Malek Hassuna, a la izquierda, sostiene su teléfono con una foto de su difunto hijo Mussa, y Effi Yehoshua muestra una foto de su difunto hermano Yigal.

Un judío y un árabe se unen tras los asesinatos de sus familiares durante los disturbios en Lod

Tras perder a sus seres queridos durante los enfrentamientos intercomunitarios en mayo, Malek Hassuna y Effi Yehoshua buscan consuelo uno en el otro e intentan difundir un mensaje de coexistencia en medio del dolor.

AFP - Adaptado por Marcos Olivera |
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Dos hombres israelíes, uno judío y otro árabe, que perdieron a familiares cercanos a causa de la violencia sectaria durante los disturbios de mayo, se unen en el dolor, pero sus diferentes búsquedas de justicia ponen en manifiesto una profunda división.
Ambos lloran a los seres queridos que murieron en la ciudad mixta de Lod durante los violentos disturbios que desgarraron Israel durante la última escalada con los grupos terroristas de Gaza.
Malek Hassuna, que es árabe, aseguró que su hijo Mussa, de 31 años, comerciante de chatarra, fue asesinado a tiros por policías judíos el 10 de mayo, dejando sola a su esposa y tres hijos.
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Malek Hassuna, a la izquierda, sostiene su teléfono con una foto de su difunto hijo Mussa, y Effi Yehoshua muestra una foto de su difunto hermano Yigal.
Malek Hassuna, a la izquierda, sostiene su teléfono con una foto de su difunto hijo Mussa, y Effi Yehoshua muestra una foto de su difunto hermano Yigal.
Malek Hassuna, a la izquierda, sostiene su teléfono con una foto de su difunto hijo Mussa, y Effi Yehoshua muestra una foto de su difunto hermano Yigal.
(AFP)
"Cada vez que la herida se abre, duele. Intenta curarse y se vuelve a abrir, y para Malek, la herida tampoco se cura"
Effi Yehoshua
Effi Yehoshua, que es judío, contó que su hermano Yigal, de 56 años, electricista, murió un día después cuando una lluvia de piedras golpeó su automóvil. Siete sospechosos árabes fueron acusados del asesinato, según la policía.
Del otro lado, cuatro sospechosos judíos fueron detenidos por la muerte de Mussa, pero luego fueron puestos en libertad, sin que se presentaran cargos en su contra.
"Esto no es justicia", comentó Hassuna, de 62 años, quien contó que todavía estaba llorando a su hijo cuando se enteró de que Yigal, su compañero de trabajo, había muerto.
También aseguró que visitó a la familia de Yigal, que estaba de duelo, y les dijo: "Su dolor es mi dolor". Los dos afligidos comenzaron a intercambiar mensajes desde ese día.
Meses después, sentado en el sofá de Hassuna, Yehoshua, de 58 años, expresó a la AFP: "Cada vez que la herida se abre, duele. Intenta curarse y se vuelve a abrir, y para Malek, la herida tampoco se cura".
Encontrar la verdad
Ambos hombres dicen que sus seres queridos se movían con facilidad entre las comunidades judía y árabe de Lod, una ciudad de clase trabajadora de unos 80.000 habitantes.
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Un residente local permanece junto a su coche en llamas durante los enfrentamientos entre árabes israelíes y la policía en Lod, el 11 de mayo de 2021.
Un residente local permanece junto a su coche en llamas durante los enfrentamientos entre árabes israelíes y la policía en Lod, el 11 de mayo de 2021.
Un residente local permanece junto a su coche en llamas durante los enfrentamientos entre árabes israelíes y la policía en Lod, el 11 de mayo de 2021.
(AP)
Entre los sospechosos árabes acusados por la muerte de Yigal había dos residentes de Cisjordania y cinco ciudadanos israelíes, según informes de la policía. Según los cargos, los acusados lanzaron piedras a través de las ventanas del coche de Yigal, rompiendo su cráneo y causando daños cerebrales fatales
Alrededor de un tercio de los residentes de esta ciudad son árabes de Israel, descendientes de los palestinos que se quedaron tras la fundación del país en 1948.
Durante años, judíos y árabes compartieron sin problemas las calles de Lod, aunque los residentes árabes se quejan en repetidas ocasiones de la desigualdad de trato en materia de vivienda y tierras.
Pero la calma se rompió en mayo, cuando la violencia sin precedentes entre terroristas árabes y las fuerzas de seguridad de Israel dejaron sinagogas en llamas, lápidas musulmanas destrozadas y vehículos carbonizados en las carreteras de la ciudad.
