"Fue un doble mitzvah", tituló el New York Post: una pareja sintonizó en línea los servicios de Shabat en su sinagoga de Minnesota, luego se desnudó y comenzó a tener actividad sexual en vivo por Zoom.
La historia sobre el incidente del 14 de mayo salió a la luz este fin de semana e inmediatamente se hizo viral entre la comunidad judía de Estados Unidos.
El incidente en la sinagoga Beth de St. Louis Park, suburbio de Minneapolis, no es sólo una fuente de frivolidad. También señala los riesgos potenciales del uso de la tecnología de streaming por parte de las sinagogas conservadoras, a las que las autoridades de la ley religiosa del movimiento prohíben utilizar dispositivos electrónicos en el día de reposo.
Al permitir el uso del streaming en Shabat como medida de emergencia a la pandemia, el comité de la ley judía del movimiento declaró que cualquier equipo de debe ser utilizado con la configuración "prender y olvidar", es decir, preparado antes del Shabat y no tocado una vez que comience.
Esa puede ser la razón por la que la pareja pudo transmitir sus relaciones sexuales durante más de 45 minutos, sin que nadie de la sinagoga interviniera para detenerlos o sacarlos del Zoom.
"Me siento muy mal por la pareja que vio su nombre manchado, o al menos su imagen", comentó el rabino David Paskin, que trabaja en una sinagoga de Florida y también consulta, como Torah Tech Guy, con grupos judíos en temas de tecnología.
"Pero todavía somos bebés en esto, estamos aprendiendo cómo hacerlo. Me asombra la cantidad de gente que todavía no sabe cómo silenciar o anular el sonido de sus micrófonos", agregó.
La sinagoga Beth declinó las peticiones de comentarios sobre el incidente y la forma en que gestiona los servicios virtuales. Además, un administrador del establecimiento también declinó hablar sobre el tema.
Pero en Twitter, una mujer que se identificó como una congregante de Beth sugirió que la adhesión a la ley judía, en lugar de la ineptitud tecnológica, fue la razón por la que el incidente duró tanto.
"Nadie agarró el teléfono para detenerlo porque era sábado y duró 45 minutos", escribió. Y añadió: "Para aclarar: nadie que trabajara en la sinagoga agarraba el teléfono para controlar el zoom".
Este problema sólo podría surgir en el subconjunto de sinagogas conservadoras que emplean Zoom como plataforma de transmisión. Las ortodoxas no utilizan la tecnología digital en Shabat y las reformistas no se verían perjudicadas por la imposibilidad de intervenir en caso de necesidad.
Algunas sinagogas conservadoras retransmiten con tecnología pasiva en la que sólo se ven los líderes de la oración. Pero muchas otras prefieren una transmisión bidireccional como la de Zoom, ya que permite recitar el Kaddish de los dolientes en voz alta o dirigir a la congregación en la oración.
La rabina Rachel Ain, de la sinagoga Sutton Place de Nueva York, que utiliza tanto Zoom como la transmisión pasiva para complementar los servicios presenciales, no quiso comentar el incidente en Beth.
"Lo que aprendimos en los últimos años es que hay diferentes maneras en que el clero toma decisiones para su comunidad", afirmó Ain. "Lo hacen en consulta con el Comité de la Ley y las Normas Judías, pero hay muchas aportaciones que conforman esa decisión", sumó
"Si no se designa a alguien que no sea judío para que se ocupe de estas cuestiones, existe un riesgo muy alto de que una persona judía intervenga y viole no sólo las prohibiciones rabínicas, sino también las bíblicas", manifestó el dictamen, llamado teshuva. "Por lo tanto, se insta encarecidamente a que, si estos sistemas se consideran 'demasiado importantes para fallar', se encargue su supervisión a una persona no judía".
Aunque los dirigentes de Beth no intervinieron mientras los asistentes a su bat mitzvah tenían sexo, otros fueron menos reacios a romper las reglas del Shabat. De hecho, alguien llamó a la pareja para avisarles de que estaban siendo grabados.
Y alguien hizo una captura de pantalla, creando un registro permanente de su desventura que rebotó en las redes sociales, provocando schadenfreude y, a veces, una reflexión irónica sobre la ley judía.
"Nunca escuche un argumento mejor para explicar por qué no se deben usar aparatos electrónicos en Shabat", escribió un usuario de Twitter que vio la historia del New York Post.