Israel informó el domingo poco más de 10.000 nuevos casos de coronavirus detectados en las últimas 24 horas, la cifra más baja en semanas.
El Ministerio de Salud señaló que 10.354 personas dieron positivo por COVID-19 el sábado, y después de que se realizaron 50.244 pruebas, la tasa de positividad actual es del 20,6%.
El recuento representa una disminución del 45% con respecto a los mismos números informados hace dos semanas. La tasa de reproducción del virus (número R) se mantuvo estable durante los últimos tres días, situándose en 0,67 y señalando el debilitamiento de la pandemia.
El Ministerio de Salud informó que 1.848 israelíes están actualmente hospitalizados por complicaciones relacionadas con el virus, al menos 832 de ellos en estado grave. 265 reciben asistencia respiratoria mecánica. El sábado se registraron solo 75 nuevas hospitalizaciones, la cifra más baja desde enero.
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Personal médico conversa dentro de la sala COVID en el hospital Beilinson en Petah Tikva.
(Reuters)
El número total de fallecidos desde el inicio de la pandemia en Israel asciende a 9.841.
En una entrevista con Ynet el domingo, el profesor Cyrille Cohen, especialista en inmunología de la Universidad Bar Ilan, dijo que Israel parece estar avanzando hacia el final de la ola Ómicron. "Creo que hemos aprendido que el COVID llegó para quedarse, la pregunta es qué forma tomará. La variante Ómicron es sorpresiva, porque es muy diferente de lo que sabíamos de las variantes Alpha y Delta", sostuvo, y agregó: "Pero esto no quiere decir que no haya otra variante cocinándose en alguna parte".
El profesor Cohen también reconoció que la cepa BA.2, una rama de Ómicron, ha causado cierta ansiedad en Israel. "Hubo un estudio en Japón este fin de semana que encontró que tal vez esta variante conduce a una enfermedad más grave. Sin embargo, el experimento fue en órganos y no en humanos. En la mayoría de los casos, no hay infecciones recurrentes de esta variante".