Los grandes rabinos de Israel, Yitzhak Yosef y David Lau, y decenas de rabinos locales, todos funcionarios públicos, han anunciado que no reconocerán las conversiones estatales y no permitirán que los conversos se registren para casarse si los procesos no son llevados a cabo por el Gran Rabinato.
La decisión fue tomada en protesta contra la reforma que pretende llevar a cabo el ministro de Asuntos Religiosos, Matan Kahana, según la cual los rabinos de las ciudades también podrán realizar conversiones, y no sólo los tribunales especiales en nombre del estado, tal como sucede actualmente.
Los líderes religiosos explicaron que "la conversión no se puede llevar a cabo por un interés civil, social o cultural, sino sólo por un deseo sincero de ser parte del pueblo de Israel y de aceptar la Torá y las mitzvot (mandamientos)
El Gran Rabinato celebró una reunión de emergencia este mediodía (miércoles) tras las gestiones impulsadas por el ministro Kahana para la privatización de los servicios religiosos, con énfasis en asuntos relacionados con los alimentos kosher y las conversiones al judaísmo. Al final del encuentro, los participantes anunciaron que se negarían a cumplir con la ley. "Esta es una guerra existencial”, expresaron los rabinos en una declaración tras la reunión. Y agregaron que "se mantendrán firmes en la protección de la entrada al pueblo de Israel ... Esta realidad conducirá inevitablemente a la creación de comunidades separadas y creará una grieta en el pueblo".
Los líderes religiosos explicaron que "la conversión no se puede llevar a cabo por un interés civil, social o cultural, sino sólo por un deseo sincero de ser parte del pueblo de Israel y de aceptar la Torá y las mitzvot (mandamientos). Y añadieron: "Quien considera la conversión masiva de los no judíos como una misión 'redentora' o 'nacional', cuyo objetivo es evitar la asimilación por parte de las conversiones no basadas en la halajá (Ley judía) logra el objetivo opuesto e incorpora al pueblo de Israel a personas no judías con el disfraz de la conversión”.
Los rabinos señalaron que las recientes medidas del gobierno en materia de religión y estado son "parte de una tendencia general de perjudicar a los servicios religiosos, kosher, de casamiento y conversión, cuyo objetivo final es abolir la identidad judía del Estado de Israel y eliminar la institución rabínica en el país".
Yitzhak Yosef, gran rabino sefaradí y presidente del Consejo Rabínico Principal, instó al gobierno a dar marcha atrás con la decisión. “No destruyan el judaísmo en la Tierra de Israel", dijo.
El gran rabino ashkenazí, David Lau, sostuvo que la reforma era innecesaria, ya que "el sistema de conversión hace un esfuerzo dentro del marco de las reglas halájicas para facilitarla tanto como sea posible". También instó a los rabinos de las ciudades que aspiran a obtener la autoridad para poder llevar a cabo las conversiones, a acompañar a los conversos antes y después del proceso. "Si realmente les importa este asunto y la asimilación, vengan a ayudarnos a fortalecer a las personas que viven en sus ciudades”, aseveró.
