Ante todo fueron Hitler y la propaganda nazi los que utilizaron el documento en un intento por demostrar que los judíos eran una amenaza seria para Alemania. De hecho, Hitler citó los protocolos explícitamente. El régimen que encabezó distribuyó el libro, que finalmente fue parte de lo que se llamó un “permiso para el genocidio”, que culminó en los horrores del Holocausto.
Esta semana se cumplieron 100 años de un acontecimiento histórico en la lucha contra el antisemitismo: la refutación del libelo antisemita más venenoso e influyente jamás publicado, "Los protocolos de los sabios de Sión". Philip Graves, periodista del periódico británico The Times, fue el encargado de desmentir hasta el último detalle del documento. El reportero analizó los protocolos, en los que se señala un plan secreto de los líderes judíos para apoderarse del mundo. Pero en lugar de una conspiración encubierta, Graves demostró que se trataba de un plagio llevado a cabo por miembros de la policía secreta rusa de una obra literaria francesa que abordaba un tema completamente diferente.
En el artículo, que fue publicado el 17 de agosto de 1921, Graves comparó pasajes de "Diálogos en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu (1864)", de Maurice July, con "Los protocolos de los sabios de Sión". Señaló una estructura similar y expresiones repetidas en ambos documentos, y demostró con talento que el libelo antisemita era un plagio que tenía el objetivo de promover una conspiración antijudía e incitar al antisemitismo. El hecho de que The Times expusiera el fraude fue de suma importancia y de gran ayuda en la lucha contra el impacto tóxico de “Los protocolos de los sabios de Sión” a lo largo de los años. Cada vez que el documento antisemita ganaba fuerza, el inspirador acto de refutación de Graves era invocado para prohibir su distribución, ya sea a nivel legislativo o judicial.
El análisis académico y racional es una herramienta de primer orden en la lucha contra el antisemitismo y todas las formas de odio. Al mismo tiempo, debemos recordar que a pesar del excelente trabajo de Graves, “Los protocolos de los sabios de Sion” aún se utilizan para promover el odio contra los judíos.
"Un permiso para el genocidio"
Antes de la refutación de Graves, el uso más extremista del documento fue hecho por parte de los opositores al nuevo régimen comunista en Rusia. Durante la guerra civil allí, miles de judíos fueron asesinados utilizando como pretexto “Los protocolos de los sabios de Sion”, según el cual los judíos contaban con un enorme poder y eran responsables de que los comunistas asumieran el control de Rusia.
Desafortunadamente, el libelo antisemita ha conservado su vitalidad e impacto tóxico no solo en Rusia, sino en toda Europa y el mundo en general. El renombrado industrial estadounidense Henry Ford publicó “Los protocolos de los sabios de Sion” durante varios años a través de su periódico, The Dearborn Independent. Muchos estadounidenses que hasta ese momento no habían estado expuestos a ideas antisemitas sistemáticas fueron alimentados con una cosmovisión que promovía el odio contra los judíos.
Pero ante todo fue Hitler y la propaganda nazi los que utilizaron el documento en un intento por demostrar que los judíos eran una amenaza seria para Alemania. De hecho, Hitler citó los protocolos explícitamente. El régimen que encabezó distribuyó el libro, que finalmente fue parte de lo que se llamó un “permiso para el genocidio”, que culminó en los horrores del Holocausto.
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El artículo de refutación de "Los protocolos de los sabios de Sión" en el periódico británico The Times.
(Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto)
Años después del Holocausto, una gran parte del mundo islámico continúa distribuyendo “Los protocolos de los sabios de Sión” como parte de un esfuerzo continuo para deslegitimar al Estado de Israel, basado en la noción de que un estado judío está "intrínsecamente" basado en su naturaleza maliciosa
No ha terminado
Es importante comprender el motivo por el cual “Los protocolos de los sabios de Sión” han tenido una vida tan larga e influyente, independientemente del grado de malicia en ellos. Los autores del documento entendieron que millones de personas en todo el mundo habían sido alimentadas durante generaciones con la percepción de que los judíos eran una superpotencia secreta y destructiva. Este problema estaba en el corazón del antisemitismo y se distinguía de otras formas de odio. Los autores se habían percatado de que en la medida en que lograran crear un documento que confirmara estos sentimientos, la gente creería que era verdadero.
Y así sucedió. Una evidencia de esto fue un incidente en Berna, Suiza, en 1935. Debido a la refutación de Graves y a la terrible violencia contra los judíos basada en el libelo antisemita, el gobierno suizo aprobó una legislación que prohibía la difusión de “Los protocolos de los sabios de Sión”. En este contexto, se procesó a dos personas que distribuyeron el documento. Durante el juicio, varias personas testificaron acerca del fraude en el que se basaba el escrito citando el trabajo de Graves.
Años después del Holocausto, una gran parte del mundo islámico continúa distribuyendo “Los protocolos de los sabios de Sión” como parte de un esfuerzo continuo para deslegitimar al Estado de Israel, basado en la noción de que un estado judío está "intrínsecamente" basado en su naturaleza maliciosa. La Liga Antidifamación reveló recientemente que el presidente recién elegido de Irán, Ebrahim Raisi, supervisó un proyecto hace unos años en el que el libelo antisemita se mostraba en una serie de televisión de cincuenta episodios. La producción fue transmitida por la televisión estatal y fue mostrada a las personas que visitaban Irán como si se tratara de una descripción creíble del "poder judío" y las intenciones de los judíos en todo el mundo.
Han pasado cien años desde aquella magnífica refutación, pero debemos recordar que la labor de combatir el mensaje venenoso de los protocolos aún no ha finalizado.
El autor del artículo es el subdirector general de la Liga Antidifamación.