Israel comenzó su tercer cierre general desde el inicio de la pandemia de coronavirus a las 5 p.m. (hora israelí) del domingo, mientras los casos de coronavirus en todo el país continúan aumentando y los funcionarios de salud trabajan para vacunar a la mayor cantidad de personas lo más rápido posible.
El nuevo cierre fue anunciado formalmente el miércoles en una declaración conjunta del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Benny Gantz, y aprobado por el gabinete un día después.
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Fuerzas israelíes en un puesto de control en Tel Aviv durante el cierre de septiembre.
(AFP)
Según el esquema del gobierno, el cierre tendrá una duración de dos semanas y permanecerá vigente hasta que haya menos de 1.000 nuevos casos diarios y el número R (que indica la cantidad de personas a las que cada portador del virus contagia) esté por debajo de 1.
Sin embargo, esta mañana, el director general del Ministerio de Salud, el profesor Hezi Levy, estimó que Israel no alcanzará las metas que se propuso en dos semanas, por lo que, dijo, es probable que el cierre se prolongue por alrededor de 20 días.
Al igual que durante el cierre anterior, que terminó a mediados de octubre, los ciudadanos no podrán alejarse a más de un kilómetro de sus hogares y no podrán ingresar a otras residencias; los sitios comerciales y de entretenimiento estarán cerrados; los restaurantes solo podrán brindar servicios de entrega a domicilio; las empresas no públicas podrán operar al 50% de su capacidad; el transporte público funcionará al 50% del horario habitual; y las reuniones sociales estarán restringidas a 20 personas al aire libre y a diez en lugares cerrados.
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Una multitud de israelíes realiza compras en Netanya antes del comienzo del cierre.
(AFP)
El sistema educativo tampoco funcionará, en tanto que la educación especial continuará normalmente.
Durante los cierres anteriores, el gobierno fue criticado por haber reanudado la actividad comercial y educativa demasiado pronto. No obstante, los funcionarios se mostraron optimistas, ya que consideran que este será el último cierre a nivel nacional, debido a la campaña de vacunación que se está llevando a cabo en el país.
El primer ministro Benjamín Netanyahu dijo el sábado que Israel tenía como objetivo vacunar hasta 150.000 personas para el final de la semana.
Una vez que eso sucedió, Netanyahu expresó en un mensaje de video publicado en las redes sociales que esperaba ver a 4.5 millones de israelíes vacunados en 30 días, aproximadamente la mitad de la población total, y ya se había puesto en contacto con las empresas que fabrican la vacuna para instarlos a mantenerse al día con la demanda del país.
Con la campaña de inoculación entrando en su segunda semana, unas 280.000 personas ya han recibido la primera de las dos dosis de la vacuna.
El sábado se registraron 2.630 nuevos casos de COVID-19, con una tasa de positividad del 4,1% después de que se realizaran 64.662 pruebas.
Diálogo, no multas
La policía de Israel manifestó el domingo que concentrará sus esfuerzos en controlar que no se lleven a cabo reuniones ilegales durante el cierre.
A diferencia de los dos cierres anteriores, la policía expresó que no establecería controles de carreteras durante el día para controlar que los israelíes no se alejen a más de un kilómetro de su hogar, tal como está estipulado en las nuevas directivas. También señaló que priorizará el diálogo con los ciudadanos a la imposición de multas.
Sin embargo, la policía indicó que establecerá puestos de control temporales en las carreteras interurbanas para realizar controles al azar, y lo hará únicamente para garantizar que aquellas personas que transitan por esas áreas sean trabajadores esenciales a los que se les permite acudir a realizar sus labores y para evitar atascos.
