Hapoel Jerusalem nunca destacó por sus logros deportivos y su techo fue un tercer puesto en la máxima categoría del fútbol israelí. Pero es el club más antiguo de la ciudad y fue el más popular. Es porque todavía existe, y fue porque buena parte de sus hinchas decidió separarse y formar una institución con una lógica diferente: el Hapoel Katamon Jerusalem, el primero de Israel creado y dirigido por sus propios hinchas.
Fundado en 1926 y símbolo de Avodá, el partido de centroizquierda que gobernó al Estado de Israel durante las primeras tres décadas de su existencia, para muchos de sus hinchas Hapoel Jerusalem perdió su encanto cuando capitales privados compraron el club. El proceso de descontento se inició en la década del 90 y explotó en 2006, con el descenso de los adumim (rojos) a la tercera categoría de la Asociación de Fútbol de Israel.
Un grupo grande de hinchas sospechaba que Iosi Sassi, el dueño, utilizaba al club para intereses personales y que ese era el origen de la decadencia deportiva. Entonces, sin voz ni voto, decidieron cruzarse de vereda y empezaron de cero. Lo llamaron Hapoel Katamon en honor al barrio en donde se ubicaba el antiguo estadio de Hapoel Jerusalem, ese que en algún momento fue testigo de tiempos mejores.
El impacto de la separación fue fuerte y las aguas se dividieron de manera despareja. Mientras que la concurrencia a los partidos del Hapoel Katamon se cuenta de a miles, llegando a cinco mil espectadores en juegos importantes, las tribunas de Hapoel Jerusalem no superan las 500 personas. Con más o menos fieles, cada tanto el fútbol los enfrenta en una cancha y las heridas se vuelven a abrir, como cuando en 2013 jugaron por primera vez en la misma división.
Pero los dos clubes comparten colores y una historia que desde Katamon desean reunificar: “Es triste jugar contra tu propio equipo. Pero lo que hicimos es parte de nuestro camino para tratar de salvar a Hapoel Jerusalem, ese es el gran objetivo”, le dijo Barak Ben Yacov, dirigente de Hapoel Katamon, a Ynet Español. En ese sentido, hasta la fecha se realizaron diferentes ofertas de compra al empresario Sassi, pero todas fueron rechazadas y las relaciones institucionales prácticamente no existen.
KATAMON FUNCIONÓ
“Para fundar al Katamon había que conseguir un capital inicial de 500.000 shekels (aproximadamente 140.000 dólares). Entonces buscaron 500 personas para que aportaran 1000 por cabeza. Pusieron una mesa en la Universidad y ahí conocí la historia, yo fui uno de esos mil”, cuenta Enrique Rosenburt, argentino que hace varios años vive en Jerusalem, ante la consulta de Ynet Español.
La estructura dirigencial de Hapoel Katamon, discutida en Asamblea y renovada cada año, consiste en una Comisión Directiva de siete integrantes: tres representantes de los principales sponsors y cuatro determinados por los socios. Quien ocupe la presidencia debe pertenecer a ese cuartero de personas elegidas por voto directo, y actualmente ese mandato le pertenece a Daphna Goldschmidt, la primera mujer presidenta electa del fútbol israelí.
Con esas reglas, a contramano de las Sociedades Anónimas Deportivas reinantes en el fútbol israelí, el primer desafío fue la fundación y el segundo demostrar que así también se puede funcionar. Los nuevos adumim lo están logrando. Desde 2007 el proyecto Katamon se hizo popular a tal punto que el equipo empezó jugando de local en una cancha de la Universidad Hebrea, en Guivat Ram, pero a los dos años las tribunas quedaron chicas y debió mudarse a Teddy, el estadio más importante de la ciudad y sede habitual de la Selección Nacional. Los goles también aparecieron rápido: el equipo inició su camino en la quinta categoría del fútbol israelí y apenas en una década subió tres escalones, hasta la segunda división.
La temporada pasada Hapoel Katamon ganó la Copa de la Liga y así pudo cocer su primera estrella en la camiseta. Hapoel Jerusalem, el hermano distanciado, es un triste contraste: finalizó último en la tercera división y descendió a la cuarta.
CON ACENTO LATINO Y COMPROMISO SOCIAL
“Estuvimos punteros muchas fechas y clasificamos a los playoffs para ascender, pero perdimos dos partidos claves y nos quedamos afuera”, se lamenta Enrique sobre el torneo que finalizó en mayo y le frustró a los adumim el deseo de jugar entre los mejores del país. Lo cuenta en primera persona porque lo siente propio. Suyo y de otras decenas de socios que, como él, hicieron Aliá desde países con una fuerte cultura futbolística como Argentina, Uruguay, México, Brasil y Paraguay. Se llaman “Los Latinos de Katamon”, son parte de la vida del club y en el torneo que empezó este mes prometen estrenar su propia bandera.
“Mi caso es extraño: soy hincha de Rosario Central y elegí un equipo con los colores negro y rojo, que identifican a Newell´s, el clásico rival de la ciudad. Pero a mí me convocaron más que nada las causas sociales que defiende Katamon”, agrega Enrique o Kike, tal como lo conocen en la tribuna. El orgullo de Kike, así como el de diversos políticos, empresarios, artistas y tantos otros que apoyan la causa, incluye una larga lista de proyectos de integración social a través del deporte que ubican a Hapoel Katamon como pionero y vanguardia.
El más conocido en Jerusalem es la Liga Vecinal, que incluye a 700 niños y niñas, fomenta la práctica deportiva y promueve valores de convivencia con la comunidad árabe. También desde hace tiempo se valorizó el fútbol femenino, a tal punto que la mitad de la Selección de Israel está integrada por jugadoras del Katamon. El Departamento de Divisiones Juveniles, además de competir en la liga de la Asociación Israelí de Fútbol, sigue de cerca y apuntala el rendimiento escolar de sus 350 integrantes. Y la Brigada Malka, el sector más ruidoso de la hinchada, a través de cantos y banderas expresa sus consignas a favor de la diversidad sexual y contra el racismo.
LA MIRADA PUESTA EN AMÉRICA LATINA
Otra de las iniciativas propuestas por Hapoel Katamon une al club con América Latina a través de un plan de la Javaia Israelit ("experiencia israelí"), organización de turismo educativo subsidiaria de la Agencia Judía, junto con el movimiento juvenil Hejalutz Lamerjav. A partir del mismo un grupo de jóvenes latinos de 18 a 30 años participan de un programa de cinco meses que combina entrenamientos de fútbol diarios, clases de hebreo y voluntariado en diferentes organizaciones sociales de Jerusalem.
"Viven en el centro de absorción Beit Canada, en el barrio Talpiot Mizraj, y a partir del 15 de septiembre van a empezar a entrenar con el captador de talentos del club", contó Gustavo Levenshon, el responsable del programa. "Los chicos recibieron pases para ir a los partidos de local y también podrán disfrutar de paseos por Israel", agregó sobre alguno de los contenidos del programa.
Este proyecto es un segundo puente de comunicación directa entre Hapoel Katamon y América Latina ya que el año pasado el mencionado Barak Ben Yacov, vocero y uno de los directivos elegidos por los socios, viajó a Argentina y Brasil para visitas de intercambio. “Estoy seguro de que tenemos mucho que aprender de dos países con tanta cultura futbolística, y también esos clubes pudieron interiorizarse sobre los progresos tecnológicos que promovimos en el fútbol israelí”, contó Barak sobre sus reuniones con dirigentes de Independiente, Talleres, Rosario Central, Newell´s y Flamengo.
First published: 17:58, 30.08.19