Estudiantes ortodoxos se unieron a través del programa Iniciativa de Aprendizaje Judío en el Campus de la Unión Ortodoxa (OU-JLIC) para ayudar a que casi 230 neoyorquinos se vacunen contra el COVID-19. El grupo de voluntarios, con sede en el centro de Manhattan, reconoció la dificultad que experimentaban muchas personas mayores para programar sus turnos en línea.
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La campaña llevada adelante por los ultraortodoxos de Nueva York ayudó a limpiar la empañada imagen de la comunidad en la ciudad.
(AJN)
El jóvenes se acercaron a las sinagogas y los centros comunitarios locales corriendo la voz de que quienes necesitaran orientación o ayuda debían comunicarse con los voluntarios. Finalmente, un total de 230 neoyorquinos obtuvieron su ayuda y lograron acceder a las inyecciones.
Jeff Vogel, un maestro de 67 años, hace semana que formaba parte del grupo de personas autorizadas para vacunarse, pero no lo había hecho porque no lograba sacar el turno. Tras contactarse con los voluntarios, recibió ambas dosis contra el virus y quedó totalmente inmunizado.
“Estoy muy agradecido de que el rabino Wolfson y su equipo de estudiantes y egresados pudieran conseguirme una cita tan rápido”, aseguró Vogel. Y añadió: “Es un proyecto increíble y su impacto es enorme. Me ayudaron a navegar por el sistema”.
La iniciativa también ayuda a cambiar un poco la golpeada imagen de las comunidades ortodoxas en los Estados Unidos y otros países, donde son vistas como reacias a las limitaciones y a las vacunas. En ese sentido, recorrieron el mundo imágenes como las de la comunidad judía ortodoxa de Borough Park, en el centro de Brooklyn, que durante tiempo hizo caso omiso a las restricciones.
Las reglas destinadas a detener la propagación de la pandemia están alimentando un conflicto entre el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, sobre cuán intensa debe ser la campaña para que las normas sanitarias se cumplan.
En mayo y junio, algunas yeshivás jasídicas (escuelas ortodoxas) reabrieron silenciosamente a pesar de las reglas que mantenían cerradas las escuelas en todo Nueva York. Lo mismo sucedió en Borough Park, donde reabrieron inmediatamente después de la festividad de Sucot, a pesar de que Cuomo había ordenado que las escuelas en el área permanecieran cerradas.
Algunas de las escuelas judías desplegaron técnicas sigilosas para ocultar que estaban abiertas. Pero otras no lo ocultarlo en absoluto, con autobuses escolares que circulaban por el vecindario recogiendo a los niños como si nada pasara.
