Este jueves, a sus 98 años, falleció el virtuoso violinista israelí Ivry Gitlis, quien se encontraba internado en París, Francia. Fue uno de los exponentes de la música clásica y actuó con las mejores orquestas del mundo.
Gitlis, de gran carisma, nunca dejó de experimentar, se sentía cómodo tocando con los Rolling Stones, el jazzman Stephane Grapelli, narradores africanos y músicos romaníes. Siempre estaba en la búsqueda de algo nuevo. Jamás se quedaba en su zona de confort musical.
De cabello blanco despeinado y penetrantes ojos azules, el maestro tenía fama de ser caprichoso, salvaje y narcisista, tocar con los ojos cerrados y, a menudo, improvisar en lugar de usar partituras. En 1955, fue el primer artista israelí en actuar en la Unión Soviética. También, fue un firme defensor del proceso de paz israelí-palestino y embajador de buena voluntad de la UNESCO, organización cultural de las Naciones Unidas.
De padres judíos, nació un 25 de agosto de 1922, en Haifa. Cuando tenía tan sólo cinco años, le compraron su primer violín y, a pesar de su corta edad, comenzó a incursionar en la música. "Llegó mi cumpleaños y pedí un violín, aunque era tan pequeño que ni siquiera podía tocarlo. Pero estaba decidido", contó años después Gitlis.
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Gitlis con la pianista Martha Argerich, después de una actuación conjunta en la Filarmónica de Israel, Tel Aviv, 2018.
(Cortesía)
Cuando tenía 9 años, conoció a Bronislaw Huberman, el fundador de la Orquesta Filarmónica de Israel, quien quedó impresionado con el niño y reunió dinero para que viajara a Francia. A los 11, Gitlis ingresó al Conservatorio de París y dos años más tarde ganó el máximo premio de la prestigiosa institución. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, huyó a Londres, con la esperanza de unirse a la Real Fuerza Aérea de Gran Bretaña, pero terminó trabajando en campamentos militares, hospitales y fábricas de municiones.
Su carrera despegó en 1951, después de un escándalo durante un concurso de música, cuando el jurado fue en contra del público y sólo le dio el quinto lugar. Gitlis debutó en los Estados Unidos en 1955 y continuó de gira por el mundo, tocando con los mejores directores y con las mejores orquestas, incluidas las filarmónicas de Nueva York, Berlín, Viena e Israel.
"Su inteligencia devastadora, su habilidad legendaria, su hipersensibilidad, el sorprendente contraste de su interpretación áspera y sensible lo han convertido en un gran artista pero también en un hombre de la calle, cercano a la gente y la vida", escribió un crítico francés sobre el israelí.
Se distinguió interpretando a Bartok, Paganini, Sibelius y Tchaikovsky, pero también se inclinó por compositores contemporáneos como Bruno Maderna e Iannis Xenakis. Gitlis también incursionó en la actuación, incluyendo apariciones en películas como "La historia de Adele H", de Francois Truffaut.