La proliferación de comisarios encargados de luchar contra el antisemitismo en toda la Unión Europea (UE), especialmente Alemania, recuerda el mordaz sarcasmo del periodista judío-alemán Kurt Tucholsky en 1931: "El destino de un alemán: hacer cola en un mostrador. El sueño de un alemán: sentarse detrás de un mostrador".
El ingenio de Tucholsky no ha perdido vigencia en 2023. Hay una especie de expectativa entre los judíos europeos, que están haciendo cola a las puertas de decenas de comisarios de antisemitismo, de que se haga algo.
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Katharina Von Schnurbein, enviada de la UE para la lucha contra el antisemitismo.
(Noam Feiner)
Y no escasean las personas que aspiran a ser comisarios, cargo que confiere un título de vanidad, crea la sensación de estar "del lado de los ángeles" y permite disponer de un generoso presupuesto para viajar a conferencias.
Casi todos los 16 estados alemanes tienen comisarios asignados a la lucha contra el antisemitismo. La ciudad-estado de Berlín tiene cinco. En Renania del Norte-Westfalia hay 22. Y existe un comisario federal de Alemania junto con un homólogo de la UE.
El problema con la industria casera de puestos burocráticos con títulos como "comisario del gobierno federal para la vida judía y la lucha contra el antisemitismo" para Felix Klein en Alemania y "coordinadora de la Comisión Europea para la lucha contra el antisemitismo" para Katharina von Schnurbein es que el aparato estatal ha establecido otra capa más de burocracia que no está por la labor de abordar el antisemitismo como proyecto antiterrorista.
Para peor, algunos de los comisarios avivan el odio contra los judíos.
Natan Sharansky, que preside el Instituto para el Estudio del Antisemitismo Global y la Investigación, sociedad que ayudó a desarrollar la definición moderna de antisemitismo, calificó recientemente de antisemita un tweet del comisario del estado de Baden-Württemberg, Michael Blume.
Sharansky, antiguo disidente soviético y ex ministro del gobierno israelí, dijo que el tweet de Blume era antisemita porque "demoniza a nuestro pueblo y acude a la clásica teoría de la conspiración".
Blume sugirió en su tweet que es víctima de un nebuloso grupo de israelíes conocido como "Equipo Jorge" que supuestamente opera fuera de Tel Aviv y podría estar implicado en la difusión de desinformación sobre él, aunque no aportó ninguna prueba que lo sostenga.
Este comisario tiene un gran historial documentado en la difusión de teorías conspirativas antijudías y antiisraelíes en redes sociales. El Centro Simon Wiesenthal, con sede en Los Ángeles, citó a Blume como parte del séptimo peor brote de antisemitismo en 2021.
Tristemente, los ejemplos de comisarios antisemitas incompetentes abundan.
Como el comisario del estado septentrional de Schleswig-Holstein, Gerhard Ulrich, que fue obispo protestante del norte de Alemania y predicó sermones impregnados de antisemitismo contemporáneo. Ulrich ve a los judíos como belicistas, en un lenguaje que recuerda al movimiento hitleriano que culpaba a la comunidad de una guerra mundial: "No podemos aceptar que un Estado moderno invoque a este Dios y sus promesas cuando se libra una guerra", declaró.
Además, Ulrich redujo la causa del conflicto y el sufrimiento en la región a un solo país: "El nombre 'Israel' carga con el horror y la miseria de esta guerra en Medio Oriente". Y comparó la barrera de seguridad de Israel, que ha impedido el terrorismo, con el Muro de Berlín del antiguo Estado de Alemania Oriental.
O como el comisario von Schnurbein, que lleva en el cargo desde 2015 y no ha pronunciado ni un solo comentario público sobre la necesidad imperiosa de que la UE ilegalice en su totalidad a las organizaciones terroristas genocidas y antisemitas Hezbolá y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC). En 2019, cuando se le preguntó si la UE debería prohibir al grupo terrorista, von Schnurbein respondió: "Mis responsabilidades se refieren a las políticas internas de la UE en la lucha contra el antisemitismo."
Una respuesta extraña a la luz del hecho de que Hezbolá llevó a cabo un atentado terrorista en un Estado miembro de la UE, Bulgaria, en 2012. Cinco judíos israelíes y un musulmán búlgaro fueron asesinados en ese ataque.
Además, Schnurbein guardó silencio este año sobre las proscripciones terroristas de Hezbolá, el IRGC y la ONG palestina Samidioun.
El antisemitismo letal llevado a cabo por movimientos terroristas yihadistas no está en el primer plano de las ideas de la UE.
A finales de 2022, fuentes de la seguridad del Estado alemán acusaron al IRGC de contratar terrorismo contra sinagogas en el estado de Renania del Norte-Westfalia y de espiar al presidente del Consejo Central de Judíos de Alemania. Según un informe de la revista política Kontraste de la televisión ARD, fuentes de seguridad creen que Ramin Y., germano-iraní, estaba detrás de los atentados.
"Estamos hablando de terrorismo de Estado", declaró un investigador.
Klein, comisario federal alemán, publicó un informe en nombre de la ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, titulado "Estrategia nacional contra el antisemitismo y por la vida judía". En él, no mencionaba al IRGC, a Hezbolá ni al islamismo radical. Para peor, tanto Klein como Schnurbein aclamaron el informe de la "Estrategia Nacional" como un "hito".
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Los presidentes de Israel, Polonia y Alemania en la ceremonia de conmemoración de los 80 años del levantamiento del gueto de Varsovia.
(GPO)
Para agravar el problema, Klein ignoró la condena por parte de un tribunal alemán en 2019 del ciudadano pakistaní Mustufa Haidar Syed-Naqfi, a quien el IRGC pagó para que vigilara a judíos europeos e instituciones israelíes. Según las autoridades alemanas, las acciones de Syed-Naqfi eran "un claro indicio de un intento [planeado] de asesinato."
Una posible explicación para el silencio de Klein: El gobierno alemán está profundamente comprometido con el defectuoso acuerdo nuclear iraní, el Plan Integral de Acción Conjunta, y probablemente no quiere que el comisario trabe los esfuerzos para revivir el acuerdo.
El ex secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, declaró que la República Islámica de Irán es el principal Estado patrocinador del antisemitismo del mundo. El gobierno estadounidense, tanto bajo administraciones demócratas como republicanas, ha designado al Estado teocrático de Irán como el peor Estado patrocinador del terrorismo del mundo.
Sólo cabe esperar que la actual enviada especial de Estados Unidos para vigilar y combatir el antisemitismo, Deborah E. Lipstadt, haga que sus colegas del otro lado del Atlántico recomienden una proscripción terrorista para el IRGC y Hezbolá.
Por regla general, no es buena idea que las comunidades judías externalicen completamente su seguridad a los burócratas. Un ejemplo innovador de asociación entre el sector público y el privado es el de la comunidad judía del Reino Unido, que creó el Community Security Trust (CST) para proporcionar "seguridad, protección y asesoramiento" a los judíos del país.
El CST es independiente del gobierno británico, pero colabora con las fuerzas del orden para prevenir ataques antisemitas violentos.
Lamentablemente, es probable que los funcionarios alemanes y el aparato estatal de la UE hagan caso omiso de los llamados para que cambien su comportamiento.
Para cerrar, se puede volver a Tucholsky, que escribió: "A veces, el que señala la suciedad es percibido como mucho más peligroso que el que la produce".
(*) Benjamin Weinthal escribe para el Middle East Forum.
