Alrededor de un centenar de agricultores cortaron una ruta cerca de un paso a Cisjordania para protestar contra el boicot palestino a la importación de ganado desde territorio israelí.
"Los palestinos boicotean, el gobierno calla y los agricultores se sofocan", rezaron los carteles que denuncian los perjuicios económicos que ocasionó esta prohibición de la Autoridad Palestina que comenzó a regir hace más de un mes.
Antes de esta medida Cisjordania compraba el 90% de su ganado a criadores israelíes, pero la AP decidió importar terneros de 11 empresas palestinas distribuidas en cinco países europeos. Los afectados aseguran que no se trata de un boicot político sino de un acto de corrupción regional entre las autoridades y dos grandes importadores.
"Lo absurdo es que mientras los palestinos compran a otras partes del mundo, Israel permite que ese ganado ingrese a través de su territorio y habilita servicios veterinarios que permite la continuidad del boicot", explicó un dirigente de la asociación de agricultores.
Según la misma fuente, esto representa una pérdida de 800.000 shekels al año (226.000 dólares) y que perjudica la economía de 550 familias que impulsan la industria junto a 2000 trabajadores. "El único que puede detener esto es el Ministerio de Defensa o el Primer Ministro", asegura.
"La mitad de producción la vendía a la AP y estoy trabado desde hace un mes y medio. Debo seguir alimentando a los terneros, y mientras tanto no recibo respuestas del estado", se lamentó Udi Tamir, agricultor de tercera generación.
Del lado palestino afirman que la decisión de prohibir la importación ganadera forma parte de un plan de separación económica con Israel en la mayor cantidad de áreas posibles, a raíz del estancamiento político entre los gobiernos. "Israel está haciendo lo mismo contra los exportadores palestinos que quieren vender sus productos, lo ejecuta a través de falsas pretensiones de estándares de sanidad animal y vegetal", argumentó Riad Atari, ministro de Agricultura palestino.