Benjamín Netanyahu convocó este domingo a un grupo de ministros para discutir los violentos disturbios de solicitantes de asilo eritreos en Tel Aviv durante el sábado y considerar las medidas a tomar contra ellos.
Según se supo, los ministros le dijeron que algunos de los alborotadores deberían ser sometidos a detención administrativa y otros deportados.
Unos cincuenta solicitantes de asilo están bajo custodia policial y pasarán a disposición judicial para que se decrete su ingreso en prisión. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, pidió que la policía detuviera a más personas sospechosas de participar en los disturbios.
Mientras tanto, el primer ministro declaró que sigue habiendo un problema con los solicitantes de asilo en los barrios del sur de Tel Aviv.
"Lo que ocurrió ayer fue cruzar una línea roja. No permitiremos tales disturbios y derramamiento de sangre. Exigimos que se tomen medidas enérgicas contra los alborotadores, incluida la deportación inmediata de quienes participaron en la violencia", declaró "Bibi".
"También pedí a este foro que preparara un plan completo y actualizado para la deportación de toda persona que permanezca en Israel sin permiso. La inmigración ilegal procedente de África supone una amenaza real para el futuro de Israel como Estado judío y democrático", agregó el primer ministro.
Netanyahu enfatizó a sus ministros que su gobierno no considera el acuerdo de 2018 negociado con la ONU para reasentar a la mitad de los solicitantes de asilo africanos, a pesar de haberlo anunciado públicamente en su momento, calificándolo del mejor acuerdo posible y de un logro sin precedentes.
Pero bajo la presión de los detractores del acuerdo, entre sus partidarios, se echó atrás inmediatamente después de hacer esas declaraciones.
La Organización de Ayuda a Refugiados y Solicitantes de Asilo en Israel (ASSAF) dijo que la policía no se preparó para la posibilidad de violencia.
"El Ministerio de Seguridad Nacional y la policía, a pesar de conocer el acto previsto y su potencial de violencia, optaron por ignorar las advertencias y hacer la vista gorda, a la espera de una chispa que encendiera la salvaje incitación contra los solicitantes de asilo y la comunidad de refugiados eritreos en Israel", comentó Assaf en un comunicado.
"Habría sido apropiado que los responsables políticos investigaran el uso de munición real por parte de la policía en el corazón de un barrio residencial. En lugar de ello, el gobierno propone el uso de prácticas antidemocráticas como las detenciones administrativas. Con esto, allana el camino para nuevos abusos de los derechos humanos e intenta reclutar a la opinión pública para nuevas medidas legislativas que sólo traerán más persecución", planteó.
Eyal Sisso, director general de la Autoridad de Población e Inmigración, declaró que más de 2.000 solicitantes de asilo abandonaron voluntariamente Israel como parte del programa de incentivos del gobierno, y que se necesita un presupuesto adicional de unos 30 millones de shekels para aumentar la actividad del programa.
Además, el ministro de Desarrollo de la Periferia, el Negév y la Galilea, Yitzhak Wasserlauf, informó que aportaría los fondos con cargo al presupuesto de su ministerio, con el fin de reconstruir los barrios afectados por los disturbios.
Los violentos disturbios protagonizados por solicitantes de asilo eritreos en Tel Aviv causaron al menos 135 heridos, 15 de ellos graves. Tras horas de caos en las calles, la policía dijo que se había restablecido el orden en la zona.