En el mes de mayo, Hamdah Salam, un hombre árabe-israelí sin antecedentes penales, fue asesinado frente a la casa de su familia en Acre a la edad de 30 años, y la investigación sobre su muerte aún no ha avanzado.
Salam era profesor de educación física en una escuela de Nahariya.
"Tenía una buena relación con todo el mundo", relató su madre, Burhan. "Le caía bien a todos, nunca pensaba en hacer daño, siempre ayudaba y se sacrificaba por los demás", agregó.
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Familias árabes-israelíes que perdieron a sus hijos a causa de la delincuencia.
(Nachum Segal)
"Desde el incidente, no hemos visto ningún progreso", denunció su madre. "La policía vino a casa y me hizo preguntas en lugar de buscar al asesino", sumó.
Esta familia, como muchas otras, están enfadadas: de 91 casos de asesinato en la sociedad árabe desde principios de 2023, hasta ahora sólo se han presentado nueve acusaciones.
"Mi hijo tenía un amigo íntimo que fue asesinado por un conflicto de familias. Escribió cosas sobre su amigo en Facebook, hablando de lo unidos eran. Parece que sus palabras molestaron a las personas que decidieron matarlo", sostuvo la madre de Salam.
"No amenazó ni maldijo a nadie; sólo quería expresar su amor por su amigo asesinado. Mi hijo no estaba involucrado en ningún conflicto. Es muy frustrante cómo actúan las fuerzas policiales de Israel", añade.
Más casos, menos acción de las fuerzas policiales
Aunque las cámaras de seguridad grabaron el asesinato de Hashem Rajaei, que fue tiroteado cerca de su casa en Jaffa hace un mes, aún no se ha detenido a ningún sospechoso.
"A día de hoy, no sabemos por qué fue asesinado. Mi hijo trabajaba para pagar sus estudios y era una persona pacífica. Incluso cuando el asesino se le acercó, pensó que estaba bromeando y entonces le disparó y se marchó, luego volvió y siguió disparándole a quemarropa", contó el padre de Hashem.
Ifrah, su madre, añadió: "Todavía me cuesta creer que mi hijo no esté en casa. La zona donde se produjo su asesinato tiene muchas cámaras de seguridad. Se puede ver al asesino, pero la policía no consiguió atraparlo. Si la víctima fuera judía, estoy seguro de que habrían detenido al asesino en tres horas, pero como la víctima es árabe, no les importa tanto".
Hace tres meses, Omar Shaaban, preso excarcelado, murió al estallar un explosivo colocado en su coche. Su padre, Ghazi, culpa a la policía.
"La fuerzas no quiere trabajar, sólo le importan las relaciones públicas. No hemos visto ningún avance en el caso del asesinato de mi hijo; seguimos esperando a saber quién lo mató", explicó.
"Si alguien ataca al perro de un judío, la policía lo detiene en cuestión de horas, pero cuando mata a un árabe, no hacen nada", añadió Ghazi.
Otra mujer del norte de Israel, que pidió permanecer en el anonimato, añadió: "A mi hijo también lo mataron hace dos meses y, a día de hoy, no sé el motivo. El Estado es responsable del crimen desenfrenado porque no detiene a los criminales que amenazan nuestras vidas".
"No me sorprenderá que sigan asesinando a más personas de mi familia porque saben que la policía no les hará nada", sumó.
Un informe publicado por el interventor del Estado de Israel, Matanyahu Englman, relaciona la inactividad de los jóvenes de la sociedad árabe israelí con sus altos índices de delincuencia. Además del fracaso de la policía a la hora de resolver los casos, hay otros ministerios implicados en los índices de delincuencia que no están haciendo lo suficiente para combatir el creciente fenómeno en las comunidades árabes israelíes.
En 2021, aproximadamente el 29% de los jóvenes árabes de Israel de entre 18 y 24 años estaban clasificados como inactivos, lo que significa que no tenían trabajo ni estudiaban. Esta cifra representa el 25% de los varones árabes y el 34% de las mujeres árabes.
La tasa es casi el doble de la media de los países que integran la OCDE.
La situación es aún más grave entre los jóvenes beduinos. A principios de 2020, la tasa de inactividad entre los jóvenes beduinos rondaba el 33%, frente al 20% de la juventud árabe en general. Entre las jóvenes beduinas, la diferencia es aún mayor, con una tasa de inactividad de aproximadamente el 55%, el doble que entre las mujeres árabes no beduinas.
Las estimaciones dicen que las tasas de inactividad son tan altas debido a que muchos jóvenes árabes carecen de una vía de transición de la escuela secundaria a la vida adulta, a diferencia de los jóvenes judíos que en su mayoría se alistan en las FDI, estudian en yeshivas o se unen a un servicio nacional.
El interventor observó que la inactividad y el desempleo de los jóvenes a una edad temprana pueden repercutir en el desarrollo de sus vidas y carreras profesionales, lo que puede conducir al desempleo e inactividad más adelante
Además, el ente constató que, junto al aumento del número de jóvenes árabes desempleados, se había producido también un incremento del 50% en los índices de delincuencia.
El informe criticaba duramente la inadecuada gestión de la cuestión por parte del gobierno.
El presupuesto total para programas de desarrollo de la sociedad árabe, incluido un programa de lucha contra la delincuencia, asciende a 34.000 millones de shekels para cinco años, de los cuales sólo 437 millones se destinan a hacer frente a la inactividad de la juventud árabe.
El Interventor del Estado señaló que el daño económico potencial de esta cuestión podría alcanzar miles de millones de shekels al año.
