Las fuerzas de seguridad israelíes han estado lidiando con una ola de terror y violencia en los últimos seis meses, originada principalmente en las ciudades palestinas de Jenin y Naplusa en Cisjordania.
Al igual que en los últimos seis meses, las fuerzas volvieron a operar en Naplusa el martes por la noche, arrestando a Eyad al-Nabulsi, hermano del terrorista Ibrahim al-Nabulsi, quien murió en septiembre durante los enfrentamientos con las FDI. El arresto se llevó a cabo sin que estallaran disturbios, a diferencia de lo que sucedió durante una operación de arresto similar el día anterior.
El lunes por la noche, un alto miembro del recién surgido grupo terrorista palestino Gov Aryot (Guarida de Leones) fue asesinado por las fuerzas de seguridad durante una incursión terrorista "regular" en Naplusa.
Los funcionarios de seguridad dicen que planean continuar con los arrestos nocturnos hasta que la ola de terror que comenzó en marzo sea frustrada de una vez por todas.
“Esta ola de terror no apareció de la nada”, explica un oficial de seguridad. "Jenin pasó por una década de crecimiento económico y hasta 2019 fue un modelo para las ciudades palestinas de Cisjordania, convirtiéndose en una potencia económica", señala.
Este crecimiento económico fue la razón por la que las fuerzas de seguridad israelíes quitaron el pie del acelerador a la hora de vigilar la zona. “Las FDI pensaron que operarían allí sin confrontaciones y decidieron reducir las fuerzas asignadas a Jenin. Hubo un tiempo en el que solo un batallón de las FDI estaba establecido allí, porque no se necesitaba más”, evalúa.
El oficial explica que esa situación llevó a los palestinos sin permiso de trabajo a ingresar libremente a Israel. “A principios de 2019, los palestinos que no tenían permiso de entrada tenían miedo de atravesar la valla, de Jenin a Israel, por miedo a enfrentarse a los soldados de las FDI. Cuando se redujo el número de fuerzas, eso dejó de ser una preocupación”, dice.
“La forma en que Jenin se manejó fue cómoda para Israel y los palestinos: Israel no tiene participación en la escena, los palestinos pueden cruzar la frontera libremente y la Autoridad Palestina obtiene ingresos del auge económico de Jenin”, describe.
“Pero, como resultado de las visitas no registradas a través del cruce fronterizo no supervisado, Jenin comenzó a llenarse de armas y equipo militar”, señala el oficial.
El funcionario sostiene que un paso más en la decadencia de Jenin sucedió durante la pandemia de COVID. “En marzo de 2020, el cruce fronterizo se cerró por la pandemia. Había que hacerlo porque era un problema de salud pública. Un año y medio es mucho tiempo en términos económicos”, dice.
Según las estimaciones, a Jenin ingresaban anualmente entre 2.000 y 3.000 millones de shekels (de 600 a 900 millones de dólares), pero a partir de la pandemia, la ciudad estaba al borde del colapso económico. Esto facilitó la expansión de Hamás y otros elementos radicales, manipulando a los palestinos que necesitaban dinero desesperadamente.
“Ya contaban con armas, pero no dinero, y ahí es donde entran las organizaciones terroristas”, dice el funcionario.
“Después de la Operación Margen Protector en mayo de 2021, Hamás hizo promesas a Israel que no quiere romper, pero también quiere que continúe el terror en Cisjordania, por lo que recurrió a la Yihad Islámica.
“Hamás les dijo: 'Ustedes controlan Jenin, nosotros financiamos los ataques terroristas siempre que haya bajas israelíes'. Entonces, el número de ataques que se originaron en Jenín comenzó a aumentar. A su vez, cada operación que realizan las fuerzas de seguridad implica enfrentamientos armados, mientras Hamás observa desde el margen”.
En Naplusa, ciudad vecina del sur de Jenin, las cosas son prácticamente iguales, excepto por algunas diferencias. La Autoridad Palestina y las FDI tienen más control sobre la ciudad y existe una mayor cantidad de grupos activistas "moderados" que la controlan.
El operativo llevado a cabo el martes, durante el cual fueron asesinados altos mandos de Gov Aryot, incrementó las tensiones en la ciudad, que sigue siendo un hervidero del terrorismo.
“Los terroristas en Naplusa están haciendo que la gente y los turistas tengan miedo de ir allí, dañando así la economía de la ciudad”, dice el funcionario. “Hay un hotel que solía estar completamente ocupado, pero últimamente solo el 5% de las habitaciones están reservadas”, ejemplifica.
“Durante las conversaciones a puertas cerradas con empresarios palestinos, seguimos escuchando la consternación por el grupo Gov Aryot, pero nadie los critica públicamente por temor a que los perjudiquen a ellos o a sus negocios. La ciudad se convirtió en cautiva del grupo”.
Otro funcionario de seguridad sostiene que la Autoridad Palestina debería haber manejado al grupo para mantener el control de Naplusa. “Cuando la Autoridad Palestina decida lidiar con ellos, es probable que las cosas mejoren. Lo vimos antes, cuando una madre palestina y sus hijos fueron capturados por miembros del grupo, la Autoridad Palestina trabajó para salvarlos”, relata.
Dado que las tensiones van en aumento, las fuerzas de seguridad israelíes impusieron un cierre parcial de la ciudad, lo que dificulta mucho la entrada a Israel de quienes viven allí.
“Siempre mantenemos el equilibrio entre la población general y los terroristas. No queremos imponer un castigo colectivo, pero sí queremos dejar en claro que tenemos la intención de luchar contra este grupo terrorista”, explica.
El funcionario cuenta que el cierre de Naplusa tuvo un gran impacto en la ciudad. “La ciudad depende de los turistas, en su mayoría árabes israelíes u otros palestinos. La Kasbah de la ciudad, o ciudad vieja, es una parte importante del turismo. Con el cierre, la gente piensa dos veces antes de ir”, concluye.
