Danny Netzer, jefe de krav maga de las FDI, en acción.
Danny Netzer, jefe de krav maga de las FDI, en acción.
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Taller de krav maga de Mahut.

El Ejército israelí usa el krav maga para tratar a víctimas de agresión sexual

Las FDI ayudan a los jóvenes que sufrieron abusos sexuales a recuperar la confianza en sí mismos a través del arte marcial israelí después de enrolarse en el Ejército.

Riki Carmi - Adaptado por Leandro Fleischer |
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Todo comenzó en la escuela primaria, como un juego con un pariente. “Jugábamos como todos los niños, hacíamos peleas de almohadas y demás. Era inocente, incluso agradable. Poco a poco tomó una dirección sexual", recuerda Y. sobre su pariente, que es cuatro años mayor que él. “No sé cómo sucedió. Me produjo un dolor físico y me di cuenta de que algo andaba mal. No sé cómo, pero en algún momento todo se detuvo", agrega.
“Desde entonces, he llegado a un acuerdo con mi pariente que consiste en no hablar del asunto, como si eso no hubiera sucedido. Incluso traté de no pensar en ello. Sin embargo, no funcionó a pesar de haberlo intentado”, comenta. Y agrega: “Solía quedarme acostado en la cama sin dormir y llorando sin motivo”. Antes de enrolarse en el Ejército, Y. estaba inundado de recuerdos y sentimientos de aquel incidente. Él compartió su experiencia con un amigo, quien lo presionó para que buscara ayuda después de ingresar a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
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Taller de krav maga de Mahut.
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Taller de krav maga de Mahut.
Para Y. y D., el tratamiento de salud mental que recibieron en el centro Mahut, que ofrece apoyo y una variedad de tratamientos para las víctimas de agresión sexual, fue un salvavidas, pero no fue suficiente para recuperar la autoconfianza perdida. Es por eso que Mahut decidió probar con ayudas adicionales, incluido el tratamiento a través del arte marcial que se practica en las FDI: krav maga.
D. también atravesó por una dura experiencia en su juventud. "Era un hombre que conocí en séptimo grado; éramos buenos amigos, al menos de mi parte. Poco a poco todo comenzó a ir en direcciones más sexuales y no fue fácil porque era maltratada por él". D. dice que él la usaba sexualmente e inmediatamente después la hacía sentir insegura tratándola de forma denigrante. "Todo lo que tenía en mente era que yo no era lo suficientemente buena. Me sentía vacía”, añade.
D. sufrió de depresión y su salud mental se deterioró hasta que buscó tratamiento psicológico. "Ingresé a las FDI durante la pandemia, llegué a una base compleja para realizar una tarea compleja y no lograba encontrarme a mí misma. Fue una mala experiencia y comencé a sentir un deterioro en mi salud mental. Recuerdo que hubo un día en que yo me sentía realmente muy mal, por lo que dije: ‘ahora es el momento’. Junté valor y me comuniqué con Mahut", expresa en referencia al centro de ayuda psicológica de las FDI.
Y. también entendió que necesitaba un tratamiento, pero no contaba con los recursos suficientes para pagarlo. "No podía pedirles dinero a mis padres. Hay asociaciones, pero no sabía a quién contactar. Sabía que había algo pero no sabía cómo proceder. Me enrolé en las FDI y llamé a Mahut”, manifiesta sobre el momento en que decidió revelar el secreto y buscar ayuda. Y. se comunicó con el centro de asistencia psicológica y recibió la asistencia de una trabajadora social y una psiquiatra.
Para Y. y D., el tratamiento de salud mental que recibieron en el centro Mahut, que ofrece apoyo y una variedad de tratamientos para las víctimas de agresión sexual, fue un salvavidas, pero no fue suficiente para recuperar la autoconfianza perdida. Es por eso que Mahut decidió probar con ayudas adicionales, incluido el tratamiento a través del arte marcial que se practica en las FDI: krav maga.
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Yael Shapira, jefa de personal del centro Mahut.
Yael Shapira, jefa de personal del centro Mahut.
