Cada vez más docentes israelíes han estado abandonando el barco que se hunde llamado sistema educativo, en lo que parece ser un fenómeno preocupante, nuevo y creciente.
Dicen que se hartaron de los bajos salarios, de la actitud irrespetuosa de los padres, de la falta de apoyo del sistema educativo y de las políticas inestables del Ministerio de Educación. Mientras buscaban caminos profesionales alternativos, muchos encontraron en el floreciente sector de alta tecnología un lugar donde desarrollarse.
"Los niños reciben educación real sólo durante su servicio militar; en lo que a nosotros respecta, no eras más que una niñera", le dijo uno de los padres a Danit Yenovich, de 30 años, quien recientemente renunció a su trabajo en el sistema educativo.
Yenovich comentó que había soñado con convertirse en maestra desde que tenía ocho años. Pero la realidad de trabajar en el sector de la educación no era como ella había esperado que fuera. "Los padres me faltaban el respeto, mientras que el sistema educativo no me respaldaba", contó.
Yenovich nació en los Estados Unidos de padres israelíes, trabajó como maestra durante cuatro años en una escuela en la ciudad de Nueva York. Cuando hizo aliá hace ocho años, estaba claro que continuaría su camino como docente. Pero dos años de trabajo en escuelas israelíes fueron suficientes para que dejara atrás su sueño. Hoy en día es directora de marketing en vCita, que proporciona una plataforma de gestión para pequeñas empresas.
El camino, la alta tecnología
Omer Salomon, un hombre de 40 años de Tel Aviv, es actualmente vicepresidente de experiencia y desarrollo de empleados en la empresa israelí de seguridad de software Checkmarx.
Salomon proviene de una familia de educadores. Su madre y sus tres hermanas son maestras y trabajadoras del sistema educativo. Entonces, él también completó su licenciatura en hebreo y obtuvo una certificación de maestro. Pero cuando él y su pareja tuvieron su primer hijo, hace cinco años, decidió que era hora de finalmente seguir adelante con su sueño y convertirse en maestro.
Sin embargo, sólo le tomó un año trabajar en una escuela en Tel Aviv para darse cuenta de que con el salario del maestro su familia se quedará sin hogar. "Crecí en el mundo de la capacitación y el desarrollo corporativo, trabajé en una gran compañía telefónica y una empresa minorista, pero nunca renuncié a mi sueño. Dejé el sector empresarial y fui a ser maestro", contó Salomon.
"Pero mi sueño se hizo añicos rápidamente. Me di cuenta de que era imposible ser maestro y ganarse la vida adecuadamente. Fui docente durante un año, y cuando me ofrecieron continuar no quise. En primer lugar, era un salario con el que no se puede vivir: 6.000 shekels (unos u$d 1730) al mes.
"Los maestros incluso tienen que pagar por su propio café, yo no lo sabía al principio, y cuando preparé mi primera taza de café todos me miraron raro. Luego, durante una cena familiar, le dije eso a mi madre y a mis hermanas y me dijeron: 'Pero por supuesto, ¿no sabes que los maestros compran café a su propio costo?' Me sorprendió."
Dubi Lax, CEO de HackerU, un centro de capacitación y educación que prepara a los israelíes para la transición a la industria de alta tecnología, está muy familiarizado con el proceso de los maestros que huyen al sector tecnológico.
"Vemos un aumento significativo en el número de personas en nuestro centro en los últimos años, con énfasis en los maestros que buscan unirse al sector de alta tecnología. En lo que a nosotros respecta, los maestros tienen muchas posibilidades de completar la capacitación porque entienden la metodología y llegan con un kit esencial de herramientas como matemáticas, ciencias, tecnología e inglés", comentó Lax.
"Hay docenas de educadores que vienen cada año a nuestro centro, y somos sólo una compañía [de muchas] que ofrece estos servicios."
