Natalia, Andrei y sus hijos Daniel y Alexander.
Natalia, Andrei y sus hijos Daniel y Alexander.
Cortesía
Natalia, Andrei y sus hijos Daniel y Alexander.

Los primeros pasos de una familia ucraniana en Israel

En medio de burocracias y el altísimo costo de la partida, una familia ucraniana que huye de la invasión rusa sostiene que la barrera idiomática es el mayor desafío para integrarse. “Amamos a Israel. Aquí tenemos sensación de seguridad”.

Sivan Hilaie - Adaptado por Adrián Olstein |
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Natalia, Andrei y sus hijos Daniel y Alexander, nacidos en Ucrania, llegaron a Israel en marzo, después de que la invasión rusa de Ucrania los obligara a desarraigar sus vidas y comenzar de nuevo.
Según la familia, dejar su país asediado y su ciudad natal de Odessa no fue el único obstáculo que se vieron obligados a superar, ya que la integración en la sociedad israelí ha demostrado ser un desafío en sí mismo.
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Natalia, Andrei y sus hijos Daniel y Alexander.
Natalia, Andrei y sus hijos Daniel y Alexander.
Natalia, Andrei y sus hijos Daniel y Alexander.
(Cortesía)
La familia llegó a Israel con la ayuda de la ONG Fraternidad Internacional de Cristianos y Judíos, que ofrece atención humanitaria y ayuda para salvar vidas a judíos de todo el mundo. Tras su llegada, se embarcaron en una campaña burocrática para regularizar su condición de inmigrantes, que afortunadamente fue agilizada por su especial situación.
"En nuestra primera noche en Israel ni siquiera teníamos camas ni colchones"
Andrei, refugiado ucraniano
Según Andrei, tras la burocracia, llegó el momento de encontrar un hogar para la familia, una hazaña que se hizo aún más difícil debido al alto costo de vida de Israel.
"La búsqueda fue difícil, si no hubiéramos obtenido ayuda, probablemente nos hubiéramos encontrado en un apartamento más caro, lo que habría dificultado nuestra situación financiera", cuenta. La familia finalmente encontró un apartamento asequible en la ciudad de Rehovot.
A pesar de esas dificultades, la familia señala que la barrera idiomática es en realidad la que ha demostrado ser de mayor dificultad, lo que les ha impedido integrarse plenamente en la sociedad israelí.
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Una mujer pasa junto a una barricada en Odessa.
Una mujer pasa junto a una barricada en Odessa.
Una mujer pasa junto a una barricada en Odessa.
(AP)
"Es muy difícil para nosotros sin el hebreo", dice Andrei. "Nos queda claro que sin el idioma sería casi imposible integrarse aquí".
"Es reconfortante sentir que hay alguien que se preocupa por nosotros y nos ayuda”
Natalia, refugiada ucraniana
Tanto él como Natalia se registraron en lecciones de hebreo proporcionadas por el Ministerio de Inmigración y Absorción para integrarse mejor en la fuerza laboral israelí.
“Actualmente estamos concentrando nuestros esfuerzos en aprender palabras nosotros mismos hasta que comience el curso. También estamos pensando en encontrar trabajos temporales”, afirma.
Otra dificultad que tuvo que superar la familia es que se vieron obligados a dejar la mayoría de sus posesiones en Ucrania, para escapar a tiempo de las fuerzas invasoras rusas.
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Columna de humo después de un bombardeo ruso en Odessa.
Columna de humo después de un bombardeo ruso en Odessa.
Columna de humo después de un bombardeo ruso en Odessa.
(AFP)
"Dejamos toda nuestra vida en Ucrania y no sabemos si algún día podremos volver a recuperar nuestras pertenencias", sostiene Natalia. "En nuestra primera noche en Israel ni siquiera teníamos camas ni colchones", cuenta y agrega que su familia pudo salir adelante gracias a donaciones y voluntarios.
"Es reconfortante sentir que hay alguien que se preocupa por nosotros y nos ayuda”, afirma y señala que si bien la familia piensa constantemente en sus familiares y amigos que permanecieron en Ucrania, mudarse fue la decisión correcta.
"Amamos Israel", asegura Natalia. “Tenemos una sensación de seguridad, de calma y tranquilidad. La gente aquí siempre está dispuesta a ayudar y eso nos hace sentir bien”, concluye.
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