El propietario de un taller de reparación de automóviles en Bélgica aseguró que no atenderá a clientes judíos para protestar por la posición de Israel sobre la guerra de Rusia contra Ucrania.
El Foro de Organizaciones Judías, grupo que representa a judíos belgas de habla flamenca, informó que tomará medidas legales contra Ludo Eyckmans, el propietario del taller en Stabroek, cerca de Amberes. Negar el servicio a las personas por su fe, raza u orientación sexual es ilegal en Bélgica.
"A partir de hoy, nuestros clientes judíos ya no son bienvenidos para el mantenimiento de sus coches o la resolución de problemas", escribió Eyckmans en un correo electrónico que envió a los medios de comunicación belgas la semana pasada, según el grupo judío. Citó el "fracaso de Israel en reconocer los crímenes de guerra" del ejército ruso en Ucrania.
El ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, afirmó la semana pasada que "las fuerzas rusas cometieron crímenes de guerra" en Ucrania, pero el primer ministro, Naftali Bennett, no fue tan duro.
Los líderes israelíes están equilibrando sus intereses dentro del conflicto, incluyendo la participación rusa en el país vecino, Siria, y la seguridad de los judíos en ambos países.
El enfoque permitió a Bennett desempeñar un papel en la búsqueda de conversaciones entre Rusia y Ucrania, pero también dio lugar a críticas a Israel por parte de aquellos que desearían que adoptara una postura más firme.
El Foro de Organizaciones Judías escribió a Eyckmans para decirle que los judíos de Bélgica no determinan la política exterior israelí, según un portavoz del grupo, Hans Knoop, a la Agencia Telegráfica Judía. El propietario del taller no respondió a las peticiones de comentarios.
Varios empresarios y proveedores negaron el servicio a los judíos en Bélgica en los últimos años en relación con su percepción de las acciones de Israel.
En 2014, en medio de los intercambios de disparos entre Israel y Hamás en Gaza, la policía retiró un cartel de una cafetería belga en el que se decía que no se permitía la entrada a los judíos, tras una denuncia de un organismo de control del antisemitismo.
También ese año, un médico belga se negó a tratar a una mujer judía con una costilla fracturada, sugiriéndole que visitara Gaza para librarse del dolor.
Por otra parte, un empleado de una tienda de Amberes se negó supuestamente a servir a un cliente judío "por protesta", según contó.
