Mientras los equipos de rescate israelíes buscaban entre los escombros de la ciudad turca de Antakya tras el devastador terremoto de la semana pasada, con la esperanza de encontrar sobrevivientes atrapados, un anciano judío se acercó a ellos sosteniendo algo único en sus manos: dos pergaminos centenarios del Libro de Ester que se guardaban en la sinagoga local.
Los artículos tienen un significado especial para la comunidad judía turca, ya que contienen un libro de la tercera sección de la Biblia hebrea.
El hombre, con ojos llorosos, se dirigió al comandante Haim Otmazgin, jefe de la fuerza de búsqueda y rescate ZAKA, con una petición poco habitual.
"El último jefe de nuestra comunidad falleció trágicamente y, dada nuestra proximidad a Siria, no me gustaría que los pergaminos cayeran en manos equivocadas. Por favor, guárdenlos y asegúrense de que nuestra comunidad sea recordada", les comentó.
Conmovido por la petición del anciano, el mayor Otmazgin aceptó el deber de custodiar los objetos.
"En mi calidad de voluntario de ZAKA durante varias décadas, éste es uno de los momentos más conmovedores de mi vida", declaró. "Es un verdadero honor para mí salvar un documento histórico tan importante y asegurarme de que el patrimonio de la comunidad judía de Antakya permanece intacto, incluso después de que el terremoto lo redujera casi a la nada", agregó.
"En los próximos días consultaremos con un emisario de Jabad en Estambul para saber a quién debemos confiar los pergaminos", aseguró.
La misión israelí regresó el miércoles, después de esforzarse durante días por salvar vidas en condiciones muy duras. Aunque los rescatadores israelíes consiguieron sacar de entre los escombros a casi dos docenas de supervivientes, también recuperaron muchos cadáveres de personas que no tuvieron suerte, como el líder de la comunidad judía de Antakya, Saul Cenudioglu, y su esposa Fortuna.