiétnica de la ciudad antes de la guerra, donde polacos, ucranianos y judíos vivían uno al lado del otro.
Un hombre de la ciudad cercana de Chelm, hijo de madre judía, se puso de pie durante los eventos para elogiar la tolerancia de los líderes locales, lamentando que ese no sea el caso en toda Polonia.
Lackowski, que trabajó muchos años para rendir homenaje al lugar del entierro, expresó su satisfacción de que las víctimas finalmente cuenten con un monumento. Dijo que a lo largo de su investigación recogió testimonio de ocho testigos “que cuentan historias horripilantes de que la pradera fluía con sangre, que un niño clamaba por agua de entre ese montón, que aun después de ser enterrados por días, había brazos y piernas que aún se movían. Fue algo terrible".
Nieradko afirma que ella y su fundación llevan su trabajo allí donde se les pide. También sostiene que supo de masacres en las que la gente del lugar estuvo involucrada en los asesinatos, y en esos casos suele haber menos voluntad de cooperar y que el espacio sea conmemorado. “Elegimos sitios donde haya esperanza. Los lugares difíciles los dejamos para tiempos mejores", concluye.
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