"Eran las 7 de la mañana cuando se lo hice saber a las combatientes: Los terroristas que habían eliminado hace cuatro horas eran los responsables de los atentados contra civiles inocentes en el asentamiento cisjordano de Almog, al sur de Jericó. No se lo podían creer", confesó el teniente A. del Batallón Bekaa Levia (traducido del hebreo como "Leones del Valle").
"Así es como se responde a quienes cuestionan la valía de las unidades de combate mixtas", agregó.
El lunes por la mañana, con los ojos medio cerrados tras una agotadora actividad nocturna en el campo de refugiados de Aqabat-Jabr, al suroeste de Jericó, en el valle del Jordán, con restos de adrenalina aún presentes en sus venas, 30 soldados -hombres y mujeres- recibieron la noticia del éxito de su incursión para acabar con terroristas buscados.
Era su primer enfrentamiento real con terroristas, y ellos fueron los que consiguieron completar con éxito la misión a pesar de que en la operación participaron fuerzas especiales de las unidades de élite Duvdevan y Magellan.
En los cadáveres de los cinco terroristas abatidos, así como en los de los otros dos que resultaron gravemente heridos, encontraron chalecos repletos de granadas, cargadores de munición, fusiles de asalto y pistolas. Estos hallazgos no dejaban lugar a dudas sobre los planes de los terroristas.
La teniente A. no se fue a dormir junto con sus subordinados, tras una de las operaciones más exitosas desde que se formó el primer batallón mixto de las FDI hace 23 años. Tenía que asegurarse de que no sólo recibían apoyo físico, sino también mental. La unidad Magellan fue la que ayudó con el apoyo postoperatorio, cuando normalmente es al revés.
"Demostramos a los detractores que las unidades mixtas consiguen hacer las cosas, incluso cuando son complejas", afirmó.
En la operación, miembros del batallón llegaron a la villa donde se refugiaban los terroristas, aunque no estaban seguros de que fueran las personas que buscaban.
Las tropas examinaron primero el almacén cercano, y al entrar fueron inmediatamente tiroteadas. Fue entonces cuando su destreza operativa pasó a primer plano. Rodearon la estructura, mantuvieron los parámetros y procedimientos operativos y despacharon eficazmente a los terroristas.
"Sentimos que habíamos conseguido algo importante", sostuvo. "Fuimos reconocidos por Duvdevan y Magellan. Personalmente, nunca sentí la necesidad de demostrar nada por el mero hecho de ser mujer. Nuestras guerreras no bajan el listón, y las FDI hacen bien en utilizarlas", remarcó.
El sargento L., del batallón, habló con Ynet sobre la operación. "Nuestra líder de escuadrón recibió dos disparos en su chaleco antibalas, pero pudo recuperarse e inmediatamente se unió, disparando a los terroristas", contó.
"Respondimos bien bajo una presión extrema. No quiero ni pensar en lo que habría pasado si no lo hubiéramos hecho", sumó.
"Cuando se trata de este tipo de operaciones, confiaré en el hombre o mujer que tengo a mi lado, y ellos confiarán en mí. El género no hace ninguna diferencia", cerró.