Nadie sospechó de una pequeña mujer de ojos negros que corría entre los traumados judíos que habían desembarcado en el puerto de Casablanca, Marruecos, tras haber escapado de las garras de los nazis. Esta señora vestida de negro se acercó a ellos, les ofreció ayuda, les habló cariñosamente y les sonrió alegremente. Detrás de esa sonrisa estaba Helen Cazes Ben-Attar, una de las heroínas judías durante el Holocausto, que salvó la vida de decenas de miles de personas que huyeron de una Europa devastada al norte de África. Durante la Segunda Guerra Mundial, mientras arriesgaba su vida e intentaba sobrellevar tragedias personales que le ocurrieron, Ben-Attar estableció un sistema de rescate y apoyo para varios miles de judíos; les proporcionó atención médica, alojamiento y comida, pero sobre todo, los ayudó a alcanzar su tan ansiada libertad.
La maravillosa historia de Ben-Attar es casi desconocida por la gente. Es más, ni siquiera muchos de los inmigrantes que llegaron de Marruecos en Israel la conocen, a excepción de un puñado de académicos judíos que investigan sobre la vida judía en el norte de África durante el Holocausto. No obstante, muchos años después de que fuese asesinada y olvidada, el municipio de Ashdod ha decidido dar a conocer su historia, ya que algunos de los que llegaron al país desde Marruecos y alrededores, pudieron hacerlo justamente gracias a Ben-Attar. La idea es honrarla como corresponde y perpetuar su nombre. El proyecto, llamado "Orden de Mujeres en Nombre de Helen Ben Attar" se ha lanzado en la ciudad con el fin de empoderar a las niñas.
Helen Cazes Ben-Attar nació el 27 de octubre de 1898 en Tánger, Marruecos. Cuando tenía 19 años, su familia se mudó a Casablanca. Un año después, se casó con Moshe Ben-Attar, un miembro importante de la comunidad judía de la ciudad. La pareja tuvo tres hijos, una de los cuales murió poco después de su nacimiento. Tras la muerte de su hija, Ben-Attar decidió estudiar Derecho en Burdeos, Francia. Helen hizo historia cuando se convirtió en la primera abogada de Marruecos. Además de ser muy exitosa en su profesión, quiso ayudar a la comunidad judía. Ben-Attar fue entonces nombrada para un importante puesto en la Cruz Roja, y a su vez fundó la sucursal de WIZO (Organización Mundial de Mujeres Sionistas, por sus siglas en inglés) en Marruecos, convirtiéndose así en su presidente.
La vida personal de la joven Ben-Attar estuvo repleta de tragedias. Después de la muerte de su hija, su esposo falleció a los 39 años de edad. Sin embargo, su pena no la detuvo. En aquella época se desató la Segunda Guerra Mundial, y Ben-Attar decidió estar más activa que nunca. "Helen comenzó a recibir información sobre el destino de los judíos en Europa y quiso ayudarlos de todas las formas posibles", afirmó la doctora Michal Ben-Ya'akov, una investigadora especializada en judaísmo del norte de África.
En un comienzo, Ben-Attar sólo se dedicaba a recaudar fondos y proporcionar alimentos y alojamiento a los primeros refugiados judíos que habían huido de Europa. Poco después, en 1940, fue nombrada representante del Comité Judío Americano de Distribución Conjunta (conocido como ‘Joint’) en Marruecos. "Esta es la etapa en la que decidió dedicar su vida a salvar judíos", dijo Ben-Ya’akov. "El hecho de que fuera viuda le dio libertad para actuar, y comenzó a recaudar fondos para ayudar a decenas de miles de refugiados judíos que llegaron de Europa a Marruecos de camino a América del Norte. Debemos recordar que ella se movía en un ambiente de hombres de los años 40’, y a pesar de ello logró relacionarse con diversas organizaciones para que ayudaran a los judíos”, agregó la investigadora.
Activismo que se sobrepone a los obstáculos
Después de la caída de Francia frente a los nazis en julio de 1940, Ben-Attar se reunió con refugiados judíos que habían huido principalmente de Alemania y habían llegado al puerto de Casablanca. "Ben-Attar actuó sin cesar por los refugiados", afirmó Ben-Ya’akov. Y señaló: “Se creó el Comité para la Asistencia de Refugiados Extranjeros, y bajo este pretexto ayudó a muchos judíos a escapar de los nazis. Se preocupaba por ellos, y con la ayuda de las autoridades y diversas organizaciones internacionales, les dio refugio, alimentos, ayuda médica, dinero y asistencia para encontrar trabajo”.
El profesor Haim Saadon, un historiador especializado en investigaciones sobre la vida de los judíos en los países islámicos y decano de estudios académicos en la Universidad Abierta de Israel, también quedó cautivado por la personalidad de Ben-Attar. "Algunos de los refugiados que llegaron sin visas fueron arrestados y encarcelados en los campos de detención del régimen de Vichy. Helen los ayudó durante el arresto y los representó voluntariamente como abogada en los tribunales; gracias a eso algunos fueron liberados”, señaló.
Según estimaciones, Ben-Attar ayudó a salvar a unos treinta mil judíos. En algunas ocasiones puso en riesgo su vida y pudo haber sido arrestada por las autoridades pro-nazis. La obtención de visas falsificadas para docenas de niños judíos parisinos que salvaron sus vidas cuando fueron llevados a Marruecos fue uno de los logros de esta mujer. En una ocasión, dos refugiados que escaparon de un campo de detención fueron arrestados. Durante el interrogatorio, hablaron de la actividad de Ben-Attar, y tras su testimonio, una de sus ayudantes fue arrestada. Poco tiempo después, la Policía fue a detenerla también a Helen, pero ella logró escapar y activó sus contactos en el Colegio de Abogados para evitarlo.
En otra oportunidad, oficiales nazis llegaron a su casa en busca de material incriminatorio. Ben-Attar, que los vio acercarse a su domicilio, rápidamente ocultó los documentos, entre los que se encontraban los nombres de los judíos y de las organizaciones que la ayudaron. "Helen era la persona adecuada, que estaba en el momento y el lugar correctos, donde además no había nadie más que ella”, remarcó Saadon.
First published: 09:01, 06.08.19