Yael Shapira, jefa de personal del centro Mahut.
"Llegamos al límite, de hecho imaginamos todo tipo de situaciones extremas. Puede ser que para algunos de los participantes s trate de una experiencia similar a la que vivieron, y de hecho es como si pasaran por esa situación nuevamente, pero esta vez pueden reaccionar”
Danny Netzer, jefe de krav maga de las FDI
"Llegamos al límite"
"No siempre es mejor sentarse en un sillón para tratar a las personas, especialmente a las que sufrieron un trauma”, explica Yael Shapira, jefa de personal de Mahut, sobre la necesidad de establecer un taller de krav maga para las víctimas. “Si hay algo fundamental en el que todas las víctimas de un trauma pueden dar fe es que se debilita su sensación de seguridad. A veces, para recuperarla, también se deben proporcionar herramientas prácticas a través del cuerpo. En krav maga es una cuestión de defensa. Se adquieren herramientas para que las personas se sientan seguras para viajar por el mundo y cuando surja una situación peligrosa, poder afrontarla”, agrega.
Sin embargo, aclara Shapira, el taller no es apto para todos y no sustituye a la terapia mental, sino que es complementaria. "Como también se trata de una disciplina física que incluye agresión, el taller puede sacar a flote todo tipo de sentimientos conscientes e inconscientes. Por eso aquí se hace dentro de un marco terapéutico, en pequeños grupos de hombres y mujeres por separado y con acompañamiento psicológico”, explica.
"Tenía mucho miedo, casi siempre debía estar acompañada y por las noches temía deambular sola por la calle. Les tenía miedo a los hombres. Esto era fundamental para sobreponerme a eso”, dice D. "Practicamos situaciones peligrosas: personas que te atacan con un cuchillo o que te toman por detrás y no te permiten moverte, entre otras”, añade.
Danny Netzer, jefe de krav maga en las FDI, señala: "Llegamos al límite, de hecho imaginamos todo tipo de situaciones extremas. Puede ser que para algunos de los participantes s trate de una experiencia similar a la que vivieron, y de hecho es como si pasaran por esa situación nuevamente, pero esta vez pueden reaccionar”.
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Danny Netzer, jefe de krav maga de las FDI, en acción.
Danny Netzer, jefe de krav maga de las FDI, en acción.
Danny Netzer, jefe de krav maga de las FDI, en acción.
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"Hay algo en esta técnica que restaura la sensación de control y confianza y, por lo tanto, tiene mucho éxito como herramienta adicional para afrontar situaciones difíciles"
Yael Shapira, jefa de personal del centro Mahut
Netzer dice que una experiencia de agresión sexual puede crear inseguridad y dañar la vida diaria. “El 80% son mujeres y el 20% hombres, y resulta que incluso un hombre, por más combatiente y robusto que sea, esta experiencia puede hacer que pierda la confianza en sí mismo. A través del entrenamiento de krav maga puede recuperarla. Una persona que sabe que tiene capacidades, comienza a comportarse de manera diferente en el terreno. Su lenguaje corporal cambia y esto es algo que puede ayudar a todos. Es una herramienta que ayuda mucho en el tratamiento", asevera.
"Hay algo en esta técnica que restaura la sensación de control y confianza y, por lo tanto, tiene mucho éxito como herramienta adicional para afrontar situaciones difíciles", añade Shapira.
Y. indica que recuperó la confianza en sí mismo después de trabajar en el taller. "Es una sensación general de control. Entiendes que puedes reaccionar físicamente; que si algo sucede y no hay otra opción puedes patear, golpear y defenderte. Tienes permitido hacerlo”, comenta.
D., quien también practicó krav maga como tratamiento complementario, cuenta: "Fue muy difícil y, sin embargo, muy empoderador. Nada hubiera podido influir tanto en mí. El tratamiento psicológico funciona y el krav maga me la posibilidad de sobrevivir. Lugo de este taller pude caminar sola por la calle después de cuatro años. Logré tomar el control de mi vida”, sostiene.
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