Veintuno fueron los soldados de las FDI que participaron en un viaje de liberación único en la India durante las últimas semanas. Ynet acompañó la desafiante ruta de decenas de kilómetros a 5,000 metros sobre el nivel del mar.
Dvir fue herido hace más de una década en la operación Plomo Fundido, donde también enfrentó la pérdida de su hermano menor. Tenía 24 años en ese momento y fue golpeado en las piernas por un proyectil de mortero en un enfrentamiento en la franja de Gaza
Cuando Dvir Bar-Jai, resultó herido de gravedad hace más de una década, ni el mas optimista creía que algún día lograría conquistar uno de los picos del Himalaya, la cordillera más alta del mundo.
Un retraso en la evacuación y el tratamiento de la lesión lo llevó a un coma de cuatro meses y a una embolia que afectó significativamente su capacidad para hablar, sin mencionar al daño emocional que aún enfrenta.
"Mejor tarde que nunca", declaró Bar Jai la noche anterior al vuelo y al comienzo del "viaje de liberación". Los signos de lesiones graves que cambiaron su vida durante su servicio en la Brigada Golani todavía son evidentes en cada paso que da y en cada palabra que pronuncia.
El desembarco de Bar Jai no fue fácil. En el aeropuerto de Nueva Delhi, las fuerzas de seguridad locales encontraron balas en su bolso (las llevó para enterrarlas en el Himalaya). Las leyes indias sobre estos temas son extremadamente severas y pueden llevar a una detención de tres meses, algo que ya ha ocurrido en el pasado a ciudadanos israelíes. Fue detenido e interrogado inmediatamente en el aeropuerto, mientras que el resto de la delegación continuaba su camino. Después de unas horas acompañado por Ofer Ogash, el guía turístico israelí para el viaje, y con la rápida asistencia de altos funcionarios israelíes, incluido el cónsul Eli Sneh que llegó hasta el lugar, Bar Jai fue puesto en libertad.
Después de muchos años en hospitales y rehabilitación, dejó la casa de sus padres en el asentamiento Susya, ubicado en el sur de las colinas de Hebron (Cisjordania), hace aproximadamente un año, y se mudó solo a Jerusalém. Ahora, a los 32 años, su llegada a la India es para él una verdadera liberación y un cierre del círculo, tanto del ejército como de un evento trágico que ocurrió en su familia y que no le da paz.
"Uri tenía 25 años cuando murió", dice de su hermano, que era un año y medio menor que él. Le gustaba viajar y "Estuvo un año en la India en un viaje en motocicleta con amigos de Susya". "Cuando murió, volví a casa, le di un beso en la mejilla y le dije: 'Uri, diviértete en tu último viaje'", comenta. "Eso es todo ", sentenció.
A lo largo del viaje en el Himalaya, el aspecto físico de su lesión es evidente. Le resultaba difícil caminar de forma independiente y, especialmente, para mantener el equilibrio, pero incluso cuando se cayó, se puso de pie inmediatamente. No se quejó ni se rindió ni por un momento por escalar la montaña, incluso si eso requería que se apoyara en Ofer, o si a cada paso el aire de las montañas se volvía más liviano. "Pasé por este viaje porque tengo fuerza mental y lo mejor que me pasó aquí es que me liberé emocionalmente.
Uno de los aspectos más destacados del viaje para los miembros de la delegación fue un entierro, realizado la mañana después de llegar a la cumbre. Cada participante trajo consigo un artículo que eligió dejar atrás, en el suelo de la India, para avanzar en su vida. Bar Jai optó por plantar una breve carta y la bala que tenía en la mochila. "Dejo atrás mi liberación del servicio militar, y mi hermanito Uri", escribió
First published: 18:46, 27.07.19
