Israelíes esperan en la oficina del servicio de empleo
Sala de espera en la oficina del servicio de empleo
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"No tengo ninguna forma de saber lo que sucederá cuando termine todo esto."

Los rostros detrás de las cifras de desempleo

"No tenemos presente ni futuro", alegan algunos de los tantos desocupados israelíes. Quiénes son las personas detrás de los fríos datos de las estadísticas.

Roy Rubinstein, Meir Ojaión y Hasan Shaalán - Traducido por Beatriz Oberlander |
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Las cifras del enorme aumento en las tasas de desempleo en todo Israel debido a la crisis del coronavirus no sorprenden a quienes no tuvieron más remedio que apuntarse al paro para recibir el dinero del seguro. “Esta situación obliga a replantearse la vida laboral”, señaló Orit, de Shoham. En tanto que Johnny, de la ciudad de Eilat, comentó: “Me preocupa porque, aun si vuelvo al trabajo, las condiciones no serán las mismas”.
Aunque el primer ministro y el titular de Hacienda han anunciado que se extenderá el período durante el cual se pagará el seguro de desempleo a quienes están en “licencia sin goce de sueldo”, muchas personas que se han apuntado para recibir el seguro de desempleo preferirían renunciar a ese dinero y volver a trabajar.
A muchas personas se les dio “licencia sin goce de sueldo”
Uno de los lugares que sorprenden por estar a la cabeza en la lista del aumento de desempleados es Shoham. Antes del coronavirus había allí 291 desempleados, y ahora son 2.224 las personas que se apuntaron para recibir el seguro. El alto nivel socio-económico de la mayoría de sus habitantes les permite “respirar”, pero quienes perdieron el trabajo o aún no se les ha terminado la “licencia sin goce de sueldo” temen y se preocupan.
“Somos una pareja joven, y nos dimos cuenta desde el principio que esto iba para largo, y que sería pesado y agotador”, comentó Niv Karni, piloto de la línea aérea israelí El Al, a quien le dieron “licencia sin goce de sueldo” hace tres meses y medio, y aún no sabe cuándo volverá al trabajo. “Vivimos una gran incertidumbre; ahora mismo no tenemos un horizonte y por supuesto no vemos más allá. Hace pocos meses nos tocó un apartamento a un precio preferente, pero hay bancos que no dan hipotecas a personas con ‘licencia sin goce de sueldo’.”
Para Karni, lo peor es la incertidumbre. “No tengo ninguna forma de saber lo que sucederá cuando termine todo esto. Realmente no sé si volveré a trabajar dentro de un mes o dentro de un año. Echo de menos el trabajo”, comenta. "Extraño ir al trabajo, a los pasajeros y sobre todo la satisfacción personal que me da lo que hago”.
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"No tengo ninguna forma de saber lo que sucederá cuando termine todo esto."
La crisis económica ha obligado a la familia Karni a reducir los gastos. “Sacamos a los niños de todas las actividades extracurriculares, salvo de los boy scout por la que pagamos por adelantado para todo el año. También hemos decidido hacer las compras de manera más inteligente: no en el centro de Shoham, sino en Patia, dejamos de ir a restaurantes y comemos más en casa. Esto es algo que nos enseñó el coronavirus. No es que antes viviéramos una vida de lujos, pero pienso que, como todos, también nosotros vivimos ahora de manera diferente.”
A quien también perjudicó el coronavirus es a Orit Yafa, otra residente de Shoham, que trabajaba en ventas en el grupo Jami Gaash, especializada en turismo interior. Está previsto que Yafa, que dentro de menos de un año estará en edad de jubilarse, vuelva al trabajo en septiembre, si es que vuelve… “Estoy muerta de miedo. Me falta un año para jubilarme, y tengo muchas ganas de volver al mercado laboral”.
