Con láseres destellantes, bocinazos y humo de neumáticos, la última estrategia de los manifestantes palestinos son los disturbios desde el atardecer hasta el amanecer para hacer la vida insoportable a los residentes judíos en Cisjordania.
"No se quedarán en nuestra tierra", dijo un manifestante, con un pañuelo envuelto alrededor de su rostro para ocultar su identidad a las tropas israelíes, cerca de la pequeña ciudad palestina de Beita.
"No se quedarán en nuestra tierra", dijo un manifestante palestino.
Al otro lado del valle se encuentra el asentamiento judío recién construido de Eviatar. Unas 50 familias llegaron el mes pasado, erigieron chozas y tiendas de campaña y trajeron caravanas de remolque desafiando el derecho internacional e incluso las restricciones israelíes.
"Cuando establecieron su base pensamos que se quedarían uno o dos días", dijo Raad, un joven de Beita con una espesa barba negra, que se negó a dar su apellido por temor a ser arrestado.
Pero en menos de 48 horas, "trajeron hasta el lugar más de 20 caravanas, lo que significa que tienen la intención de quedarse", agregó. Los palestinos realizan protestas de forma regular los viernes, el día de descanso semanal, contra la presencia de Israel en Cisjordania, que se remonta a la Guerra de los Seis Días de 1967.
Pero en los últimos días, los residentes de Beita, una ciudad de unas 17.000 personas al sur de Nablus, han cambiado de estrategia. En lugar de movilizarse durante el día, realizan protestas nocturnas para mantener despiertos a los recién llegados.
"Vivimos en una nube de humo cancerígeno. Los niños tosen y se enferman"
Tsvi Succot, fundador del nuevo asentamiento
Los judíos llegaron a la colina en las afueras de Beita a principios de mayo. Poco después, comenzaron las protestas diarias, que terminaron repetidamente en enfrentamientos con las tropas israelíes. Cuatro palestinos, incluido un adolescente, murieron y más de 300 resultaron heridos, informó la Media Luna Roja Palestina. Según los aldeanos, cinco personas han sido arrestadas desde que comenzaron las manifestaciones nocturnas.
Cada atardecer llegan camiones cargados de neumáticos y los jóvenes los arrastran sobre piras rugientes. El cielo se oscurece y el aire es irrespirable, el viento lo empuja hacia el puesto de avanzada. Más tarde, los manifestantes inician pequeños incendios y ondean antorchas encendidas, iluminando la ladera opuesta al asentamiento con un aterrador muro de llamas.
Algunos rayos láser verdes intensos apuntan hacia el asentamiento, ingresando por las ventanas de las viviendas precarias. Otros hacen estallar bombas de estruendo, con la explosión rebotando contra la ladera.
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Quema de nuemáticos durante una protesta nocturna cerca de la aldea palestina de Beita, en Cisjordania.
(AFP)
Tsvi Succot, uno de los fundadores del nuevo asentamiento, se refirió a las protestas en Twitter como “simplemente dementes”. "Vivimos en una nube de humo cancerígeno. Los niños tosen y se enferman", expresó Succot. "Están hablando de desalojarnos, de destruir nuestra comunidad. Esto no puede continuar. Es su aldea la que debería ser destruida".
Según el derecho internacional, los asentamientos israelíes en Cisjordania, donde viven ahora unos 650.000 judíos, son ilegales. Pero Eviatar, que lleva el nombre de un judío asesinado a puñaladas cerca de Beita en 2013, además infringe las restricciones israelíes.
Los primeros judíos se asentaron en el lugar después de que un palestino de la zona matara a tiros a un joven judío. El ministro de Defensa, Benny Gantz, ordenó que se retirara el asentamiento, pero la decisión fue congelada por Benjamín Netanyahu, entonces primer ministro.
A principios de este mes, Netanyahu fue derrocado por el nacionalista Naftalí Bennett, quien si bien en otra epoca dirigió él mismo una organización de judíos en asentamientos de Cisjordania, ahora lidera una coalición de múltiples ideologías y opiniones divididas. El asentamiento podría suponer una prueba política importante.
Es "negativo para la posibilidad de una paz futura", señaló sobre el asentamiento el grupo israelí contra la ocupación Shalom Ajshav en un comunicado. “Un pequeño grupo de personas está produciendo situaciones sobre el terreno que afectan drásticamente la seguridad de Israel y su política exterior sin ninguna autoridad", agregó la organización. "El nuevo gobierno no debe permitirlo", concluyó.
Los manifestantes están convencidos de que su táctica funcionará. "Se irán", dijo Ghaleb Abu Zaitoun, de 77 años, contemplando el denso humo, con un pañuelo keffiyah blanco alrededor de la cara. "Esta acción pacífica los obligará a irse. Es mejor que un enfrentamiento físico, porque no perdemos a nuestros jóvenes", agregó.
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Jóvenes y niños apuntan con rayos láser contra las ventanas de las viviendas judías del asentamiento de Eviatar.
(AFP)
Muchos de los hombres, generalmente más jóvenes que Zaitoun, usan bufandas alrededor de la cara y camisas con el lema "Guardianes de la montaña" en la espalda. "Tenemos armas, podríamos usarlas", afirmó un joven enmascarado y con la ropa cubierta de hollín, mientras arrojaba otro neumático a la pira, pero agregó que la fuerza de la protesta fue que la hicieron los residentes locales y no milicianos.
"Continuaremos haciendo esto hasta que el humo de las gomas llegue a sus habitaciones", señaló el joven. Cuando los palestinos se acercan demasiado al asentamiento, los soldados israelíes disparan gases lacrimógenos para hacerlos retroceder. Luego, cuando amanece, todos se van a casa para dormir un poco, listos para volver cuando el sol se ponga.
