Sinagoga Reicher en Lodz, Polonia.
Sinagoga Reicher en Lodz, Polonia.
Sinagoga Reicher en Lodz, Polonia.

Temen la demolición de una sinagoga polaca que sobrevivió al Holocausto

La comunidad judía de Łódź se sorprendió al notar que la sinagoga de Reicher tenía nuevas cerraduras y ya no podían entrar. Los propietarios del edificio de 120 años alegan riesgos estructurales.

Itamar Eichner - Adaptado por Adrián Olstein |
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Un alboroto movilizó a los miembros de la pequeña comunidad judía de Lodz en Polonia, cuando la antigua sinagoga en la que rezaron durante décadas fue cerrada de forma inesperada, cambiando las cerraduras del edificio y dejando afuera a sus asistentes habituales. Se trata de una de las pocas sinagogas que sobrevivió al holocausto y que sigue funcionando con fines religiosos a 120 años de la inauguración del edificio.
La sinagoga ortodoxa "Reicher" fue construida a finales del siglo XIX por el acaudalado empresario judío Zev Wolf Reicher
La sinagoga ortodoxa "Reicher" fue construida a finales del siglo XIX por el acaudalado empresario judío Zev Wolf Reicher. El edificio se inauguró en 1902, y en sus primeros años fue utilizado como centro comercial, hasta convertirse en sinagoga. Sobrevivió al terror nazi gracias a un movimiento de falsa venta a través del cual el empresario judío traspasó la propiedad a un socio alemán, que lo utilizó como deposito de sal. Los nazis no la destruyeron a pesar de que la pequeña estructura está decorada en todos sus flancos por estrellas de David.
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Sinagoga Reicher en Lodz, Polonia.
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Sinagoga Reicher en Lodz, Polonia.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, los judíos volvieron a rezar al lugar. La propiedad volvió a manos judías, pero a los descendientes del dueño original no les interesaba la religión y querían venderla. En el acuerdo de venta había una condición según la cual los compradores no podrían modificar el edificio ni destruirla siempre que hubiera judíos que la utilizaran para rezar. La pequeña comunidad judía de Lodz pagaba el alquiler al propietario, y a lo largo de los años los judíos siguieron asistiendo al lugar.
Hoy en día, la sinagoga y el complejo dentro del cual se encuentra son propiedad de una inmobiliaria local. Según la comunidad judía, un día la inmobiliaria cambió las cerraduras e informó a los miembros de la comunidad que ya no tenían permitido el ingreso. De forma oficial informaron que la construcción presenta riesgos estructurales y que, en su rol de propietarios, no podrían hacerse cargo si algo sucediera.
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Interior del edificio de 120 años de antigüedad.
Interior del edificio de 120 años de antigüedad.
Interior del edificio de 120 años de antigüedad.
En la comunidad judía sostienen que la inmobiliaria está difundiendo la idea falsa de que en el lugar ya no hay actividad religiosa y que, por lo tanto, se lo puede demoler. Se estima que la intención de los propietarios es construir en el lugar una torre de apartamentos.
Antes de la Segunda Guerra Mundial más de 200.000 judíos vivían en Lodz, y aproximadamente uno de cada tres residentes de la ciudad era judío
David Gorfinkel, un joven judío que vive en Lodz y dirige una asociación que promueve la cultura judía, dice que entre 20 y 30 personas asistían a diario al lugar, pero que esa cifra era cambiante porque también había turistas israelíes que lo visitaban y participaban de las festividades. En el último tiempo la comunidad judía creció gracias a la llegada de refugiados judíos de Ucrania.
Según Gorfinkel, la comunidad cuenta oficialmente con unos 100 judíos aunque los números no tienen en cuenta a muchas personas no registradas. Antes de la Segunda Guerra Mundial, señala, más de 200.000 judíos vivían en Lodz, y aproximadamente uno de cada tres residentes de la ciudad era judío.
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Entre 20 y 30 personas asistían al lugar a diario.
Entre 20 y 30 personas asistían al lugar a diario.
Entre 20 y 30 personas asistían al lugar a diario.
Meir Bolka, presidente de la asociación J-nerations, expresó: "Hablé con David Gorfinkel y le ofrecí mi ayuda con la asistencia legal, así como con el examen de las opciones financieras para encontrar una solución y preservar la sinagoga, y no permitir que se cierre o, Dios no lo quiera, sea demolida. Una y otra vez nos encontramos con casos de hostilidad hacia las pequeñas concentraciones judías que quedan en Polonia, y no es necesario entrar en definiciones sobre racismo porque es evidente".
Agregó que "la venta original de la sinagoga fue un movimiento inteligente que preservó el edificio. Sin embargo, hoy en día, cuando los propietarios intentan cambiar el uso de ese espacio, es responsabilidad del Estado bajo la Comisión de Antigüedades y Preservación Patrimonial garantizar que dichos bienes sean nacionalizados para que no sean destruidos.
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