Beirut, la ciudad donde el martes fue asesinado el alto dirigente de Hamás, Saleh al-Arouri, los israelíes la ven como una zona infestada de miembros de Hezbolá. Sin embargo, hasta la Guerra de los Seis Días, miles de judíos vivieron allí, continuando una larga tradición de presencia en el Líbano durante siglos. Las estimaciones sugieren que en el pico, entre 12.000 y 20.000 judíos residían en el país.
Concentrada principalmente en el barrio judío de Beirut (Wadi Abu Jamil), la comunidad comenzó a dispersarse gradualmente, después de la Guerra Civil Libanesa. Según Moshe Zafarni, que abandonó el Líbano a la edad de 14 años, se pueden encontrar comunidades judías libanesas en Francia, México, Nueva York, Brasil y, por supuesto, en Israel, en ciudades como Bat Yam, Holon, Haifa y otras.
La semana pasada, AFP informó que el ex líder de la comunidad judía del Líbano, Isaac Arazi, falleció a la edad de 80 años. Arazi había estado activo durante años en la restauración de la sinagoga Magen Avraham, en el centro de Beirut.
"Unos 30 miembros de la comunidad todavía viven en el país, mantienen un perfil bajo y no se identifican públicamente como judíos", dijo Zafarni. "Hay un centro comunitario y una sinagoga, que fue renovada, después de haber sido dañada en la enorme explosión en el puerto de Beirut. Es una sinagoga que fue construida en 1926 y, aunque todavía existe, no se utiliza para las oraciones. En el pasado, en la calle de los judíos había 18 sinagogas, pero fueron destruidas y, por supuesto, ya no están activas", añadió.
–Respecto del Líbano, ¿cuáles son sus sensaciones sobre lo que está pasando en el país?
–No es ningún secreto que la mitad del pueblo libanés no está en favor de Hezbolá, pero la otra mitad lo apoya, creando un estancamiento político que impide el nombramiento de un presidente. El problema principal es que a Hezbolá se le permitió poseer armas, y más con el paso de los años; el grupo terrorista creció, se armó y saqueó la economía libanesa. Con financiación iraní, Hezbolá ignora la economía libanesa, mientras se presenta como un "escudo para el Líbano". En realidad, es pro-Hezbolá y está bajo la influencia de Irán. Si es un escudo para el Líbano, ¿por qué fue a luchar a Siria, por ejemplo?
El problema principal es que a Hezbolá se le permitió poseer armas, y más con el paso de los años; el grupo terrorista creció, se armó y saqueó la economía libanesa.
Hasta la guerra civil, e incluso después, el Líbano era considerado un destino querido por muchos europeos, con figuras prominentes del mundo árabe que visitaban el país. En ocasiones, incluso se hizo referencia a Beirut como el "París de Oriente Medio" y la influencia francesa estaba muy extendida, aun en el sistema escolar. Según Zafarni, la economía del Líbano todavía depende, en cierta medida, del turismo; pero no hay duda de que los acontecimientos de seguridad, la inestabilidad y los cambios demográficos afectan negativamente a este sector.
"Regresé en 1982, como soldado, a la tierra del Líbano, y estuve en lugares que alguna vez fueron prósperos destinos turísticos, con una animada vida nocturna. Tanto judíos como jeques árabes solían pasar tiempo allí. Recuerdo que el príncipe kuwaití solía ir, cada verano, gastando una fortuna en entretenimiento y ocio. El Líbano era muy vibrante y popular durante ese período", dice Zafarni. "También hay judíos libaneses que visitan ocasionalmente y entran al país con pasaportes no israelíes", añade.
–¿Ve alguna perspectiva positiva para el Líbano?
–Un futuro mejor sólo llegará si el pueblo libanés se encarga de reconstruir el país. Se enfrentan a desafíos internos y tensiones significativas entre diferentes segmentos de la población, y tendrán que resolverlos para seguir adelante. Hoy es como los cantones: cada comunidad intenta preservar sus pueblos y ciudades y gestionarse a sí misma. No hay mucha sensación de ser un país grande y unido.
–¿Aún sueña con volver a ver los paisajes de tu infancia?
–Ojalá, aunque sé que lo que recuerdo de niño y cómo luce hoy son dos cosas diferentes. La calle judía fue casi destruida y allí se construyeron rascacielos. Ahora, todo se ve diferente.