Aunque el sitio web volvió a abrirse recientemente, Yafa se quedó sin empleo porque trabaja en el mercado de viajes organizados, y ahora no existe ninguna posibilidad de traer grupos de turistas. “El hecho de no ser relevante, y que mi teléfono no suene, me deprime. Sentir que mis fuerzas están a tope, y que puedo trabajar desde el amanecer hasta la noche, y que de repente me lo hayan cortado... No sé de qué morirá antes la gente: de depresión o por falta de dinero”.
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"No sé de qué morirá antes la gente: de depresión o por falta de dinero."
Yafa contó que hace poco ha escrito por primera vez en la vida un currículum vitae, por si un eventual empleador lo pidiera… porque lo único que quiere es volver a trabajar. “Esta situación obliga a replantearse muchas cosas”, observó. Y contó que después de que le dieran “licencia sin goce de sueldo”, lo primero que hizo fue renunciar al esmalte de uñas. “Pensé que son 100 shékel [la moneda israelí, que equivale a 3,50 por 1 dólar] cada tres semanas y que ahora no estoy en condiciones de malgastar. Ahora no compro todo en el supermercado. Y ya no consumo crema de leche, sino yogur”.
“La situación en Eilat es terrible”
Una de las ciudades que se encuentra entre las primeras con un enorme aumento del desempleo es Eilat. Según los datos que se acaban de publicar, se trata de una de las ciudades que recibieron el golpe más duro. Antes del coronavirus había en la ciudad 1.152 desempleados, y ahora son 14.257 entre desempleados y personas con “licencia sin goce de sueldo”: se trata de un aumento de 1.138 por ciento.
“La situación de la ciudad no es alentadora. ¿Qué pasará en invierno? ¿Y con los comités de empresa, que representan a los trabajadores? La incertidumbre es difícil”, dijo Eyal Yagan, un padre soltero que trabaja desde hace 26 años en el departamento de transporte de la línea aérea israelí Arkia, y está con “licencia sin goce de sueldo” desde marzo. “Estamos todos en casa, sin saber qué nos depara el futuro y ni siquiera qué pasará mañana. Eilat es como una bomba de relojería. La ciudad vive del turismo. Y cuando la ciudad tiene problemas, todos sus habitantes los padecen. Y probablemente seguiremos sufriendo”.
Yagan contó que está previsto que vuelva al trabajo en agosto. “Pero todavía no sé qué pasará. Además, últimamente ha habido problemas entre el comité de empresa de los trabajadores y la dirección, por lo que ahora nada está claro. Estar de ‘licencia sin goce de sueldo’ es difícil. Uno no tiene más remedio que reducir los gastos. Como persona acostumbrada a trabajar todos los días durante muchos años, la rutina de ahora se hace difícil. También cuando se piensa en el mañana, no se sabe qué pasará. Eso hace más difícil aun la incertidumbre”.
“Ahora estoy en casa esperando. Pero no hay presente ni futuro”, afirmó. “He trabajado muy duro en la empresa; lo di todo, y pensé que llegaría a la edad de la jubilación en paz. Pero ahora hay que barajar las cartas y dar de nuevo. Tenemos que reinventarnos”.
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Galit Ivgui Cohen, una habitante desempleada de Eilat. "¿Qué puede hacer una persona de mi edad ahora?"
Galit Ivgui-Cohen, una azafata residente en Eilat, no ve el horizonte ni más allá. Desde el 12 de marzo está con “licencia sin goce de sueldo”, y aún no sabe cuándo volverá a trabajar, si es que vuelve… “No sabemos lo que pasa. Es un estrés terrible. Como la mayoría de los empleados de la compañía, no tengo ni idea de lo que está pasando. ¿Qué voy a hacer a la edad de 51 años? El estrés es para volverse loco. Pero no quiero pensar en esto todo el tiempo, y trato de aprovecharlo para cosas buenas”.
“Hay colegas que no esperan, y salen a buscar trabajo. En silencio. Pero yo, a mi edad, ahora mismo no tengo adónde ir. La situación es mala; incluso da miedo. La gran pregunta es qué puede hacer una persona de mi edad ahora. ¿Empezar una nueva carrera? ¿Qué voy a hacer hoy o mañana? ¿Limpiar habitaciones en un hotel?”, añadió Ivgui-Cohen.