Las tensiones habían estallado en todo el país después de que la policía irrumpiera en la mezquita de Al-Aqsa de Jerusalem en respuesta a los fieles que lanzaban piedras y explosivos. Enfrentamientos estallaron cuando el grupo terrorista de Gaza, Hamás, disparó cohetes contra Israel.
"Lod nunca había tenido algo así en 70 años", aseveró Yehoshua.
Entre los sospechosos árabes acusados por la muerte de Yigal había dos residentes de Cisjordania y cinco ciudadanos israelíes, según informes de la policía. Según los cargos, los acusados lanzaron piedras a través de las ventanas del automóvil de Yigal, rompiendo su cráneo y causando daños cerebrales fatales.
Effi Yehoshua aseguró que asiste a todas las audiencias judiciales de los presuntos asesinos de su hermano. "Creo en el sistema judicial, creo en las fuerzas de seguridad, en que detendrán a estas personas y les darán su merecido", sostuvo.
En el caso del tiroteo de Mussa, la policía interrogó a cuatro sospechosos judíos, pero luego los dejó en libertad. "Israel hace una distinción, que es muy normal que un árabe muera a sangre fría", explicó Hassuna.
Ola de violencia
La policía israelí también comentó a la AFP que había detenido a 154 personas, entre ellas 120 árabes, relacionadas con "disturbios" en Lod. Las fuerzas de seguridad advierten que los agentes investigan "cada caso de violencia y asesinato... sin ninguna relación con los antecedentes del sospechoso o de la víctima en un crimen".
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Agentes de policía patrullan las calles de Lod, mientras un patrullero arde al fondo.
Agentes de policía patrullan las calles de Lod, mientras un patrullero arde al fondo.
Agentes de policía patrullan las calles de Lod, mientras un patrullero arde al fondo.
(Yuval Hen)
Sin embargo, Jafar Farah, director del grupo de derechos del Centro Mossawa para ciudadanos palestinos de Israel, manifestó a la AFP que "hay una aplicación selectiva de la ley cuando se trata de ciudadanos árabes".
La organización de Farah lo mostró en sus informes, dónde cuentan que la policía detuvo a más de 2.300 ciudadanos árabes desde mayo, en comparación con 180 ciudadanos judíos.
El Ministerio de Justicia no confirmó las cifras de las detenciones, pero aclaró que había emitido 515 acusaciones por diversos delitos, y que los acusados judíos representaban alrededor del 13%. Entre los detenidos, en junio, estaba el hermano de Mussa, Ayoub, de 29 años, que sigue en prisión por lo que su padre sostiene que son cargos falsos.
En julio, Hassuna habló en la Knesset y pidió justicia para Mussa. Culpó de los disturbios de Lod a su alcalde, Yair Revivo, que había pedido a los judíos israelíes que vinieran con armas "para defendernos".
"Si no fuera por Yair Revivo, todo estaría tranquilo", comentó a los legisladores. De camino a su casa, Hassuna recibió una llamada de Revivo en la que le amenazaba con demandarle y embargarle sus propiedades.
"Ten cuidado conmigo", le advirtió Revivo, en una llamada grabada que obtuvo la AFP.
Mi corazón se calma
Effi Yehoshua también contó que pasó seis días junto a la cama de Yigal en el hospital. Tras su muerte, su familia donó los órganos y una mujer palestina de Jerusalem Este recibió un riñón.
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Disturbios en Lod.
Disturbios en Lod.
Disturbios en Lod.
(AP)
"Cuando veo a Effi me acuerdo de Yigal y me siento seguro. Mi corazón se calma"
Effi Yehoshua
Desde entonces, Yehoshua volvió a su trabajo de oficina en una empresa de agua y trabaja con un canal de televisión que se encuentra grabando un documental sobre la historia de su hermano.
Malek Hassuna, por otra parte, está criando a los hijos de Mussa, junto con otros seis de dos hijos en la cárcel. Su trabajo como operador de tractores no le permite cubrir sus gastos.
"Nadie me ayuda", expresó. "Tengo 62 años, sufro de enfermedades cardíacas, diabetes y presión arterial alta. Me preocupa que me derrumbe y que mi familia tenga problemas". En medio de la crisis, Hassuna encontró consuelo en su nuevo amigo.
"Cuando veo a Effi me acuerdo de Yigal y me siento seguro. Mi corazón se calma", dijo Hassuna. "Me he convertido en un hombre mejor desde que nos conocimos", le contestó Yehoshua.
"Si puedo estar con él y con todo su dolor y no lo suelto, es un buen mensaje para todos: no odiar", finalizó.
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