Dime a qué grupo étnico y género de Israel perteneces, dónde vives y cuántos años has estudiado, y te diré hasta qué edad vivirás. Un informe del Ministerio de Salud revela brechas en la esperanza de vida y en la tasa de morbilidad entre los habitantes del centro de Israel y quienes viven en localidades alejadas de las grandes ciudades, entre mujeres y hombres, y entre judíos y árabes.
El informe se refiere principalmente al año 2019 y en parte al 2018. La esperanza de vida de las mujeres es mayor: 84,8 años frente a 80,9 en el caso de los hombres. También las mujeres de la comunidad árabe-musulmana de Israel viven más: 82,3 en comparación con 78 en el caso de los hombres. La esperanza de vida de las ciudadanas árabes cristianas de Israel es mayor en 3 años que la de las mujeres musulmanas. En el caso de mujeres y hombres sin enfermedades, la brecha se reduce considerablemente: en ese caso, las mujeres viven 3 meses más que los hombres.
Además, la esperanza de vida de los hombres con estudios (que han terminado el bachillerato o han hecho una carrera universitaria) es 7,8 años mayor que la de quienes tienen menos estudios. En el caso de las mujeres, la diferencia es de 6 años. Hombres con estudios suelen vivir hasta los 84,5 años, y las mujeres en la misma situación viven hasta los 87,9 años. Los autores del informe explican cuál es la relación: “Tener más estudios supone ser más conscientes de llevar una vida saludable”.
Los judíos mueren más de cáncer, y los árabes de enfermedades del corazón
La esperanza de vida también está relacionada con la geografía. En Jerusalem y alrededores es la más alta: 84,4 años. Y en el distrito de Beer Sheva, la esperanza de vida es la más baja de Israel: 81,3. En la comunidad árabe de Israel, las mujeres de la zona Safed viven 82,9 años (la esperanza de vida más alta), en comparación con Ramle, donde viven 77,8 (la más baja). En lo que respecta a las grandes ciudades, Kfar Saba es donde se vive más -84,5 años-, y Beer Sheva es donde se vive menos: 81,1 años. En lo que respecta a localidades con más de 50.000 habitantes, los datos son los siguientes: en Modiín Ilit la esperanza de vida de 87,6 años, en comparación con sólo 79 en la localidad árabe de Um al-Fájem.
La mortalidad por enfermedades del corazón es mayor en el caso de los ciudadanos árabes de Israel, mientras que la mortalidad por cáncer es mayor entre los judíos. Cuanto más bajo es el nivel socio-económico de una a localidad, mayor es la tasa de mortalidad por enfermedades del corazón. Y respecto al cáncer, cuanto más alto es el nivel socio-económico, mayor es la mortalidad. Las localidades que se saltan la norma son Yaser a-Zarka y Yedaida-Sakar, con altas tasas de mortalidad por cáncer, aunque su nivel socio-económico es bajo.
El porcentaje promedio de mortalidad de bebés entre los años 2014 y 2018 fue de 3,1 por cada 1.000 nacimientos. El porcentaje de mortalidad en la población judía fue del 2,4% frente al 5,4% en el caso de los ciudadanos árabes. Y en comparación con el resto del mundo, el porcentaje más bajo de mortalidad de bebés se registró en Finlandia y en Japón: un 2%.
El informe se refirió asimismo a la diabetes. En los altos del Golán hay 70,5 enfermos por cada 1.000 habitantes, mientras en la zona de Izreel es mucho menor: 33.1. En localidades con más de 10.000 habitantes, la situación es peor. En la localidad árabe de Yaser a-Zarka, situada al lado de la israelí de Jedera, hay 138,1 enfermos por cada 1.000 personas. En Kalansua 122,5, en Tel Sheva 111,7 y en Um al-Fájem 110,9.
Entre el caso de los habitantes judíos, se vio que había más enfermos de diabetes en localidades con un nivel socio-económico medio y bajo. En parte de esas zonas viven muchos israelíes originarios de Etiopía (como en Kiriat Malaji), o provenientes de la ex Unión Soviética (como Arad).
La esperanza de vida en Israel es más alta que en los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, un organismo de cooperación internacional compuesto por 36 estados). Los hombres israelíes viven 2,5 años más, y las mujeres 1,2 más, en comparación con las mujeres de Europa.