El pasado viernes por la noche hubo un terremoto de magnitud 3,4 en el norte de Israel. El sismo, que no causó víctimas ni daños, se dio a 10 kilómetros al noreste de la ciudad de Tiberíades. Aunque no fue de grandes proporciones, es una prueba de que la falla sirio-africana está activa y de que en un futuro previsible habrá un terremoto devastador, afirma Ron Avni, especialista en terremotos de la Universidad de Ben Gurión.
En una entrevista con Ynet, Avni mencionó el último terremoto fuerte que azotó nuestra región: el 11 de julio de 1927, un intenso terremoto sembró mucha destrucción y se cobró cientos de víctimas mortales en Israel. El foco estuvo entonces al norte del mar Muerto, también en la falla sirio-africana.
“En un promedio no muy preciso, una vez cada cien años hay un terremoto devastador a lo largo de dicha falla”, explicó Avni.
“Hay que tener en cuenta que entonces la población era menos numerosa. 90 años antes, en 1837, un terremoto destruyó Safed, y hubo miles de muertos. Y también entre 50 y 60 años antes hubo un terremoto devastador. Han pasado 92 años desde el último terremoto, y estamos en el terreno del error estadístico en lo que respecta al ciclo aproximado de los cien años”.
- ¿Qué se prevé en caso de un terremoto intenso?
- En el gobierno dicen que habría alrededor de 7.000 muertos. Depende de cuándo y dónde exactamente se produzca. Si sucede, por ejemplo, el Día de la Independencia al mediodía, cuando la mayoría de los israelíes están fuera de sus casas festejando, habrá relativamente pocos muertos. Si el terremoto ocurre un día de invierno de madrugada, cuando la mayoría está en la cama, habrá más muertos. Lo que tendría que preocuparnos son los edificios que se construyeron en los ’60 y ’70, y que no están protegidos.
Avni agregó que las zonas que se verán afectadas con más severidad serán las que estén cerca del foco del terremoto: “Si se produce en el valle de Jule, afectará sobre todo a los habitantes de la Galilea. Si ocurre al norte del mar Muerto, afectará sobre todo el centro y el norte de Israel, así como el territorio de Cisjordania. Eso depende de la infraestructura geológica de cada localidad”.
Asimismo, explicó que existe un plan para reforzar los edificios públicos, las escuelas, los centros comunitarios y los hospitales. “La decisión se tomó en el 2008, y el gobierno asignó un gasto de NIS 3.500 millones a lo largo de 25 años. El plan comenzó en el 2010, lo que supone NIS 140 millones anuales”, detalló.