No hay motivos para el alivio, pero los datos de la Oficina Central de Estadísticas indican que el desempleo durante la primera quincena de julio creció medio punto porcentual, mucho menos de lo que habían estipulado las autoridades.
El Tesoro había estimado que la segunda ola de coronavirus, y las restricciones derivadas por el rebrote, provocaría 100 nuevos desempleados en Israel. Sin embargo, las primeras cifras oficiales destacan que en la primera quincena del mes hay un balance de 23.000 nuevos trabajadores despedidos o suspendidos.
Si bien dentro de la Oficina Central de Estadísticas existen dos métodos de medición, las diferencias en los resultados de ambos cálculos son sutiles y coinciden con los datos que brinda el Servicio de Empleo israelí, que calcula un índice de desocupación del 21,5% y señala durante todo julio unos 58,4 mil pedidos de seguro de desempleo en contraste con 36,8 mil trabajadores que recuperaron sus puestos. Esa diferencia de casi 22 mil se acerca bastante a las estimaciones oficiales.
Se estima que este crecimiento contenido de la desocupación se debe principalmente a dos factores: la insistencia del gobierno en mantener abiertas las escuelas de verano durante las vacaciones permitieron que los padres puedan reanudar sus labores, y la resistencia a cerrar cafeterías y restaurantes aparentemente salvó decenas de miles de puestos de trabajo.
