A medida que la guerra en Ucrania se recrudece y Rusia sigue atacando a la población civil, la situación de la comunidad judía y de todos aquellos a los que apoya es cada vez más grave.
En una entrevista con Ynet, el Gran Rabino de Kiev, Jonathan Markovitch, compartió algunas historias conmovedoras del frente de batalla.
Entre ellas la de Konstantina 'Nina' Vaslovskaya, una mujer de más de 80 años de Kiev, que conoció a la comunidad judía de un modo inesperado.
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Campaña de ayuda para los ucranianos que no lograron escapar de la guerra.
(Rabbi Markovitch)
Desgraciadamente, como explica Markovitch, hoy en día miles de ucranianos viven en la absoluta pobreza como consecuencia de la guerra, muchos de ellos de las generaciones mayores sin un lugar adonde escapar.
Los ucranianos ancianos y enfermos no pueden huir del país y, a diferencia de Israel, no hay refugios de protección para los misiles que caen por jornada.
Innumerables ancianos corren grave peligro de morir o resultar heridos por los ataques rusos, y los que no están heridos siguen luchando por poder cuidar de sí mismos en lo más básico debido a limitaciones económicas o físicas.
Parte del trabajo del rabino Markovitch consiste, por supuesto, en ayudar a la comunidad judía con comida, asistencia médica y ayudándolos a navegar por la difícil realidad de la Ucrania actual. Gracias a esta asistencia, Nina, que no es judía, conoció al rabino Markovitch.
"La verdad es que llegamos a ella por error, pero lo que ocurre hoy en día en Kiev es que hay un gran problema a causa de la guerra, por lo que la comida es muy cara y no hay suficiente... Sí, alimentamos [y ayudamos] a miles de judíos, pero no sólo quienes forman parte de la comunidad", confesó el rabino.
Nina vive cerca de la sinagoga y su marido, Valery, se puso en contacto con el rabino para pedirle ayuda para cuidarla, ya que está enferma y postrada en una cama. Además, parte de su casa fue destruida por un misil ruso.
Por este motivo, Markovitch descubrió la increíble historia familiar de Nina. En 1943, en la Segunda Guerra Mundial, sus padres hicieron algo que requirió un enorme valor. Rescataron a un padre judío y a su hijo durante la Shoá, motivo por el cual una organización judía ucraniana los reconoció como Justos entre las Naciones.
En aquel momento, explicó el rabino, Nina era sólo una niña pequeña, pero recuerda la experiencia y comprendió la gravedad de la situación. Hoy, no sabe qué fue de la familia que rescataron, pero sí que la madre y hermanos ya habían sido asesinados por los nazis cuando el padre y el hijo se escondieron en casa de su familia.
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Campaña para ayudar a Nina, una anciana ucraniana que no puede escapar de la guerra.
(Rabino Markovitch)
Durante ese periodo, Nina cuenta que "algunos vecinos sabían que esa familia judía estaba escondida en su casa, y nadie habló. Nadie se lo dijo, porque no apoyaban a los alemanes". Además, remarcó, "toda la familia tenía miedo de que si alguien se lo contaba a los alemanes, entonces los matarían".
El padre de Nina tuvo que buscar creativamente una excusa para disuadir a los oficiales nazis que visitaban a su familia, y finalmente alegó que los vecinos hablarían debido a la edad de la hermana de Nina. Por suerte para todos, la excusa funcionó y el nazi dejó de visitarlos.
Después de la guerra, el judío y su hijo se marcharon, diciendo a la familia de Nina que "recordarían esto el resto de su vida, porque le había salvado la vida".
"Los alemanes simplemente buscaban a esta familia, y no pudieron encontrarla", confesó el rabino Markovitch.
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"Nos levantamos por la mañana con el celular en la mano para buscar dónde impactaron los misiles".
(AP)
Hoy, el rabino, conmovido por la historia de Nina, la apadrina, junto con muchos otros ucranianos necesitados, supervisando la renovación de su hogar y asegurándose de que reciba la atención médica y la alimentación adecuadas. Es una tarea que requiere mucha paciencia, apoyo financiero, pero sobre todo un auténtico deseo de ayudar a los miles de ancianos que están atrapados en Ucrania, muchos de los cuales son ellos mismos supervivientes del Holocausto.
"Intentamos hacer todo lo que se puede", remacó, y añadió que alguien de la comunidad acude a ayudar a Nina cada dos semanas, como mínimo.
"No puedo [ayudar] a todo el mundo, pero lo intento. Especialmente a los que realmente tenían una relación con la comunidad judía, y te diré por qué lo hago... no porque me guste tanto visitar sus casas, es muy, muy difícil visitar a esta gente en sus casas... [sino] porque es verdad, primero ayudamos a la gente, y más allá de eso, a veces puedes oír historias increíbles", sostuvo.
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Edificio residencial dañado tras un masivo bombardeo ruso contra Ucrania.
(Foto: Reuters)
Mientras la guerra hace estragos, el rabino Markovitch subrayó que hay innumerables ancianos que ni siquiera habrían llegado a este punto sin las generosas contribuciones del público para ayudar a los necesitados en Ucrania. "Estas personas sufren mucho. Sufren todo el tiempo y, desde luego, durante la guerra, la situación no es fácil", cerró.
Quienes deseen apoyar la labor del rabino Markovitch en favor de Nina y otros ucranianos necesitados pueden obtener más información o hacer un donativo.