Por su parte, Johnny Sinai, empleado en una heladería de Eilat que todavía no volvió al trabajo, culpa al Gobierno. “La situación en Eilat es terrible. Un desastre. Es muy triste que las tasas de desempleo sean tan altas. La situación es muy desagradable. Está muy mal que la gente llegue a situaciones como ésta, en las que no tienen medios de subsistencia. El Gobierno tiene que encontrar soluciones, y rápido”.
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Johnny Sinaì, un desempleado de Eilat. "No es seguro que vuelva al trabajo porque las condiciones han empeorado."
Está previsto que Sinai vuelva al trabajo en agosto. “Pero aunque pudiera volver, no estoy seguro de que lo haga porque las condiciones han empeorado”, contó. “Hace dos meses nació mi primera hija, y estoy estresado porque mis gastos no hacen más que aumentar. Por lo que sé, los sueldos han bajado debido a la situación económica. Y empezar un nuevo trabajo con un sueldo bajo me preocupa mucho”.
“A nadie le importa ni se ocupa de nosotros”
También ha habido un aumento importante de peticiones de seguro de desempleo en las localidades árabes de Israel. Por ejemplo, en Kafr Kásem, donde en marzo casi no había desempleados, el número de quienes solicitan seguro de desempleo pasó de 131 a 2.387: un aumento del 1.722 por ciento.
Uno de los nuevos desempleados es Ahmed Sarsur. “Trabajaba como repartidor de verduras, y hace dos meses me llamaron por teléfono y me dijeron que al día siguiente fuera más temprano al lugar de trabajo. Cuando llegué, me encontré con una carta de despido debido a la crisis del coronavirus. Les pregunté por qué precisamente ahora, y me dijeron que la situación económica es muy mala y que no hay suficientes ingresos para pagar los sueldos."
“Hasta hoy estoy sin trabajo. Busco, pero lamentablemente nadie me contrata. No sé qué hacer. No tengo dinero para gastos ni para pagar un préstamo que me dio el banco. Una vez más, los perjudicados son los trabajadores, y a nadie le importa ni se ocupa de nosotros”.
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Rasmia Evioni, desempleada. "Hice mucho por la empresa, y al final nos dejaron en la calle."
También en la localidad árabe-israelí de Baka al-Garbía ha habido un enorme aumento en el número de desempleados. Antes de la crisis del coronavirus había en la ciudad 323 desempleados, y ahora son 3.092. Una de ellos es Rasmia Evioni. “Hace nueve años que trabajo en una empresa de limpieza. Hace poco me llamaron para ir a una reunión con el nuevo director, que me dijo que habían decidido dar por terminado mi trabajo allí alegando que tuvieron que reducir el número de empleados debido a la crisis del coronavirus."
“Me duele mucho que hayan llegado a esa situación. No es el momento apropiado para despedirnos… en la época más difícil. Hice mucho por la empresa, y al final nos dejaron en la calle. Estoy casada, y tengo tres hijos. Uno de ellos tiene previsto casarse este año. Pero lamentablemente nuestra situación económica ha empeorado porque no tenemos trabajo. Espero que las cosas mejoren porque de lo contrario nuestra situación económica será un desastre”, agregó.
En Um al Fájem, otra localidad árabe-israelí, también ha habido un aumento del número de personas que se apuntaron al seguro de paro. De los 694 que había antes de la crisis del coronavirus se pasó a 5.098. “Le he pedido a mis hermanos que me ayuden hasta que encuentre un trabajo adecuado, después de haber trabajado siete años en el mismo lugar”, contó Sami Mahamid.
Y concluyó: “Hace ya dos meses que me quedé sin empleo. Trabajaba en una empresa de distribución de alimentos en la zona de Haifa, y me despidieron. Tengo cinco hijos. Por lo general, el sueldo se me terminaba al cabo de veinte días, pero ahora no puedo darles en absoluto todo lo que quieren y necesitan”.
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